La herencia

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La primera preocupación de Felipe Calderón y su equipo de transición es recibir un gobierno con garantías plenas de gobernabilidad.
Y esa preocupación va más allá de los discursos cotidianos del presidente Vicente Fox que sigue sin convencer de que todo marcha maravillosamente bien.
Los baches en el camino son verdaderos cráteres que no sólo harán difícil al gobierno de Calderón lograr los acuerdos para un arranque en los terrenos de la llamada «gobernabilidad democrática», sino que pueden empujar a gobiernos estatales hacia un futuro incierto.
La fragilidad del gobierno federal se refleja no sólo en que no se cumplieron las expectativas de una sociedad que esperaba ansiosa el cambio, también en los severos problemas de la narcoinseguridad, así como en los conflictos políticos irresueltos, fruto de las omisiones en el manejo de conflictos como el de Oaxaca, el sindicato minero y ahora el de los trabajadores del Seguro Social.
La advertencia de que si cae Ulises Ruiz, seguirá el desplome del propio Calderón no es descabellada de continuar el deterioro de las instituciones.
El propio Fox se asume simplemente como un administrador de la gestión pública.
La pregunta es si el foxismo será capaz de resolver en 15 minutos que le quedan los conflictos que ya salieron de los ámbitos estatal y gremiales.
 

La reconstrucción
Calderón tendrá que hacer una revisión exhaustiva de la estructura del gobierno que recibe. Hay duplicidad de funciones, dicen los calderonistas.
Una señal que se espera cristalice es la oferta de enfocar los esfuerzos para resolver los rezagos sociales y eso implica ir más allá de los aspectos macroeconómicos.
Un buen punto fue que la presentación del Proyecto 20-30 se dio no sólo como una propuesta gubernamental sacada de la manga, sino como un llamado a todos los sectores del país para echarlo a andar.
El Pacto de Chapultepec es uno de los andamios. Lo que se espera es que Carlos Slim sea un promotor comprometido con el país sin esperar retribución especial para sus negocios.
El Proyecto 20-30 no es una idea nueva. Un primer acercamiento a la planeación gubernamental la hizo Miguel de la Madrid -cuando llegaron los tecnócratas al poder-; Carlos Salinas lo planteó a partir de foros temáticos en cada una de las entidades del país, en su campaña; Ernesto Zedillo la replanteó al grado de lograr un crecimiento de 7 por ciento al cierre de su gobierno, y en el ínter, la idea fue retomada en un ensayo por Esteban Moctezuma, posteriormente la desarrolló Carlos Medina Plascencia, ambos con una proyección de la planeación en un periodo de 20 años, es decir, el 20-20.
 

¿Abascal o Medina?
El 40 y 20 es una canción interpretada por José José, nada que ver, comentó Medina Plascencia unas horas antes de la presentación del Proyecto 20-30.
Como coordinador de este proyecto, Medina Plascencia entra por la puerta grande al ámbito de las expectativas del gabinete.
Tome nota. El guanajuatense llegó a gobernador después de la licencia definitiva que la entonces Secretaría de Gobernación obligó a presentar ante el Congreso de Guanajuato a Ramón Aguirre Velázquez, tras la derrota de Fox en las elecciones locales. Hecho considerado como otra de las concertacesiones de Salinas con el PAN.
A Medina lo ven en al menos tres posiciones; secretario de Desarrollo Social; secretario de Gobernación, o bien, como responsable de Políticas Públicas.
Aunque siguen las veladoras prendidas para que repita Carlos Abascal en la Segob.

 

Jesús Sánchez / Recuento Político EL FINANCIERO
 

 

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