Pudo haber sido peor

En la evaluación interna sobre los resultados electorales del PRI del 5 de junio, una conclusión se abrió paso, pudo haber sido peor.

Los priistas habituados a codearse en el primer círculo de Los Pinos, no podían concebir que las cosas hubieran salido tan mal. Nadie se atrevía a sugerir siquiera a you know who que las cosas andaban del cocol, literalmente.

Y por eso lo más fácil fue señalar a la cabeza visible en la estructura priista y pedir incluso que se ofrendara para calmar la ira del Toluca power o Chorizo power, como se quiera.

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Está suficientemente documentado que no se trató simplemente de un tropezón o un descalabro, el PRI dejará de gobernar a 11.8 millones de personas. Mientras que por otras razones, entre otras que ni se la esperaban, los panistas aumentaron en 13.6 millones el número de sus gobernados.

El interlocutor tricolor confirmó lo que Melita Peláez (Mela para sus detractores) ha dicho, que la burbuja toluqueña se comportó como eso y no hicieron caso de las señales de alerta que les daba y que intentaba explicarles su dirigencia. Tenemos nuestras encuestas, decían y sanseacabó.

Obvio, hubo gobernadores que no ayudaron y hasta parecía que estaban en el bando contrario. No quiso decir quiénes.

En Veracruz la diferencia pudo haber sido 3 a 1, por ejemplo. Una masacre electoral.

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Muchos pidieron la cabeza de Manlio Fabio Beltrones para que nadie viera que los cuadros ligados a la burbuja real, vivían despreocupados un mundo de confort.

En 2017 vienen las elecciones en el Estado de México, la entidad con el mayor número de electores de todo el país, pues tiene una lista nominal de poco más de 10.5 millones de ciudadanos con derecho al voto.

En los comicios de hace seis años se generaron 4.8 millones de votos.

Además, si bien Coahuila tiene algo así como 2 millones de votos, la plaza también es estratégica desde el punto de vista político. Y de cereza Nayarit.

Si el PRI pierde la elección mexiquense, sería el acabose para 2018. Ya no tendría mucho que hacer.

De acuerdo a las tradiciones y costumbres de la clase política mexicana, al gobierno de Enrique Peña Nieto le quedan dos años, porque el último es el de las campañas de la sucesión presidencial.

Hay quien dice que Peña Nieto podría reinventar su gobierno, con las robustas reformas estructurales aprobadas. Pero no hay certeza de nada.

Gabinete y low profile

Las cartas que han sido marcadas para 2018 no le dan mucho margen de acción al number one de Los Pinos.

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Porque además de Miguel Ángel Osorio Chong, el juego interno de la sucesión se cierra con Luis Videgaray, otros están dedicados a cumplir con sus tareas y otros más se quemaron muy temprano.

Con el compromiso de ir más a detalle, como lo ameritan los estudios del Chamanic Center, Melita Peláez aceptó dar a conocer algunas de sus tarjetas sobre los integrantes del gabinetazo tricolor.

Ildefonso Guajardo Villarreal es un político que declinó su participación en la contienda por la gubernatura de Nuevo León, para dedicarse completamente a cumplir sus tareas como secretario de Economía. Junto con Luis Videgaray, Ildefonso está enfocado a cuidar que la actividad productiva del país evite al país mayores riesgos ante el difícil y volátil entorno económico mundial.

Gerardo Ruiz Esparza, como secretario de Comunicaciones y Transportes ha tenido a su cargo además de la infraestructura carretera nacional, el desarrollo de la reforma en telecomunicaciones, la transición a la televisión digital, el cuidado de las comunicación satelital y, sobre todo, darle seguimiento al proyecto más grande de este sexenio, la construcción del Aeropuerto Internacional. No se le nota ningún interés político adicional, salvo la eventual participación por la candidatura mexiquense.

Alfonso Navarrete Prida, con un récord de cero huelgas federales durante su gestión, es otro de los fuertes prospectos a la candidatura por la gubernatura mexiquense. Desde la titularidad de la Secretaría del Trabajo Navarrete presume la paz laboral de este sexenio, incluido el tema magisterial que responde a temas de orden educativo.

José Antonio Meade Kuribreña, plurinominal por excelencia, porque ha desempeñado muchos cargos en las administraciones de Calderón y de Peña, hoy es visto como el santaclos de la política, desde Sedesol, y por lo mismo lo ven con expectativas para una competencia de grandes ligas. Meade tiene muy buenas relaciones en Baja California Sur, donde tiene profundas raíces familiares y donde lo consienten. Pero no hay nada que indique que podría ser el candidato, aunque tiene sus promotores en medios.

Claudia Ruiz Massieu, quien ocupó el lugar de Meade Kuribreña en la cancillería, después de dejar Turismo donde le iba bastante bien, ahora tiene una tarea de gran exposición internacional cuya prueba de fuego se presentará con la eventual nominación de Donald Trump como candidato presidencial republicano, el más duro de los críticos contra México.

Sin considerar los temas de la seguridad, que colocan a los titulares de la Defensa y de Marina más allá de bien y del mal, el más cercano al primer circulo de Los Pinos es Aurelio Nuño Meyer, quien un día está ocupado con los desastres y los desafíos de la CNTE a éste como titular dela SEP y, otro día le responde a Andrés Manuel López Obrador. Esta situación de crisis y confrontación, de marchas y jalones de orejas a los dirigentes magisteriales disidentes, lo tiene tan ocupado que no se le ve en campaña para la grande en 2018.

En el gabinete ampliado, en la Profeco, destaca Ernesto Nemer pero también por la candidatura mexiquense; aunque en ese terreno también ha levantado la mano Enrique de la Madrid.

El queretano, José Calzada es de reciente incorporación y entró para que Enrique Martínez se fuera de embajador. El problema de Calzada se llama Pancho Domínguez, panista al que dejó el Palacio de Gobierno.

Virgilio Andrade terminará y se va, seguramente a alguna embajada. Hay temas inmobiliarios que cargará por siempre.

Rosario Robles Berlanga se ve en otros terrenos, convertirse eventualmente en la candidata para la primera gubernatura de la CDMX.

Los que llevan la mano en la presidencial son Miguel Ángel Osorio Chong y Luis Videgaray, por ahora no hay más. Pero en 2017 ya se verá.

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