Gabinete de transición

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El arranque del nuevo gobierno federal será harto complicado, por todas las razones que implica el inevitable gobierno de minoría que se reinaugurará el 1 de diciembre.
Amén del fallo definitivo que podrá dar el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación una vez que agote los tiempos para el desahogo de los juicios de inconformidad y emita la calificación, la composición de las fuerzas políticas en el país será muy singular.
Esto tendrá un impacto a todos los niveles de la vida política del país, desde los márgenes que tendrá el nuevo jefe del Ejecutivo, el papel del Congreso sin mayorías y las relaciones de los estados en el federalismo.
El PAN en el Congreso se convirtió en primera fuerza pero no le alcanzarán los diputados y senadores para empujar por sí sólo cualquier reforma constitucional; no le alcanzan los votos, es más, ni siquiera con el respaldo total del PRI, del PVEM y el Panal.
Aunque el PRI será tercera fuerza, en muchos casos los votos de este grupo lo convertirán en la fracción parlamentaria «aduana», «bisagra» o en una oposición de los equilibrios.
En la perspectiva de que Felipe Calderón sea calificado como presidente electo, el papel del PRD como segunda fuerza política abre muchas suspicacias pues podría actuar como muro de contención sistemático a las propuestas del nuevo gobierno.
Si la coalición Por el Bien de Todos se niega a reconocer a Calderón como candidato ganador a la presidencia de la República, en el Congreso las cosas no serán muy diferentes.
Conciliador
La gobernabilidad será entonces el eje de este complicado escenario.
Felipe Calderón propuso construir un gobierno de coalición. Eso implicará incorporar al gabinete a personalidades de un signo partidista diferente al panista.
Por lo que se ve los head hunters se quedarán sin chamba porque ya no se piensa en que estas firmas consultoras sean las encargadas de crear un tristemente célebre gabinetazo como el foxista.
La discusión comienza a centrarse en la Secretaría de Gobernación y dadas las actuales circunstancias está evaluándose que Carlos Abascal Carranza permanezca en la fase de arranque como secretario de transición.
De lo que se trata es que el cambio sea lo más terso posible y Carlos Abascal ha demostrado que tiene esa virtud, la de la conciliación, que tanta falta hace.
Aunque Josefina Vázquez Mota se ha destacado en la operación política en la campaña de Felipe Calderón, no la reconocen como interlocutora, sobre todo los panistas.
En el análisis serio, los estrategas de Calderón también evalúan que en aras de la pluralidad podría llegar a la Secretaría de Gobernación un representante del PRD y que podría ser la gobernadora de Zacatecas, Amalia García Medina.
Una condición para aterrizar la propuesta de que personajes no panistas se incorporen al gobierno plural, es que lleguen con un portafolios de garantías bajo el brazo que les permita asegurar el respaldo en el Congreso, sobre todo en la perspectiva de la agenda legislativa pendiente. En Hacienda o en Economía podría incorporarse un priista.
Gobernadores
Por lo que toca al reacomodo de las fuerzas políticas en el ámbito federativo, los gobernadores priistas tienen la delantera, pues llevan las riendas en 17 estados del país.
Aunque no todos lo reconocen abiertamente, la derrota de Roberto Madrazo y la reorientación del voto útil tricolor hacia otros candidatos les dio un margen de negociación personal más amplio.
La crisis priista les movió el tapete y ya que no lo podía hacer el presidente de la República, por eso 15 gobernadores se apresuraron a reconocer los resultados de la contienda federal que, quiérase o no, es un reconocimiento tácito a Felipe Calderón.
El gobernador de Coahuila, Humberto Moreira Valdés, no se sumó al manifiesto de los gobernadores priistas porque dijo que ello no contribuye en nada a la estabilidad política del país. Moreira consideró necesario esperar los resultados del fallo del Tribunal Electoral para avalar a quien será presidente de la República.
Para Miguel Osorio Chong, gobernador de Hidalgo, que sí firmó el desplegado tricolor, los ciudadanos con su voto ya hablaron y debe entenderse el mensaje de la sociedad, «construir acuerdos en la pluralidad».
En ese ánimo, Osorio Chong aclaró: «Que nadie se confunda, no somos comparsa de nadie, pero sí tenemos la obligación de hacer respetar a nuestras instituciones y de respetar los resultados que de ellas emanen.»
La construcción de acuerdos en este ámbito también será determinante para que al próximo gobierno no se le haga bolas el engrudo.

Jesús Sánchez / Recuento Político (EL FINANCIERO)

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