La batalla por la CDMX

Manuel Ávalos, analista político, para El Rincón del Chamán

A solo unos días de que se cierre el periodo de registro de los candidatos propuestos por los partidos políticos para la Asamblea Constituyente, que se elegirá el próximo 5 de junio, la lucha por el control político de la CDMX, ya empezó dentro de los partidos y de sus facciones, que buscan reposicionarse para mantener el control de sus “feudos territoriales” y lo que ello entraña.

Desde el inicio de la actual legislatura, la última de la vida institucional de la ALDF, se dieron los primeros “rounds” de la batalla que se avecina por el control político de la CDMX, que será de gran relevancia para la sucesión presidencial del 2018.

La confrontación abierta entre el bloque legislativo, conformado por el PRD, PAN, PRI-PVEM, principalmente, con la primera minoría de Morena, por la inconformidad de esta última del reparto de las 38 comisiones prioritarias, y su decisión de no aceptar la presidencia de las que le fueron adjudicadas por la Comisión de Gobierno y aprobadas por el Pleno, fue interpretada por muchos como parte de la estrategia electoral de golpeteo de desgaste al GDF y a su probable candidato a la Presidencia de la República Miguel Mancera.

mancera y bejarano

El paso de los días confirman que la estrategia de desgaste de Morena y su líder nacional (AMLO), del gobierno de Miguel Mancera y del propio PRD que sufre una crisis interna que parece no alcanzar fondo, han encendido por lo menos los focos amarillos en los círculos económicos y políticos de la capital del país de los riesgos de una crisis en el buen desarrollo de la vida económica, social y política de la nueva CDMX, pues finalmente la capital del país sigue siendo la locomotora de las inversiones nacionales y extranjeras y del PIB.

La preocupación no es para menos, porque más allá de la “bravuconadas” y “sobrerreacciones” que han hecho gala diversos integrantes de la VII Legislatura de la ALDF, particularmente de alguno de sus coordinadores parlamentarios, como es el caso de Morena, la respuesta del PRD ha sido particularmente lenta y sobre todo cargada de una defensa casi siempre “oficiosa” y carente de imaginación política, que nos recuerda al viejo PRI, que imponía a todos sus miembros una disciplina a ultranza del Presidente de la República en turno, más que defender su programa de gobierno y del interés público.

Un ejemplo de ello, es la respuesta a la “campaña crítica” del partido de López Obrador del nuevo reglamento de tránsito resultó evidente, mientras los “morenos” desplegaron en la calles de la CDMX una campaña propagandística entre los automovilistas y redes sociales, el PRD respondió con cifras de vidas salvadas por las restricciones de la velocidad vehicular establecidas en el nuevo reglamento de tránsito, que era un argumento no menor por lo que ello significa, pero insuficiente para una población altamente estresada por los problemas de movilidad y de contaminación ambiental que han afectado sensiblemente su calidad de vida.

Una variable que entró de lleno a jugar en el actual proceso político-electoral de la CDMX es la crisis ambiental en el Valle de México que no se presentaba desde hace 14 años, que generó una confrontación entre el gobierno capitalino y del Edomex, por la incapacidad de ambos de impulsar un programa para mejorar la calidad del aire aprobado años atrás, y que recrudeció viejos agravios entre ambos entidades que salen a la luz siempre en coyunturas electorales, como son el depósito de la basura de la CDMX en el vecino estado, el uso del agua del Sistema Cutzamala, y el programa de verificación vehicular en la zona metropolitana, cada vez más cuestionado.

La intervención del gobierno federal en este conflicto, que por momentos pareció generar una crisis regional de mayor envergadura, entró en un impasse, seguramente seguirá porque la crisis ambiental del Valle de México será uno de los temas centrales de la agenda electoral del 2018, sobre todo si los actuales titulares de los poderes ejecutivos de la Ciudad de México y del Edomex, logran colarse como abanderados presidenciales del PRD y del PRI, Miguel Mancera y Eruviel Ávila, respectivamente.

El “mini” programa emergente de restricción vehicular ampliado anunciado hace algunas horas, que operará hasta los inicios del mes de junio, es decir, cuando aparezcan las primeras lluvias de la temporada, solo deja ver que la anunciada nueva Norma Ambiental estará supeditada a la respuesta de la población que registren los termómetros de los sondeos que seguramente ordenarán los círculos gubernamentales y políticos. El llamado interés público de la salud de la población, simplemente pasará a formar parte de la mitología y picarezca política nacional. Por lo pronto en las primeras horas del anunciado programa ampliado del programa Hoy No Circula se han dejado sentir en las redes sociales de los medios de información importantes, manifestaciones ciudadanas abiertamente de enojo y molestia.

En este escenario, el PRD y su gobierno, el de Miguel Mancera, tendrá que echar mano de su imaginación y creatividad política para enfrentar un nuevo episodio de crisis de imagen, que de no revertirla pronto podría convertirse en un tobogán imparable difícil de salir. El PRD y su gobierno deben abandonar sus conflictos internos y elaborar una agenda de crisis, pues no pueden olvidar que la Ciudad de México es la sede de los poderes federales y el principal centro financiero y económico de la República, y que la lucha electoral por esta plaza será una de las batallas más virulentas en los comicios del 2018.

Perder la próxima elección de los 60 integrantes de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México, sería un terrible augurio para la elección del 2018, reconocen los representantes de algunas de las corrientes principales del partido como Foro Nuevo Sol, Víctor Romo, y del propio René Bejarano de IDN, quien ha sufrido la más virulenta ofensiva desde el poder central, que en tres años minó a la estructura política más poderosa en la Ciudad a ser una corriente o “tribu” minoritaria del PRD.

La complejidad del futuro político-electoral en la naciente entidad de la CDMX, requiere y merece, sin duda, el seguimiento y desarrollo de su proceso y de la actuación de todos los protagonistas políticos, pero, también de la pluralidad de las organizaciones ciudadanas que podrían ser claves para definir la transformación democrática de la capital de la República, y la posibilidad de encontrar soluciones a los graves problemas de su desarrollo urbano.

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