Tres tristes tigres


 Tigres   La temperatura política de las campañas presidenciales aún va de tibia a fría. No calientan. Los competidores y sus equipos miden cautelosos el terreno y eso se refleja en la intensidad de los actos públicos y en un despliegue más bien mesurado en el ámbito mediático.
Incluso las declaraciones del jefe del Ejecutivo en esta primera fase de las campañas ha sido marginal. Destacaron las posiciones del secretario de Gobernación, Carlos Abascal Carranza, en el sentido de que el gobierno federal no responderá a «los ataques» o descalificaciones de los candidatos. En tono menos neutral, el vocero Rubén Aguilar aseguró que a los funcionarios no se les colocará un «bozal».
El presidente Fox no sólo realiza evaluaciones internas con sus expertos para medir las expectativas de crecimiento o estancamiento que cada candidato tiene, también lo hace con reporteros. Más vale una segunda opinión.
Mientras, los tabasqueños Roberto Madrazo Pintado y Andrés Manuel López Obrador decidieron prescindir de la seguridad que les ofreció el gobierno federal a través del Estado Mayor Presidencial. Los únicos con ese tipo de protección son Felipe Calderón Hinojosa, así como los representantes de los partidos marginales y de nuevo cuño -que en ambos casos su meta es la de mantener el registro partidista- Roberto Campa y Patricia Mercado.
Los primeros diseños de las agendas de campaña muestran que gran parte del despliegue para conquistar el voto de los mexicanos se centrará en el Distrito Federal y el Estado de México. Los candidatos del PAN y la alianza PRD-PT-PC dedicarán los primeros días de cada semana a estas plazas, mientras que el abanderado del PRI lo hará sábados y domingos. No es para menos, pues en conjunto representan alrededor de 14 millones de votos potenciales.
El despliegue mediático también ha sido moderado. Aunque se espera un bombardeo de mensajes que abonen a la ilusión por radio y televisión, al menos en el arranque sólo se han visto y escuchado espots de Calderón y Madrazo. López Obrador inició su campaña con un programa de media hora que transmitirá de lunes a viernes TV Azteca, pero que sólo verán los muy madrugadores.
Hasta ahora, los mensajes de los candidatos no han dejado de ser más que enunciados demasiado generales de sus propuestas.
Los temas recurrentes tanto de Calderón como de Madrazo, sobre todo en foros empresariales, tienen que ver con la inversión en el sector energético del país. También se ha abordado el tema de la inseguridad y ambos coinciden que no les temblará la mano para combatir el narcotráfico y la delincuencia.
Aunque arrancó con el tema de la pobreza, López Obrador se ha referido a las reformas legales para darle atribuciones al Ejército, que no tiene, pero también advirtió que nunca más se usará a las fuerzas armadas para la represión de la población civil.
Los lugares comunes de los candidatos. «Soy un pecador estándar», Calderón; «Estoy acostumbrado a cumplir lo que prometo», Madrazo… «Abriré el Fobaproa», López Obrador.
A las propuestas de los candidatos les ha faltado un ingrediente básico. No dicen cómo lo lograrán, o bien, las respuestas son generalidades.
Lo que no se esperaba escuchar de los candidatos: «El neoliberalismo fracasó»: Madrazo… «Mantendremos el modelo del libre mercado»: López Obrador… «El narcotráfico tendrá en mí a su peor pesadilla», Calderón.
El arranque de las campañas no ha sido estruendoso y por ahora no se han atacado, muestra seguramente de la civilidad democrática. Pero la falta de calor para convencer a los electores de que acudan a votar, los hace ver todavía como a tres tristes tigres.
Jesús Sánchez (Cuarto de Guerra / EL FINANCIERO)

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