El futuro del diarismo

periodicosDesde hace ya muchos años se anuncia la muerte del periodismo escrito; se preparan las exequias y se honra el glorioso pasado convertido en decadencia. Y esto se ha vuelto la historia de una muerte anunciada que no llega.  Para quienes trabajamos en un diario, esto es motivo de profunda reflexión. El amor y la pasión por el periodismo escrito no nos permiten admitir un escenario catastrófico.
Por considerar que aporta nuevas luces al tema, a continuación reproducimos un artículo de David Klein,  director de The Ad Age Group, que publica en Estados Unidos un periódico semanal sobre la industria de la publicidad, mercadotecnia y medios masivos de comunicación:

Siempre los tendremos entre nosotros, pero lo que ahora se está presenciando es la pérdida de una entera cultura profesional.
El actual debate en torno al futuro de los diarios se está volviendo cansador. Ya se vislumbra el final del juego. Con o sin eventos, salones o auspicios publicitarios especiales, con o sin websites orientados a la comunidad, los diarios van a hacer dos cosas: sobrevivir y achicarse.
A pesar de todas las pujas y pulseadas, en casi todas las ciudades habrá un diario impreso en papel durante el futuro predecible, aunque posiblemente de diferentes propietarios a los actuales. La entrega de noticias y publicidad a domicilio sigue siendo un negocio rentable, aunque no tanto como en el pasado.
Esto significa que los costos tendrán que seguir bajando. Durante años hemos asistido al conmovedor proceso de separación de sus carreras a miles de periodistas. Y ese proceso no terminó.
El diario papel del futuro –y estoy trazando una línea divisoria entre diarios y revistas de todo tipo, que tienen diferentes desafíos y estructuras de costos- estará hecho por menos personas que recibirán sueldos menores y cumplirán más tareas. Y habrá una estrategia de publicación más aguda y más ajustada al target. Al igual que muchos otros monopolios de contenidos del acabado siglo XX, los diarios metropolitanos simplemente no podrán hacer el suficiente dinero para sostener sus viejas tradiciones. Las lamentaciones que estamos escuchando sobre la muerte de los diarios es, en realidad, un lamento acerca de la actual pérdida de una entera cultura profesional.
Todos los periodistas saben que están patinando cada día en una capa más delgada de hielo. Ya no tienen más seguridad laboral. Miren lo que pasó con el Journal-New’s, de Gannett, que suspendió a 288 de sus empleados de redacción y ventas y después los volvió a entrevistar para un puesto; no necesariamente el viejo puesto, ya que 70 lugares fueron eliminados en el ida y vuelta.
La gente de los diarios que realmente ama informar y escribir todavía puede hacerlo, y hacerlo bien. Pero cada vez más van a tener que volcarse a un blog, o a una operación de noticias online, o a un newsletter, algunos de los cuales van a tener éxito y otros no, pero ninguno terminará auxiliando a los diarios tradicionales.
Por supuesto, éstos continuarán avanzando, mejorando, creciendo e innovando. Pero nada en el futuro predecible (salvo que sea desmantelada la Internet) va a producir el retorno de los diarios a su viejo estándar de vida.
Y sí, por supuesto: los diarios deberían cobrar por sus contenidos. Sí, también: deberían ser creativos en refinar sus materiales en función de quienes los leen, y en crear robustas comunidades. Pero todo eso repercutirá en medida menor en materia de dinero.
Los micropagos por los artículos no van a compensar las enormes pérdidas que han sufrido los avisos clasificados a manos de Craiglist, o por los ingresos de búsqueda de Google y los montos puestos en la publicidad de display.
No, el viejo monopolio del dinero se ha ido. Podemos con seguridad salvar diarios, pero sólo si se continúan bajando costos. Y eso significa que muchos periodistas profesionales excelentes, jóvenes y viejos, tendrán que mudarse a otras actividades.
Tal vez todo esto suene demasiado pesimista. ¿Hay algo positivo en alguna parte? Seguro, en cualquier momento que usted contrate gente brillante y talentosa, y los deje libres para que se las arreglen por sí mismos: así podrían inventar nuevas –y muy buenas- cosas. Eso es lo que yo pienso que ocurrirá a largo plazo. Pero mucho me temo que esas nuevas cosas no cambiarán la dinámica de la relación ganancias/pérdidas en el mundo de los diarios.
¿Quien es el responsable de haber llegado a esta situación? Bueno, esa es la otra parte del debate que se está volviendo cansador.
He venido leyendo todas las acusaciones de oportunidades perdidas. Podemos señalar con el dedo al management por haber dejado salir al barco de la tecnología Web, o por no haber cobrado por los contenidos, o por publicar noticias aburridas e irrelevantes.
Pero en realidad, y al fin de cuentas, los diarios podrían haber sobrevivido a todos sus errores y todavía ser inmensamente rentables si la tecnología y el mundo no se hubieran mantenido en cambio permanente. Nadie debe ser culpado, entonces. Lo que hoy es importante es imaginar el mejor camino para publicar buenos diarios con menos.(David Klein / Advertising Age) –

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