El 3 de julio

rs_092.jpg   Lo que más preocupa a candidatos, partidos, gobierno y sociedad es lo que ocurrirá el 3 de julio, un día después de que los electores acudamos a las urnas. 

Muchos son los escenarios trazados hasta ahora. Los optimistas coinciden en el deseo, la aspiración, de que el nivel de abstencionismo sea abatido y no supere un rango de 40 por ciento. De ser así, con 60 por ciento de participación, no habrá dudas de la legitimidad del ganador. Pero están los escenarios tremendistas y que aparecen como los más cercanos, mismos que anticipan distintas combinaciones de ganadores pero por escaso margen. En el mejor de los casos los cuestionamientos que desencadenaría la corta distancia entre uno y otro competidor, irán a la instancia del TEPJF, donde se dará la última palabra. 

Hay que decir que la organización de las elecciones federales, en manos del IFE, no está cuestionada. Por tanto, el desbordamiento de pasiones vendrá de otro lado, de los propios actores. Nadie se quedará cruzado de brazos. 

Sin embargo, el escenario de la anulación de la elección, hasta ahora es poco probable. Debido a que no ha sido trastocada la institución electoral y se cuenta con mecanismos que soportarían cualquier resultado por apretado que éste fuera. 

El problema es que el jefe del Ejecutivo no ha logrado borrar la actitud de parcialidad que muestra en el proceso. Y eso le hace daño a todos. 

 

Lo peor 

A algunos sectores les preocupa que se aliente la expectativa del «voto del miedo». Escenarios peores se vivieron en otros procesos y no pasó a mayores. En 1988 la madurez política de Cuauhtémoc Cárdenas fue el factor que evitó un derramamiento de sangre; en 1994 los asesinatos políticos y la guerrilla fueron un coctel explosivo, y en 2000 el propio Vicente Fox acusó a los miembros del Trife de hacer «marranadas» y cantó el riesgo de fraude a voz de cuello. 

No se descartan movilizaciones en el país y protestas por los resultados. En las oficinas de inteligencia del país valoran el ambiente político y confían en que al final, las resoluciones de árbitros y autoridades se coloquen por encima de cualquier pretensión artificial de desbordamientos. 

Si en la noche del 2 de julio el IFE no tiene datos que permitan emitir la declaración de un ganador con una diferencia de 1 por ciento o superior, no dará resultados. Lo hará hasta que concluya el conteo del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) y para ello tiene de plazo hasta el 5 de julio. 

 

Votos cubiertos 

Aunque los analistas y la mayoría de las encuestas comienzan a conciliar sus criterios en torno a la perspectiva de una final electoral de tercios, los expertos en sondeos de opinión reconocen que existe un amplio segmento de la población que prefiere ocultar el sentido de su voto. 

A ello se debe que al final los resultados en las urnas sean distintos a los pronósticos.

Por eso, los resultados de Consulta Mitofsky y de Demotecnia -de María de las Heras-, insisten en que hoy, a un mes de los comicios federales, no hay nada para nadie. Hay tres candidatos en la etapa final de la competencia. 

A los candidatos no les queda mucho para avanzar. El debate y posdebate, la próxima semana, y luego otras dos semanas previas a los cierres de las campañas que se realizarán el domingo 25 de junio y luego, la hora de la verdad. 

Jesús Sánchez / Recuento Político EL FINANCIERO 

 

 

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