Obama y el establishment

El equipo de arqueología política del Chamanic Center concluyó, tras varias noches de desvelo, soul y reflexión, que el rápido ascenso de Barack Obama en la carrera presidencial de los Estados Unidos de América, demuestra que algo ocurre en el rígido sistema político del país más poderoso de la tierra.

La síntesis de este potencial cambio puede apreciarse en el fenómeno mediático encapsulado en un videoclip tan potente que su difusión a través de you tube ha globalizado la sucesión presidencial en EU.

Yes we can, es algo más que una tonada de hip hop. No es el nombre de una película inspirada en el governator y nada tiene que ver con la saga de la globalizada serie neoyorquina de Héroes. Se trata de un video musical dirigido por el hijo de Bob Dylan, Jesse, y respaldado por Black Eye Peas, cuyo vocalista Will.i.am visualizó una manera de llevar más allá de las fronteras el discurso político de Barack Obama, quien de por sí ha hecho que doña Hillary Clinton, literalmente se las vea negras.

Yes we can es el mensaje dirigido al atribulado estadounidense medio que no la ha visto llegar en los últimos ocho años de gobierno republicano. Antes al contrario, está en la antesala de una recesión. No ha visto claro, pues.

Barack Obama es hoy el personaje. Es el contrapeso que nunca se imaginó Hillary Clinton, para quien dicen parece que fue creada la serie de televisión Commander in chief, pensando en que una mujer ocuparía la presidencia de Estados Unidos y que el papel de la presidenta Mackenzie Allen -la actriz Geena Davis- parece a la medida de la senadora Hillary.

La esposa del expresidente Bill Clinton -a quien por cierto le perdonó sus infidelidades- salió a la caza de la simpatía ciudadana con la perspectiva de que el desgaste de George W. Bush le daba a los demócratas una oportunidad dorada para recuperar la presidencia en este sistema bipartidista. Pero la historia puede ser diferente.

Súper Obama

Con la promesa de empujar el cambio, el precandidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Barack Obama, es hoy un fenómeno político que ha cimbrado la estructura del sistema político del país más poderoso del mundo.

Aunque paradójicamente es el establishment al que Obama desafía, es precisamente el american way of life el que responderá si Estados Unidos está listo o no para cambiar y apoyar al primer presidente de raza negra.

Obama no es el anticristo, como pudieran pensar sus detractores. Obama es un ciudadano estadounidense con la idiosincrasia del Tío Sam.

En lo mediático, Obama se ha distinguido como un personaje atípico. Su origen y formación recuerdan, guardando todas las proporciones, a Martin Luther King, al luchador Malcom X.

El mensaje de Obama es casi religioso. Y quizá nunca se imaginaron los estrategas demócratas y republicanos que Obama pudiera desbancar en el primer lugar a la primera favorita Hillary.

De acuerdo con encuestas -a las que hay que creerles poco-, si hoy fueran las elecciones, Obama tendría el 50 por ciento de apoyo del electorado, frente a 46 por ciento de John McCain, quien ya está perfilado como el seguro candidato del Partido Republicano.

Pero con Hillary a la cabeza el escenario sería otro.

Aún faltan las internas de Texas y la prueba de fuego de los llamados súper delegados, todo esto antes de la Convención Nacional. La Super Obama girl hace lo suyo y aumenta el número de simpatías.

Lo peor que puede ocurrirle al establishment de EU es que se imponga el miedo ante sus expectativas de cambio. Ya comenzaron a verse las anticampañas, que no son nuevas en aquel país, con un alto contenido de destrucción.

Pero vale detenerse en la letra de Yes we can, donde los cantantes de la Obama Blues Band repiten frases del discurso que más o menos dice que el cambio no ocurre de arriba hacia abajo sino de abajo hacia arriba.

Dice que tienen que ser mejores personas y vecinos y que América quiere recuperar sus ideales y valores. Rechaza que sea un naif como lo ha acusado Hillary y dice que la esperanza no es optimismo ciego.

Obama está en la cresta de las expectativas. Puede darse el cambio, pero también si sólo es discurso, puede ocurrirle lo que a Chente Fox. ¿O no?

 

 

Los vecinos

Pero de este lado del Río Bravo, las preguntas que nos hacemos los mexicanos son si un eventual triunfo de Obama o Hillary en la presidencial modificará la relación política entre ambas naciones. ¿Se firmará el soñado súper acuerdo migratorio? ¿Estarían dispuestos a echar abajo el muro fronterizo? ¿Se suscribiría una amnistía para aumentar la oferta del trabajo temporal? La verdad es que nadie puede asegurarlo. Ojalá y el Yes we can no quede simplemente en una buena tonada de hip hop.

 

 

Lavaderus est

** Columnómetro del licenciado Aquiles Baeza.
1) Leonel Godoy asumirá mañana la gubernatura de Michoacán. Se espera que el presidente Felipe Calderón asista a la ceremonia de transmisión de poderes, como una señal de que aunque es su tierra natal y la plaza la perdió su partido, debe hacer más para sacar a la entidad del foco del narcoterror y apoyarla en las tareas productivas, de desarrollo.

2) La sorpresa fue el triunfo de Greg Sánchez Martínez en los comicios del Ayuntamiento de Benito Juárez, donde se asienta Cancún, la joya turística de la corona. Greg Sánchez sabe que la definición de su triunfo se la debe a la estrategia. Anunció que asumirá las riendas de la alcaldía el 10 de abril, pero antes ésta deberá auditarse.

** Tarjetazos de la politóloga Melita Peláez.

En la moda Obama, ya se metió José Luis Rodríguez Zapatero. El Yes we can de Obama es el Defender la alegría de Rodríguez Zapatero y la interpretan Joaquín Sabina, Miguel Bosé y Joan Manuel Serrat. Pero, nada que ver y poco que escuchar.

Jesús Sanchez (Recuento Político / EL FINANCIERO)

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