Peje-news

periodicos7.jpg       La opinión pública internacional comienza a dejar solo a Andrés Manuel López Obrador, a quien habían concedido el privilegio de la duda.
En las semanas previas a los comicios federales del 2 de julio, editorialistas de los principales diarios en el mundo dedicaron generosos espacios a la expectativa de que un centroizquierdista llegara a ocupar la presidencia mexicana.
Y en el análisis de los observadores extranjeros, permeaba la idea de que el bloque de expriistas que rodea al tabasqueño, ayudaría a mantener sin sobresaltos las relaciones con gobiernos y empresas.
La tarea de Camacho Solís y los principales asesores del Peje era la de ahuyentar los temores sobre un viraje de la transición en los colores del gobierno mexicano.
Pero conocido el apretado resultado de la elección y la radicalización de López Obrador que tomó la ruta del gobierno en rebeldía con acciones de resistencia civil apoyadas en el manejo de una imagen muy al viejo estilo del caudillismo con sello de Yo, el supremo, cambió dramáticamente la percepción que de él tenían.
Toda la labor que hicieron los promotores del Peje en el exterior se vino abajo en un abrir y cerrar de ojos.
 

Cómo lo ven
En su edición del 7 de agosto, el prestigiado diario español El País publicó un editorial posterior a la decisión del Tribunal Electoral de hacer un recuento parcial de las casillas:
«López Obrador parece empeñado en seguir la peligrosa senda del populismo, la desestabilización del país y la deslegitimación de las instituciones que él mismo aspira a gobernar. Con su insistencia en no acatar el resultado electoral y sus «recomendaciones» a los jueces, ha perdido otra oportunidad de demostrar la categoría exigible a un presidente de un país como México.»
Añade El País que «con su decisión, el Tribunal Electoral ha demostrado que los organismos democráticos mexicanos funcionan, incluso en situaciones de máxima tensión política. Es algo de lo que todos, sobre todo los mexicanos, deben congratularse».
Recomienda a López Obrador «rectificar y aceptar el resultado de las urnas», pues advierte sobre el riesgo inútil de un enfrentamiento civil.
 

Hilo de la madeja
Hace unos días The Economist sintetizó así la actitud de López Obrador: «enséñame a un mal perdedor y te mostraré a un perdedor».
Para el diario San Diego Union Tribune está claro que las fuerzas partidistas que hicieron candidato a López Obrador deben asumir el papel que les corresponde como segunda fuerza política en el país y dedicarse a trabajar. Aunque va más allá al proponerle al PRD cortar sus vínculos «con su candidato fuera de control».
Mientras tanto, el Dallas Morning News planteó que López Obrador «personifica la vieja forma de hacer política en México y utiliza a su favor el culto a la personalidad». También subraya que la actitud del tabasqueño se parece más a la de «un hombre que va a tomar la ley con sus propias manos».
No son voces aisladas. El diario estadounidense The Washington Post también cuestionó la campaña de desobediencia civil del político tabasqueño, a quien responsabiliza de poner en riesgo la democracia.
Para el influyente diario, la disyuntiva está en que las instituciones mexicanas logren resolver la disputa electoral por la vía legal o de lo contrario el país irá al caos, preso del «fallido culto a la personalidad de un candidato». La sensatez apunta a que ocurrirá lo primero.
 

Lavaderus est
** Columnómetro del licenciado Aquiles Baeza.
a) Facturas pendientes. Las elecciones del próximo domingo en Chiapas serán como una carambola de tres bandas.
De resultar vencedor el priista Antonio Aguilar Bodegas, no hay duda de que la maestra Elba Esther Gordillo será la absoluta ganadora.
Se trata de un proceso en el que está en juego no sólo el propósito de quitarle otra bandera a Andrés Manuel López Obrador, sino de cobrarle a Pablo Salazar Mendiguchía la doble posición que ha mantenido desde que llegó a la gubernatura.
El rencor rebosa en los comicios chiapanecos.
Salazar Mendiguchía -también expriista- llegó al poder con el apoyo del PRD y el PAN, luego se distanció del sol azteca para convertirse en el primer foxista del país, pero a punto de concluir su gestión le apostó al PRD con una extraña jugada, la de dejar fuera a los perredistas para impulsar a un expriista, Juan Sabines. Hay quien cree que Salazar le apostó al triunfo de López Obrador y eso también se lo van a cobrar.
Emilio Zebadúa, exconsejero del IFE, se hizo perredista y compitió por la candidatura pero lo batearon y decidió ir por el Partido Nueva Alianza (Panal), cobijado por la maestra. De los panistas Salazar Mendiguchía ni se acordó y por eso, lo menos que le dijo el líder nacional del PAN, Manuel Espino fue: «traidor».
López Obrador percibió el peligro de la derrota de Sabines y por eso dejó el plantón permanente en la ciudad de México para tratar de salvar lo que se pueda.
Pero quien operó el frente común a favor de Aguilar Bodegas fue Elba Esther Gordillo. Si gana la maestra Gordillo, dicen los chamanes, intentará regresar al PRI -de donde fue expulsada hace unas semanas- por la puerta grande.
b) ¿Dónde están los superoperadores políticos del sexenio? Son muchos los temas por resolver y no se resuelven. Para quienes caen en la tentación del uso de la fuerza sólo confirman la incapacidad para resolver los conflictos y una muy marcada ausencia de autoridad.
c) Durante tres meses gritan la renuncia de Ulises Ruiz, como si existiera la hora de las complacencias.
Jesús Sánchez (Recuento Político / EL FINANCIERO)

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