El peso de las promesas

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Como el modelo del sistema político del país no ha cambiado mucho, las elecciones de 2009 simplemente van a reeditar lo que siempre ha ocurrido, que los partidos y la clase política y gobernante redescubran el valor del voto y de sus electores, para lo cual usará todo lo que tenga -permitido y no- para cautivarlo.

En la perspectiva que ya se ha presentado en este espacio de una reorientación significativa del sentido del voto para los comicios federales, escenarios en los que el PRI recupera espacios, el PAN sigue en picada y el PRD vuelve a los niveles de «a de AMLO», lo cierto es que lo difícil será convocar a la gente para que aumente los niveles de participación en las urnas.

Los expertos en puntos de vista aseguran que los mexicanos que se tomen la molestia de salir a votar lo harán por los candidatos y, en menor medida, por los partidos.

Pero un vistazo más a fondo de lo que ocurre dentro de los partidos refleja cosas harto interesantes, como por ejemplo que será el PRI el único partido que se respalde en los liderazgos locales para definir a sus candidatos, lo cual le podría garantizar hasta 40 por ciento de los 300 distritos en juego anticipado por Beatriz Paredes.

Los panistas literalmente se fruncieron ante la posibilidad de abrirse y por eso determinaron elegir vía dedazo azul a 194 de sus candidatos. Lo suyo no es la apertura, está claro, ¿no?

El PRD, cuyo esfuerzo de recomposición está en manos de Jesús Ortega, mantendrá más posiciones que los chiquipartidos PT y Convergencia, aunque éstos hayan adoptado al grupo de los amlos. Empero, el PRD también determinará con su dedo flamígero al menos 200 posiciones -todas de casa-, para evitar lo que ocurrió en el reinado de AMLO, cuando de tantos externos del sol azteca sólo quedaba el nombre.

 

Líbranos señor

Los mexicanos no nos libraremos de las precampañas y luego de las campañas, que juntándolas suman muchos días. Ya nos estaremos echando el medio año metidos en la dinámica de los discursos, las promesas y las despensas de regalo, las láminas y la pintada de fachadas. La democracia seguirá siendo muy cara, todo para que en los siguientes tres años sean contados los representantes populares que regresen a sus distritos a reconocerle a la gente su respaldo en las urnas. Prometen, ganan y desaparecen, dice uno de mis compadres.

Es posible que en los comicios estatales, donde se renovarán gobernador, alcaldes y diputados locales, la participación de la gente sea más significativa, pues quienes logren esas posiciones de gobierno tendrán una vinculación más directa.

Desde ahora puede decirse que si el PAN pierde la primera posición en San Lázaro (Germán Martínez Cázares ya nada tendrá que hacer en la dirigencia del PAN), Felipe Calderón estará en necesidad de replantear su relación con las fuerzas políticas del país y, más que nunca, la expectativa de la alternancia del poder tendrá peso en los comicios de 2012.

 

¿Qué quiso decir?

A lo mejor Rubén Aguilar podría desentrañar lo que quiso decir el presidente Calderón sobre el TLC, en su reciente encuentro con Barack Obama.

En Washington, DC, todo iba bien para Calderón hasta que Robets Gibbs, próximo secretario de prensa de la Casa Blanca -algo así como el Max de Los Pinos-, emitió un boletín en el que consignó que Obama manifestó, en su encuentro con el mexicano, su compromiso de «mejorar» el TLCAN para fortalecer las disposiciones laborales y ambientales.

Incluso, al día siguiente, en la reunión de despedida con el presidente saliente George W. Bush, en el salón Oval de la Casa Blanca, Calderón expresó la disposición de su gobierno para «mejorar» y «revisar» los aspectos laboral y ambiental del TLC.

Pero el clímax de la felicidad que se logró con la foto Calderón-Obama lo vino a arruinar el comunicado de Gibbs.

En el vuelo de regreso a la ciudad de México, un apresurado Calderón «aclaró» (o confundió) a los reporteros que nunca habló con Obama sobre la apertura o la renegociación del TLC.

El desconcierto se reflejó de inmediato. A ver quién explica lo que quiso decir.

 

> Lavaderus est

 

** Columnómetro del licenciado Aquiles Baeza.

1) Congruencia. De los planes anticrisis conocidos hasta ahora, sólo Marcelo Ebrard y el químico Granier Melo han confirmado su disposición a reducirse el sueldo. Los demás los acusan de populistas para hacerse guajes.

El diputado sonorense Héctor Larios aseguró que su bancada aceptaría una propuesta para bajar el salario de la alta burocracia, pero no dijo cuándo.

 2) Una bola de lumbre -como dice CRONOS- fue lanzada contra los panistas de Chihuahua, y su efecto ya es desastroso.

La Procuraduría General de Justicia en el estado ejercitó acción penal ante un juez de primera instancia contra 11 exfuncionarios panistas, por los delitos de cohecho y peculado cometido en perjuicio de la administración pública municipal en el periodo 2004-2007, por el manejo de un relleno sanitario.

Las acusaciones de corrupción en el panismo de Chihuahua van a calar hondo en las elecciones de julio y luego en las del año próximo. Y eso, dice uno que otro dolido por los comentarios de you know who, que allá desayunan huevos tibios… Seguimos atentos.

3) Buen punto. La Secretaría de la Reforma Agraria (SRA) determinó prohibir y sancionar la participación de técnicos que gestionen recursos para proyectos productivos a favor de grupos campesinos y que al mismo tiempo se desempeñen como directivos o empleados de partidos políticos que perciban cualquier tipo de remuneración.

4) Heberto Castillo afirma que no se desviarán los recursos de la Delegación Coyoacán a grupos políticos.

 

** Tarjetazos de la politóloga Melita Peláez.

 – ¿El de AMLO será un sexenio legítimo de tres años?

 

 Jesús Sánchez Martínez / Recuento Político (EL FINANCIERO)

 

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