AMLO, el síndrome

mexicolopez-obrador.jpgPublícalo pero no se lo cuentes a nadie. Curioso, pero parece que nadie discrepa con la bandera que hoy ondea Andrés Manuel López Obrador.

No, nadie está por la privatización de Pemex. ¿T´ons? 

Incluso, del otro lado de la acera, el gobierno que desde el punto de vista del tabasqueño no es «legítimo», en sus posiciones enfatiza lo que el Peje grita, «el petróleo fue, es y seguirá siendo de los mexicanos».

De manera emblemática, a punto de cumplirse los 70 años de la nacionalización del petróleo, a cargo del generalísimo Lázaro Cárdenas del Río, la ocasión pudo haber sido propicia para reanimar el movimiento del pejismo, pero algo falló. 

Y como el discurso antiprivatizador de López Obrador se dio en medio de la pugna de las tribus perredistas por el control del liderazgo del partido, peor, porque las advertencias de que habría movilizaciones sociales si a alguien se le ocurriera vender Pemex, sonó más a chantaje que a otra cosa.

Lo más extraño de todo es que tanto Javier González Garza como Carlos Navarrete acudieron al mitin dominical frente al edificio de Petróleos Mexicanos -por allá en Marina- para apoyar al movimiento de López Obrador. Y en vez de que se les reconociera, los líderes parlamentarios del PRD salieron trasquilados, entre abucheos y empujones. 

Que se acaba

Todos coincidimos en que el sector energético mexicano, que tanto le ha dado a la patria en estas siete décadas, no debe perderse, aunque la verdad es que estamos acabándonoslo y poco se ha hecho para preservarlo. Para darle el lugar en la historia que tiene.

Siete décadas de discursos en los que se presume que los recursos van al gasto social. ¿Y? De ser cierto ya no habría pobres. 

Cosas de la vida. Pemex es una empresa nacional, pero es un paraíso para los contratos con entidades privadas. Así ha sido prácticamente desde la nacionalización.

Pero falta una reforma legal que lo permita. Lo que aún no se sopesa es que frente a las muchas coincidencias que hay sobre la modernización del sector energético y en especial de Pemex, que incluye a sectores importantes del PRD, será AMLO el factor que empuje el cambio positivo o el dique. 

Ni un tornillo

El diagnóstico que elabora el gobierno federal tiene como premisas mantener la propiedad del petróleo como parte del Estado mexicano; «no se privatizarán ni activos ni infraestructura», y alguien tercia, «ni un tornillo». 

Estas premisas, las cuales tiene muy claras la secretaría de Energía, Georgina Kessel, pasan por el reto de crear condiciones para generar una vigorosa industria energética nacional. 

El panorama del futuro energético es de pesadilla. Agotamiento de las reservas, mayor dependencia en la importación de gasolinas y de hidrocarburos, menos recursos por la venta petrolera. Uff.

Una reforma legal implicaría, de acuerdo con el diagnóstico que se analiza y discute entre sectores, elaborado por la Sener, tener como prioridad «garantizar la soberanía energética del país; revertir la declinación de los recursos por la venta del crudo y mejorar la balanza comercial del sector». 

La reforma energética intentará quitarle las camisas de fuerza al sector y, por ejemplo, darle autonomía de gestión a Pemex. Existe el reconocimiento de que la propia Sener, Hacienda y el sindicato petrolero se han convertido en camisas de fuerza. Y no sólo eso, todos son mecanismos de control ineficientes.

No menos importante es la imagen de Pemex y su sindicato. Envueltos en escándalos de corrupción, de tráfico de contratos, de reinado de la opacidad para beneficio de unos cuantos. La de la transparencia es otra tarea que no puede posponerse. 

> Lavaderus est

** Columnómetro del licenciado Aquiles Baeza.  

1) Un punto para el Teacher Joaquín López Dóriga por la charla con la diputada priista Dalia Edith Pérez Castañeda, protagonista de la película Los chiles jalapeños. Y un diez para Fidel Herrera Beltrán por financiar una producción independiente, cuyo trabajo es capaz de desestresar a los políticos.

2) La lucha por la dirigencia del PRD se ha extendido hasta algunas áreas administrativas del Senado. Andrés Manuel parece haberles tomado la delantera a los Chuchos, con todo y que el coordinador del grupo del partido del sol azteca en la vieja casona de Xicoténcatl pertenece a ese grupo. Y es que en un simple ejercicio de fuerza, Ricardo Monreal «sugirió» colocar en el área de Comunicación Social, como subdirectora de Información, a su excolaboradora Adela Muro Garza. Y el PAN y el PRI, como el chinito, nomás milando.

3) Nunca está por demás la transparencia. Se sabe de un emprendedor grupo que en abril intentará abrir una casa de bolsa en Miami y también explora la creación de un banco de nicho en México. Pero antes deberían despejar los sospechosismos que hay en el ambiente y que vinculan a ese grupo con Alfredo Solloa, exdirector de Auditoría Fiscal de la SHCP, en el sexenio de Carlos Salinas.
Está ampliamente documentado que Solloa estuvo bajo investigación sobre la posible participación de éste en una red internacional de lavado de dinero. No se sabe en qué terminó esa historia, pero hay empresarios preocupados por las perspectivas. A mediados de la década de los noventa hubo deslindes y hasta una disolución de sociedad. Habrá que poner los puntos sobre las íes para eliminar los sospechosismos, ¿o no?

4) Por cierto, el director de Aduanas, Juan José Bravo Moisés, se comprometió a dar nombres de personajes influyentes que les gusta el contrabando a gran escala. ¿Y? Puras promesas.

 ** Tarjetazos de la politóloga Melita Peláez.

 – Prospectiva. Literalmente, Hillary Clinton tendrá su martes negro el 4 de marzo. Hasta Bill Clinton ya quiere tirar el sax. Si no, pregúntenle a Barack Obama.

 Jesús Sánchez /Recuento Político / EL FINANCIERO

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