Expo Bicentenario, escaparate de «mexicanidad»

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La Expo Guanajuato Bicentenario, apenas inaugurada el fin de semana pasado en Silao, significó una inversión de mil cien millones de pesos. Según el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, este gran escaparate de nuestra mexicanidad requirió 740 millones de pesos que fueron aportados por el gobierno del estado, 280 millones de pesos del gobierno federal, etiquetados por la Cámara de Diputados para este proyecto y 80 millones provenientes del Fideicomiso para el Bicentenario.
Al llegar y ver este parque expositor, con amplias explanadas, diversos pabellones, cultura, arte y diversión en un solo espacio, sólo queda una pregunta: ¿por qué construirlo en medio de la nada?
Porque resulta que está a media hora de Guanajuato, 45 minutos de León y diez minutos de Silao. Frente a las instalaciones de este complejo cultural se observa a lo lejos el Cerro del Cubilete. Atrás y a un lado, sólo colinas. Del otro lado, lo que nos dicen que es General Motors.
Uno de los problemas más complicados es sin duda el transporte. Los primeros días sólo se podía llegar en automóvil. Después comenzó el servicio de autobuses, pero escaso.
Si no se regulariza el servicio de transporte podría convertirse en una solitaria exposición que sólo cobrará vida en la época de las fiestas patrias, cuando se espera una gran cantidad de turistas e invitados, o cuando los espectáculos resulten lo suficientemente atractivos como para atraer a los jóvenes.
Un ejemplo fue lo que ocurrió en la inauguración, cuando la presentación de Chayanne atrajo a cientos de jovencitas que abarrotaron el lugar. Al día siguiente, sin embargo, Shasha y Benny no lograron vender ni la mitad de los boletos.
La Victoria Alada es considerada por las autoridades uno de los elementos más emblemáticos de la Expo Guanajuato. Con 14 metros y 30 toneladas de peso, simboliza la victoria del Ejército insurgente sobre la Corona española. Sin embargo, su alto costo de casi 40 millones de pesos en contraste con su dudosa calidad como obra de arte, hacen de este monumento el más cuestionado por periodísticas y críticos.
Algunos de los pabellones son sumamente interesantes, atractivos y resultan únicos por lo que fueron capaces de reunir.
El del Mañana, con su exhibición «390ppm. Planeta Alterado» permite reflexionar sobre el paso del hombre por la Tierra y la necesidad de cuidar  el medio ambiente y las riquezas naturales.Tiene entre sus piezas al mostruo marino de Arramberri, el fósil de un bebé mamut traído de Rusia y el esqueleto de otro encontrado en Ecatepec.
En el Pabellón de la Unión Europea se muestran obras de artistas del viejo continente que radicaron en México. El de la Identidad es también un magnífico pabellón, sobre todo el de la parte del Miradas sin rendición, donde podemos recorrer el universo indígena y observar un inteligente diseño museográfico.
El de la Memoria no estuvo disponible en los primeros días de la expo por problemas técnicos. El del Ejército es casi minimalista y el resto no tienen gran cosa que ver.
Al aire libre es posible observar un mural-rotonda de los Héroes y Heroínas de México, que resulta muy atractivo por su técnica de alto relieve y por ubicarse a un lado de la monumental asta bandera de 50 metros de altura.
El espectáculo de luz y sonido de Richemont es menos vistoso que el observado en otros sitios, porque la estructura del parque expositor no permitió al autor contar con un «lienzo» adecuado, según dijo él mismo en entrevista.
Durante nuestra estancia en la expo no pudimos observar el espectáculo de luz y sonido de la Fuente Bicentenario, que con sus 60 metros de largo seguramente será un escenario adecuado.
La pregunta al final de estos festejos será si realmente valió la pena toda esta inversión.
Se prevé una derrama económica en la zona de tres mil 500 millones de pesos, no por la entrada a la expo, por supuesto (el boleto cuesta 15 pesos y es gratis para niños con menos de 1.20 metros de altura), sino por lo que se venda en el lugar y por el hospedaje y gastos de los turistas que la visiten.
De todos modos, se trata de un espacio destinado a ser efímero. Después del 20 de noviembre se tiene previsto desmantelar la exposición, regresar a sus propietarios las piezas arqueológicas y artísticas,  reacomodar las que son propiedad de los guanajuatenses y transformar el sitio en lo que podría ser un parque tecnológico, donde se aproveche la infraestructura de que dispone este lugar.
Pero queda otra pregunta: ¿qué van a hacer con la Victoria Alada? Es algo grande y salió muy cara como para olvidarse de ella.

Perla Oropeza

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