Deuda gubernamental, fantasma que ronda otra vez en México

El ritmo y monto del crecimiento del débito público ha prendido las alarmas entre la comunidad financiera nacional e internacional, los riesgos son muchos.

Antonio Sandoval, especialista financiero, para El Rincón del Chamán. www.sieforeretiro.com.mx

En este sexenio la deuda pública amenaza con volverse un problema por su impacto en la calificación crediticia del país. El fantasma de uno de los mayores problemas económicos que asoló a México en las dos últimas décadas del siglo pasado vuelve a rondar. Organismos nacionales e internacionales, así como el propio banco central mexicano han advertido sobre el problema.

Efectivamente, las cifras señalan que la deuda del país se ha elevado en todos sus frentes y mediciones, no hay nadie que lo ponga en duda o lo pueda matizar, ya sea con cifras oficiales o con cálculos propios.

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Datos del Banco de México señalan que al cierre del primer semestre del año en curso el saldo en dólares de la deuda externa bruta del gobierno federal llegó a 112 mil 24.1 millones, superior a los 103 mil 782 millones registrados al inicio de la administración, aunque inferior al saldo máximo alcanzado en el tercer trimestre de 2014 cuando se colocó en 133 mil 311.1 millones de dólares.

Medida como porcentaje del PIB, otro de los indicadores clásicos que utilizan los economistas para determinar los riesgos que tiene un país con dicho factor, la evolución de la deuda externa de México también se ha elevado.

De acuerdo con cifras del Fondo Monetario Internacional la deuda del sector público de México llegó a 51.9 por ciento de su PIB al cierre del año pasado, y de continuar la tendencia, es probable que no pueda bajar su endeudamiento externo a menos de 50.5 por ciento antes del año 2020.

Si bien la deuda externa de México todavía es manejable, según el organismo financiero internacional, llama la atención que al cierre del sexenio anterior el saldo de la deuda como porcentaje del PIB representaba 33.9 por ciento, lo que significa que este indicador se ha incrementado 18 puntos en lo que va del sexenio, a razón de 6 puntos años con año, velocidad que empieza a preocupar a quienes siguen la evolución de la economía mexicana.

En el año 2013 la deuda del sector público mexicano se incrementó 590 mil millones de pesos, en 2014 subió 1.004 billones y en 2015 el incremento fue de 1.213 billones de pesos, según cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, una velocidad más que preocupante.

De hecho, en los Criterios Generales de Política Económica 2015 el gobierno federal fijó como objetivo un nivel de 42.3 por ciento de la deuda como porcentaje del PIB para el final de la administración, la realidad señala que difícilmente se logrará, a menos que el gobierno lleve a cabo una nueva reforma fiscal para incentivar la generación de ingresos adicionales.

Pero, una nueva reforma fiscal luce complicada, por no decir que imposible, dada la cercanía y experiencia de la reforma implementada en 2014, que generó menor crecimiento, incrementó el descontento social y es en buena parte una de las facturas que ha pagado el partido gobernante en las urnas, sería difícil que se atrevieran sin el consenso de las fuerzas políticas y en medio de procesos tan importantes como las elecciones en el Estado de México (la entidad con el mayor número de votantes en el país), y la presidencial de 2018.

Las cifras del Banco de México señalan que en lo que va del sexenio el saldo de la deuda externa bruta del gobierno federal no ha bajado de 100 mil millones de dólares; como ya mencionamos, su nivel más alto se registró en el tercer trimestre de 2014 con 133 mil 311.1 millones, y su nivel más bajo fue el que heredó los primeros días de diciembre de 2012, ya que este indicador en el cuarto trimestre de ese año fue de 103 mil 782 millones de dólares.

Es un hecho que México enfrenta el riesgo de ver una película conocida décadas atrás, lo reconocen el banco central mexicano y las agencias calificadoras de deuda soberana, que ya pusieron en perspectiva negativa la calificación del país, lo que significa que existe un 30 por ciento de probabilidades de que se le recorte la calificación, algo que sería un golpe demoledor no solo para la imagen del gobierno, sino más allá y lo más importante, para el gran esfuerzo y la disciplina de las finanzas públicas que le permitieron al país recibir en febrero de 2014 el grado de inversión, poco más de dos años después está en riesgo de perderlo.

Nominalmente, entre diciembre de 2012 y el mismo mes de 2015 el saldo de la deuda del sector público tuvo un incremento de 52.45 por ciento, sobre advertencia no hay engaño.

Monto enorme, costos enormes

Es muy probable que las bajas tasas de interés alentaron a muchos gobiernos en el mundo a endeudarse excesivamente, entre ellos podría contarse al de México.

La “era de las tasas bajas” se inició en 2009 como una respuesta de los bancos centrales más importantes del mundo para enfrentar los choques financieros de las crisis recurrentes, llevando sus tasas de referencia a niveles cercanos al cero absoluto, y en algunos casos como el de Japón, incluso a rendimientos negativos. El riesgo era que se incrementara el endeudamiento en dólares.

En México las tasas de interés se mantuvieron bajas también durante algún tiempo, pero desde el año pasado la Reserva Federal de Estados Unidos, el banco central de la economía más poderosa del mundo y por lo tanto el más influyente, terminó su propia era de tasas bajas y con ello modificó la tendencia en el resto del planeta, incluyendo a México.

El problema es que si el Banco de México aumenta su tasa de referencia el gobierno federal enfrentará un severo problema porque los recursos presupuestados para el servicio de la deuda serán rebasados y deberá ser más que imaginativo para obtener ese faltante. En otras y sencillas palabras: si se elevan las tasas nacionales e internacionales el costo financiero del gobierno mexicano también subirá, sobre todo si la deuda total se ha incrementado, tal como ha sucedido.

De acuerdo con el Presupuesto de Egresos de la Federación para el año 2016, el costo financiero de la deuda pública del gobierno federal será de 352 mil millones de pesos.

Un dato nos dice mucho: Por cada punto porcentual que aumenta la tasa de interés en México, el costo financiero de la deuda crece 82 mil millones de pesos, algo así como 4 mil 315 millones de dólares.

Si revisáramos el ritmo de endeudamiento del gobierno mexicano observaríamos que en el país este indicador y el monto total de la deuda es un gran riesgo que ya puso a México en la antesala de una menor calificación crediticia, con todas sus consecuencias.

En la próxima entrega: El gobierno tiene mucho dinero, pero gasta mal.

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