Adiós a Kapuscinski

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Hay periodistas que andan tras la fama, el reconocimiento; otros buscan la cercanía, el cobijo del poderoso. Ayer murió el periodista polaco Ryszard Kapuscinski (Pinsk, 4 de marzo de 1932). Le llamaban el «reportero del siglo». Pero él, sin más, decía ser sólo un reportero del Tercer mundo.
(J. Flores Nava / -EL FINANCIERO)

Escribió sobre el Sha de Persia y el rey etíope Haile Selassie, pero lo que más le inspiraba fueron las historias cotidianas del tercer mundo.
Con una larga trayectoria periodística, presenció 27 revoluciones, vivió 12 frentes de guerra y fue condenado en cuatro ocasiones a ser fusilado. Con más de 20 libros, fue el autor polaco más traducido y publicado en el extranjero.
Estudió historia y arte en la universidad de su ciudad, aunque finalmente se dedicó al periodismo. Contaba que en la secundaria le ofrecieron su primer trabajo como reportero porque en la guerra se habían muerto todos los periodistas.
En sus inicios escribió poesía, género cuya lectura recomendaba a todos los reporteros no sólo como cultura general sino como método pedagógico y ejemplo de la sublimación del lenguaje.
Fue corresponsal en el extranjero desde 1958 hasta 1981. Siempre viajó solo. Trabajó para la Agencia Polaca de Noticias –durante cuatro años estuvo en México como corresponsal para América Latina– y escribió para medios como el Times, The New York Times y Frankfurter Allemagnie Zegtung.
Consideraba que la fuente del oficio periodístico son los otros, que para él eran los pobres del mundo, los que no tienen voz, pero de los cuales no podía escribir sin antes haber compartido un tramo de su vida. Esa afinidad con la pobreza le vino de la infancia. Nació en «una tierra desgraciada, de pocos recursos y gran escasez».
Publicó libros clásicos del periodismo mundial como La guerra del futbol, en donde a Sus enseñanzas, compartidas en los talleres que ofreció para la Fundación Nuevo Periodismo tanto en Buenos Aires como en Cartagena de Indias o en la ciudad de México, fueron recabadas en el tomo Los cinco sentidos del periodista.
«La nuestra no es profesión para egoístas -decía-. Es una profesión visible y se ejerce abiertamente ante los ojos de la sociedad, que reconoce a los buenos de los malos periodistas. Esta profesión es necesaria para el funcionamiento de la sociedad moderna. No hay sociedad que funcione sin periodistas».
El verdadero periodismo, decía, es intencional, esto es, que se fija un objetivo y que busca provocar algún tipo de cambio. Sin embargo, añadía, para ser buenos periodistas es absolutamente necesario ser escépticos, realistas y prudentes, pero ante todo ser éticamente correctos.
“Creo que para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser un buen hombre, o una buena mujer: buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias. Y convertirse, inmediatamente, en parte de su destino.»

Bibliografía

• Viajes con Herodoto, Anagrama, 2006
• Los cínicos no sirven para este oficio, Anagrama, 2005
• El mundo de hoy, Anagrama, 2004
• Un día más con vida, Anagrama, 2003
• Los cinco sentidos del periodista, Fondo de Cultura Económica, 2003
• El Imperio, Anagrama. 2002
• Lapidarium V, Anagrama, 2002
• Desde África, Anagrama, 2001
• Ébano, Anagrama, 2000
• Lapidarium IV, Anagrama, 2000
• Lapidarium III, Anagrama, 1997
• Lapidarium II, Anagrama, 1995
• Lapidarium, Anagrama, 1990
• El Sha o la desmesura del poder, Anagrama, 1982
• El emperador, Anagrama, 1978

Perla Oropeza

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