El valor de las palabras

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Para los seguidores de Andrés Manuel López Obrador, las palabras “espurio” y “legítimo” se han vuelto parte elemental de su lenguaje de protesta –que además es muy limitado–, pero ha sido tal su abuso que han perdido significado y ahora ya resultan irrelevantes.

De igual forma, sus fans utilizan religiosamente los dos nombres y apellidos de este personaje, al estilo telenovelero, como si decirle Andrés López le hiciera perder rating.

Si uno desea no atentar contra el código de sus seguidores y ahorrar saliva, ellos mismos admiten el sobrenombre de Peje o las siglas AMLO.

Para cada uno de ellos sería un orgullo gritarle en su cara al presidente Felipe Calderón la palabra “espurio” o recitar el lema “es un honor estar con Obrador” (ahí sí se vale usar su segundo apellido porque sólo así rima).

Por eso dieron trato de héroe a un joven que hizo lo propio luego de recibir un premio de parte del gobierno de Calderón (claro que no se trataba de un muchacho cualquiera, sino de uno que tiene el privilegio de recibir una beca en el extranjero, pero que de cualquier forma nos hizo recordar al famoso recluso juvenil “Roñas”, que le puso “cuernos” a Fox).

Del otro lado, quienes quieren insultarlo, le dicen fríamente “señor López”, como si con eso desaparecieran a sus miles de apasionados admiradores.

cartel-pejista.jpgA más de dos años de las elecciones, ya cansan todas esas palabras. ¿piensan que como en una especie de conjuro, al repetirlas lograrán que cambie la realidad?

Lo cierto es que con las actitudes de sus seguidores, que van por el todo o nada, menosprecian las opiniones contrarias y minan a su propio partido, López Obrador se ha convertido en héroe de una pésima historieta, donde el mensaje principal se ha perdido, en medio de consignas que parecen plegarias.

Perla Oropeza

 

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