La agenda de seguridad de la CDMX

Manuel Ávalos, analista político, para El Rincón del Chamán.

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A pesar de que la nota roja o policíaca que formaba parte de la sección de interiores en los medios tradicionales se integró a las primeras planas y los contenidos centrales de los noticiarios de los medios electrónicos, a raíz del recrudecimiento de la violencia en nuestro país, la agenda de seguridad no parece ser estratégica o prioritaria para muchas de las administraciones públicas del país.

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En el caso de la Ciudad de México, como en muchas grandes ciudades del mundo, el fenómeno delictivo tiene una larga historia que pareció menguar en la percepción pública, particularmente durante el gobierno de Marcelo Ebrard (2006-2012) en el cual formó parte el doctor Miguel Angel Mancera como procurador general, cuyo capital político acumulado por una gestión exitosa al frente de esa dependencia, obtuvo la postulación de la Jefatura de Gobierno y la votación más alta (62%) de los comicios en el 2012.

La capital del país pareció ser una isla de seguridad de la República durante el sexenio del gobierno de Felipe Calderón, que estaba envuelta en llamas en algunas entidades por la guerra declarada en contra de los cárteles del narcotráfico cuyos daños colaterales fueron altamente lesivos para la vida de amplias regiones del país.

No obstante, y a pesar de los esfuerzos y campañas permanentes de la actual administración capitalina, el fenómeno delictivo ha repuntado en forma importante en la percepción pública de los habitantes de la megalópolis.

Los hechos delictivos de alto impacto, como los secuestros y la muerte de los jóvenes de la Zona Rosa, anteriormente de secuestros de hijos de connotados ciudadanos, empresarios y personajes de la vida pública y del mundo del espectáculo, por momentos han puesto en jaque al gobierno de la capital del país.

La Ciudad de México tiene enfrente un escenario complejo en materia de inseguridad y de delincuencia, y la manera de atacarla definirá el futuro electoral del PRD que la ha gobernado desde 1997, por ello los programas de prevención del delito y la manera en que piensan desarticular las bandas criminales en las 16 delegaciones que han penetrado las propias estructuras policíacas y de gobierno, son elementos que tienen que definir la agenda de política de las próximas alcaldías.

El tema ya generó una seria preocupación de la actual Asamblea Legislativa y parece que ha decidido a abordarlo de parte de la fracción del PRD, quien a través del ex delegado en Miguel Hidalgo, Víctor Romo, ha presentado una iniciativa para establecer por ley los gabinetes de seguridad delegacionales que instrumentó el propio gobierno de Mancera.

Según la iniciativa de Romo Guerra, el problema del crecimiento de la percepción pública de inseguridad radica en la desconexión que existe entre las cifras oficiales que muestran una mejoría en la prevención del delito y la percepción ciudadana que cuestiona y desacredita los datos con base en la llamada cifra negra que alcanza el 91.6 por ciento en la Ciudad de México.

El doctor Mancera tiene enfrente la tarea de mantener la confianza pública de que vivimos en un lugar seguro, y acabar con la percepción de algunos grupos y sectores políticos interesados en generar la idea de que los capitalinos estamos viviendo en el filo de la navaja en materia de seguridad.

Asimismo, la lucha contra las bandas organizadas, narcomenudistas, redes de trata de mujeres y demás organizaciones delictivas es un asunto que, si bien rebasa las facultades de los jefes delegacionales, no pueden quedar excluidos de su tarea como autoridades de primer contacto ciudadano.

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