Impunidad y corrupción; supervivencia del Estado mexicano

A pesar del mal humor, el desencanto y la frustración, los expertos reconocen que estamos al principio del fin de la corrupción en México.

Lo importante con la construcción de las nuevos soportes legales –de orden constitucional- es que para derrotar a la corrupción hay que apurar el paso para legar a las futuras generaciones un país sin estos grandes males.

Pero mientras ello ocurre falta aún lo más difícil del andamiaje del Sistema Nacional Anticorrupción que lo mismo debe atacar la corrupción en el sector público, pero también en el sector privado para acabar también con la doble moral.

Estas fueron algunas de las conclusiones de la mesa de debate organizada por el Colegio Nacional, del Ciclo Problemas Nacionales y el Derecho II, que tocaron el tema de la Corrupción y Transparencia. Resultó una de las mejores exposiciones a la que Melita Peláez y Aquiles Baeza escucharon, de Claudio X. González, quien preside las asociaciones Mexicanos Primero y Mexicanos contra la Corrupción; del consejero del INAI, Francisco Acuña Llamas y del director del IMCO, Juan Pardinas. Y como moderador de lujo el ministro de la Suprema Corte, José Ramón Cossío.

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Uno de los datos más escalofriantes que se aportó en el debate fue el nivel de percepción de los mexicanos sobre la impunidad, que de acuerdo a estudios del Inegi está en 96.7 por ciento en México. Casi es total.

El punto medular es que tanto la corrupción como la impunidad, reconocieron los especialistas, ya llegó a un nivel tal de gravedad que resolverlo o remediarlo es cuestión de sobrevivencia del Estado mexicano.

El propio ministro Cossío reconoció que durante los 13 años de su desempeño en la Corte, han sido contados los casos que la institución ha estudiado y resuelto en el tema de la corrupción.

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La cuestión es que no hay tantos casos de esa naturaleza en la Corte porque no hay quien esté investigado, persiguiendo y menos sancionando a los responsables de la corrupción.

¿Dónde estamos?

La corrupción es compleja, se esconde, no le gusta la luz, siempre busca arrinconarse. Claudio X. González habla de percepciones como una manera de medir este fenómeno a quien you know who consideró como un problema cultural cuando es mucho más que eso.

Transparencia Mexicana ubica a México en el lugar 95 de 368 países en la percepción de corrupción. Pero estamos en el lugar 34 de las 34 naciones con mayor avance. Según la OCDE en materia educativa, por ejemplo , también estamos en el último lugar de 34 países.

Y comparados con las economías emergentes -los BRICS-, México está en el lugar 5 de 6.

De acuerdo a estudios del Inegi de 2015 –conste que no se cuestiona su metodología-, los queretanos consideran que en su entidad el 73.3 por ciento considera que la corrupción es muy grande. El promedio nacional es de 88.8 por ciento.

Pero eso no es todo. En la CDMX, el 95.1 por ciento de la población considera a la corrupción como un problema mayúsculo.

Hace unos días el Consejo Coordinador Empresarial estimó que la corrupción le cuesta al país el 10 por ciento del PIB.

La cuestión es que si fuera el 5 por ciento del PIB la corrupción nos costaría 906 mil millones de pesos , lo que representa 204 veces los recursos que hoy se destinan a combatirla; 89 veces el presupuesto de la educación del país.

La corrupción como la inflación son impuestos regresivos que a quien más golpea a es a quienes menos tienen y lo convierte en un factor de desigualdad.

Estiman que el 33 por ciento de los recursos de una familia promedio mexicana se destina a pagos extra legales, menos para los que ganan más.

Para la mayoría de la gente no hay defensas, lo cual provoca la destrucción de las instituciones.

Otra calificación cuando 1 es nada corrupto y 5 es extra corrupto. Los partidos están en 4.6 por ciento; el Poder Legislativo en 4.3 y lo mismo el Poder Judicial. Lastima al calificación del Poder Judicial porque entonces ¿quién para la corrupción?

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Impunidad, mundo oscuro

Otro punto terrorífico. También de acuerdo al Inegi en 2015 el 89.3 por ciento de los delitos no se denuncian lo que permite que la impunidad sea la ama y señora del mundo oscuro, pues su manto cubre el 96.7 por ciento de la percepción en México.

Difícil hablar de Estado de Derecho en esos niveles.

Pero por fortuna se desarrollan los mecanismos de transparencia al alcance de todos, cuyo aprovechamiento aumenta cada día.

La cuestión es que por si sola la transparencia no erradica la corrupción, es preciso un sistema que la persiga y la sancione para dejar de acostumbrarnos al cinismo.

Lo que sigue para el Sistema Nacional Anticorrupción es importante. La Auditoría Superior de la Federación podrá auditar los ramos 33 y 28 lo que equivale a fiscalizar el 90 por ciento de los ejercicios de estados y municipios.

Adicionalmente el Tribunal Administrativo tendrá una sala asociada a los delitos de corrupción. Será el primer sistema presidido por ciudadanos.

También se redefinirá la Fiscalía Anticorrupción en el espacio de la PGR y aunque hay escepticismo, es el principio. Y se continua trabajando en los formatos para la declaración de intereses.

Son los primeros pasos que para los especialistas del derecho, mejora mucho la perspectiva de combatir la corrupción y la impunidad con la participación de la sociedad civil.

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Este proceso llevará tiempo, pero ya comenzó a hacerse y la próxima generación de mexicanos podrá constatarlo.

“Se aprecia un compromiso moral real creciente”, concluye y celebra el ministro Cossío.

Lavaderus est

1.- A los priistas les están ganando los tiempos. A la vuelta de la esquina está el informe presidencial, pero antes tendrán que decidir si expulsan o no a los gobernadores de Chihuahua, Quintana Roo y Veracruz, así como al ex góber de Nuevo León, todos marcados por la derrota electoral.

2.- Foxilandia remaxterizada.

“La declaración #3de3 es una mamada”, declaró Vicente Fox.

Ya saben que la yerba que ataranta se unta no se fuma.

Fotos: YouTube

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