Transfuguismo

 partidos.jpg   No estaría de más que en México se tomara en serio una iniciativa que en España movió los cimientos de los partidos y que tiene que ver con neutralizar a los políticos que han encontrado en el transfuguismo un modo de vida alternativo, para mantenerse en la jugada. 

Los partidos españoles lograron suscribir un Pacto Antitransfuguismo orientado a reforzar los mecanismos democráticos y luchar con esa práctica cada día más común. 

En México este fenómeno es muy socorrido. Algunos plantean que los partidos no han creado cuadros propios en los últimos años, por eso a la hora de elaborar proyectos políticos como la integración del Congreso, los partidos se dedican a la pepena y coptación de políticos que se justifican para cambiar de camiseta. 

Un señalamiento recurrente en el equipo que rodea a Andrés Manuel López Obrador es que la mayoría de sus integrantes son expriistas y la excusa es que esa misma práctica está ocurriendo en el PAN. Sólo hay que revisar las listas de los candidatos al Congreso para advertir una mayor presencia de políticos que hasta hace unas semanas militaron en otros partidos y adoptaron nuevos colores, todo, en aras de las añoradas mayorías en las votaciones parlamentarias. 

Pero esto también incluye a políticos que no habiendo alcanzado la candidatura a una gubernatura, se cambian de partido y ya la hicieron. 

Una de las sanciones que en España se aplicarán a los tránsfugas es dejarlos fuera de las listas de candidatos a cargos de elección popular, «para siempre». 

El fenómeno es considerado una enfermedad política que mina los cimientos de la honestidad y credibilidad en que se apoya el servicio público. 

En nuestro país es muy común incluso declararse como legisladores independientes, que no son de aquí ni son de allá, pero que se convierten en cabilderos que cotizan alto sus votos.

Jesús Sánchez / Recuento Político (EL FINANCIERO) 

 

 

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