Se trata de un crash financiero global; Banxico ha gastado 5 mmd este año para apuntalar el peso

Antonio Sandoval, especialista financiero, para El Rincón del Chamán

Lo que vivimos hoy día se trata de un crash financiero que podría incluso llevarnos a replantear los mecanismos de los mercados en el corto plazo.

Las divisas se desploman, el precio del petróleo no encuentra fondo, la onza de oro se ha disparado a niveles no vistos en años, los precios de las deudas soberanas se desploman y otras se aprecian selectivamente.

Por si fuera poco, existe mucho ruido en el sector bancario europeo que podría contagiar al resto del mundo.

Todo lo anterior se llama caos; por años estuvimos acostumbrados a identificar los crash en los mercados mediante los ajustes abruptos de algún indicador financiero en un solo día; no, eso ya no funciona, los crash financieros del siglo 21 son y serán diferentes.

Las evidencias

En lo que va del año la onza de oro sube 17.7 por ciento al retomar su papel de cobertura en medio del pánico; el precio del petróleo WTI tiene un desplome de 28.72 por ciento; el peso tiene una depreciación acumulada de 11.27 por ciento; la tasa del bono de Estados Unidos, otro refugio para las inversiones en tiempos de crisis, ha caído 70 puntos base precipitándose desde niveles de 2.27 por ciento hasta sus rangos actuales de 1.55 por ciento; mientras que la crisis en Deutsche Bank, Societé Generale y otras instituciones europeas han encendido las alarmas.

Se trata pues de un crash financiero global porque todos los indicadores se mueven justo como sucedería en un periodo de macro-ajuste como los tradicionales crash de un solo día.

Lo anterior quizás es lo más grave, el hecho de que muchos de los actores de las finanzas no identifiquen o no quieran reconocer el momento que viven los mercados.

Es un crash porque la volatilidad de los capitales se ha vuelto incontenible, solamente en enero pasado salieron 99 mil millones de dólares de las reservas del banco central de China, mientras que en México el banco central lleva gastados más de 5 mil millones de dólares en lo que va del año para apuntalar al peso. Estamos sin duda ante el peor inicio en décadas para los mercados financieros mexicanos y de gran parte del mundo.

Estamos frente a un crash porque las expectativas de crecimiento económico global son cada vez más bajas, porque el consumo mundial se ha deteriorado, porque los parámetros que miden un crash deben de modificarse de una vez por todas ante el riesgo de que los mercados sigan en ésta vorágine de volatilidad que lleva al planeta a un precipicio.

Se trata de un crash porque luego de prácticamente 8 años de la crisis subprime el mundo vive ininterrumpidamente bajo la inestabilidad financiera; es un crash porque el desplome de 80 por ciento de los precios del petróleo en menos de 20 meses hundió a muchas economías en recesiones todavía no reconocidas, ajustes a su gasto corriente, devaluaciones de su moneda, más desempleo y aumento de los riesgos sociales.

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 Por si algo faltara, estamos frente a un crash porque luego de billones y billones de dólares inyectados a los circuitos financieros globales el crédito no fluyó y por lo tanto las economías no se recuperaron como se esperaba, algo falló que no pudimos percibir en estos 8 años de crisis.

Señores, bienvenidos al nuevo siglo por si alguien no se había percatado de su llegada en los recientes 16 años, ahora un crash no se mide por el ajuste y ruido mediático de un indicador financiero en un solo día, estamos frente a un fenómeno diferente, desconocido y con mucho que aprenderle.

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