Teledrama de la vida real

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Es un choque entre poderes, uno real y otro no menos real pero fáctico.

Tarde o temprano debía darse este alto en el camino para replantear el papel de los medios de comunicación electrónicos en lo que Pablo Gómez bien definió como la comercialización de la política.

La reforma electoral en el Congreso, parte sustancial de la reforma del Estado, tocó finalmente la fibra más delicada en la relación de los medios electrónicos y el Estado, el dinero.

Y el hecho también inédito del enlace de dos cadenas nacionales «voluntarias» -así, entrecomillado- en las que los concesionarios integrantes de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión (CIRT) salieron a dar manotazos contra los legisladores, reveló simplemente que los empresarios de la comunicación unieron fuerzas para, llanamente, defender sus intereses.

El espectador común se encontró de pronto frente a un espectáculo mejor que en los cuentos del Teatro Fantástico de Cachirulo, mejor que la telenovela donde sale la Gaviota, el juego de la política a la mexicana.

Dinero maldito

Cierto, tanto la reforma electoral como la del Estado requieren de un análisis a fondo, propositivo.

Y uno pensaría que para eso fueron los cinco foros temáticos de Consulta Pública realizados hace unas semanas, cuya memoria fue integrada en dos tomos bajo el cuidado de Alberto Aguilar Iñárritu y avalados por Manlio Fabio Beltrones y por Santiago Creel, ambos en su calidad de titulares del Senado.

En todo caso, la confrontación del 11 de septiembre en la Torre de El Caballito, puso sobre la mesa un debate inédito cuyo eje era la desaparición de un negocio de tres mil millones de pesos para la radio y la televisión en años electorales.

Análisis van y vienen y todos coinciden en que un factor que encarece la democracia en México ha sido el creciente gasto en la propaganda de medios.

Las empresas de la radio y la televisión se han beneficiado por este fenómeno, pues no sólo establecen sus propias tarifas, sino que en aras de lo comercial tienen una importante participación política, tanto que se hicieron acreedoras al mito de que pueden poner y tirar políticos.

Por cierto, uno de los pendientes que tiene el IFE para terminar con el capítulo de los comicios presidenciales de 2006, es darle claridad al manejo de 285 mil espots que contrataron los partidos con la tele y la radio, una «papa caliente» que no quieren asumir ni los partidos ni las empresas beneficiadas.

Todo gira al final del dinero, que como diría José Alfredo Jiménez, «dinero maldito que nada vale».

Reality show

Los arqueólogos del Chamanic Center consideraron que lejos de establecer una posición clara ante las audiencias, los concesionarios se perdieron en la pirotecnia de la retórica.

Por qué no hubo airadas protestas cuando Vicente Fox firmó el decretazo; por qué no hubo resistencia ante el otorgamiento de los permisos para las casas de juego.

Viéndolo de manera positiva, los medios electrónicos tendrán una menor dependencia de los recursos públicos y el nuevo mecanismo de contratación de espacios por medio del IFE será limitado, pero deberá ser equitativo para candidatos y partidos.

Por ahora, lo que se sabe es que después del encontronazo del 11 de septiembre en la Torre de El Caballito, el Senado salió fortalecido.

Luis-u

Luis Carlos Ugalde se convirtió no en un símbolo para defender a la democracia y al IFE, sino en el pretexto para el contraataque de los medios, moneda de cambio para una reforma por otra. Pero el propio Ugalde se prestó a ello.

Es cierto que no es posible cambiar al titular de un organismo ciudadano sólo porque no cumple con las expectativas de un partido, tampoco como factor de la negociación, pero los hoyos de la ley lo permitieron.

Es como si en un partido de futbol, el equipo perdedor demanda correr al árbitro, sólo porque perdió. El fondo es otro.

Ugalde llegó con la marca de la maestra Elba Esther Gordillo y eso sumó las voluntades de los priistas con la de los perredistas, y todos éstos a las de un importante grupo de panistas.

El propio Ugalde perdió prestancia, seriedad, al afianzarse a un cargo que dadas las circunstancias, pudo haberse mostrado más republicano y haber renunciado en el momento en que se aprobó la reforma electoral.

> Lavaderus est

** Columnómetro del licenciado Aquiles Baeza.

1) Por cierto que Javier Corral y Raúl Trejo Delarbre presentan hoy el libro Democracias de opinión. Medios y comunicación política de Crujía Ediciones, obra de análisis multidisciplinaria coordinada por Lucrecia Escudero Chauvel y Claudia García Rubio.

Contiene textos de Irma Ávila Pietrasanta, Alberto Betancourt, Esther Enríquez, Lucrecia Escudero Chauvel, Javier Esteinou, Claudia García Rubio, Ángeles López Portillo y Katya Mandoki. La cita es esta tarde, en la Casa de la Cultura de Coyoacán.

2) Enrique Krauze será ahora el tema central de una reunión de amigos en la que se examinará el tema «Para leer a Enrique Krauze», y con ello celebrará su bien cumplido 60 aniversario. Editorial Clío tendrá una mesa de lujo en la Biblioteca México, donde se hablará de historia y no de sospechosismos, pues están convocados Sabina Berman, Guillermo Sheridan, José Woldenberg, Eduardo Lizalde, José de la Colina, Hugo Hiriart, Consuelo Sáizar, y coordinará Fernando García Ramírez.

3) Y con todo respeto, fue un exceso que doña Paty Chapoy hablara en nombre de los comunicadores, pues ahí les faltó Brozo, para hacer el uno dos.

** Tarjetazos de la politóloga Melita Peláez.

– Calderón volvió a casa y encontró el tiradero. Concesionarios colgados de la lámpara, los del Cisen durmiendo, explosiones en ductos de Veracruz, reuniones urgentes del gabinete de seguridad, inundaciones, todos preguntando por Ramírez Acuña.

Jesús Sánchez Martínez (Recuento Político / EL FINANCIERO)

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