Priistas, con el agua hasta los aparejos

Unos la llaman operación cicatriz, otros una evaluación de las fortalezas y debilidades del priismo nacional enfocada al control de daños de la derrota en 2016, que incluye las expectativas de las votaciones en 2017. En el fondo su principal propósito es buscar propuestas que les permitan corregir los errores y enderezar el rumbo para intentar no perder otra vez la Presidencia de la República.

Ya se sabe, ya se supo que de manera discreta dirigentes priistas de todo el país (históricos y no tanto) han sostenido reuniones en las que el punto en común es que les preocupa seriamente lo que ocurre en la conducción de un partido al que cuando todos lo daban por muerto obtuvo una segunda oportunidad, que hoy parece estar perdiendo.

Después del desastroso proceso electoral de 2016 cuando los priistas perdieron hasta la camisa, refiriéndonos por supuesto a otro de los bastiones de votos del tricolor, el legendario Veracruz (mas otras seis gubernaturas), hoy las cosas no pintan nada bien.

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Ochoa, reza por quedarse

A los priistas les preocupa que en el primer círculo de Los Pinos siguen manejando el proceso de la sucesión a la antigua y esto ha afectado seriamente a la carta más fuerte de los priistas por el juego de los tapaditos, pues son fichas poco competitivas (Nuño, Ávila y otros), y esto ha minado el desempeño del propio PRI.

A la actual dirigencia del PRI no la ven ni lo oyen. Tanto que hay quienes consideran que si bien el periodo de cambio de dirigente sería en 2019, los tiempos podrían adelantarse y plantearse un cambio durante la XXII Asamblea Nacional que podría realizarse en agosto de 2017. Ya se sabrá de qué están hechos los priistas en esta etapa.

En las elecciones de junio el PRI podría retener la gubernatura del Estado de México, pero no están tan seguros, pues de otra manera no se explica que Ernesto Nemer y a Enrique Jacob hayan sido habilitados como flotadores en la candidatura de Alfredo del Mazo Maza.

Y no, no hay garantías de que el grupo de los tolucos se mantenga en Los Pinos.

Aunque los priistas no se atreven a romper con los rígidos esquemas de la disciplina, en corto admiten que el deterioro del priismo a nivel nacional tiene que ver con la centralización del grupo de los tolucos.

En 2013 –bajo la dirigencia de César Camacho Quiroz en el PRI– el grupo de los tolucos acabó definitivamente con las aspiraciones de la última cabeza del Grupo Atlacomulco, Carlos Hank Rohn, con la postulación a la gubernatura de Baja California de Fernando Castro Trenti, aunque éste perdió en las urnas.

Después de las desastrosas elecciones de 2016 para el partido en el poder, el PRI hoy es gobierno es apenas 15 de las 32 entidades del país.

El PRI podría mantenerse en Coahuila, pero eso lo harán por el manejo político de los Moreira y no del CEN tricolor. Humberto Moreira renunció al liderazgo del PRI meses antes de las elecciones para no dañar la candidatura de Peña Nieto en las elecciones de 2012. Y Rubén Moreira tiene el liderazgo tricolor en Coahuila, de eso no hay duda.

De Nayarit poco se puede asegurar pues se mantuvo el perfil de la candidatura por cuotas.

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Elecciones en 9 estados

El PRI ha perdido los principales bastiones generadores de votos.

A saber, la CDMX, Veracruz, Puebla, Guanajuato, Nuevo León, Michoacán y Chiapas, que son hoy gobernadas por la oposición.

El PRI gobierna tres estados que son altos generadores de votos: el Estado de México, Jalisco y Oaxaca.

Para 2018 las cosas no vienen fáciles para los priistas. Además de las elecciones federales en las que se renovarán la Presidencia de la República, así como las cámaras de Diputados y Senadores, otros eventos importantes ocurrirán en la CDMX donde se elegirá por primera vez jefe de gobierno, Congreso local y alcaldes en lugar de delegados territoriales.

Pero también estará en juego las elecciones de 8 gobernadores. Además de la CDMX, los estados que elegirán gobernador son Guanajuato, Morelos, Chiapas, Yucatán, Jalisco, Tabasco, Puebla y Veracruz. Como se sabe en Puebla y Veracruz se ajustaron los calendarios para empatarlas con las elecciones federales de junio de 2018, de tal suerte que Antonio Gali y Miguel Ángel Yunes son gobernadores por un periodo de un año 8 meses.

En cuestión de colores y banderas. Estarán en juego 3 gubernaturas del PAN, Guanajuato, Puebla y Veracruz (aunque esta fue en alianza con el PRD); el PRD se juega cuatro gubernaturas, Morelos, Tabasco, Veracruz y la CDMX.

El PRI tiene dos gubernaturas en la competencia electoral; Yucatán y Jalisco. El PVEM se la juega en Chiapas.

Consuelo de unos

De acuerdo a las previsiones de los expertos en puntos de vista del equipo de Melita Peláez (Mela para sus detractores), al partido que podría irle del cocol es al PRD pues perdería la mano en las elecciones de la CDMX, no se diga en Morelos y con altas posibilidades de que también quede anulado en Tabasco. Veracruz es otra historia.

Para algunos es un consuelo que los priistas gobiernen 15 estados en el país, pero la realidad es que una oficina burocrática encargada de los priistas que sobreviven en las entidades donde son oposición no es garantía de nada, es más, se quejan de haber sido abandonados a su suerte.

Buena parte de la operación cicatriz dentro del PRI tiene que ver con esta situación extraordinaria, los que pierden son mal vistos por el centro y lo peor, se convierten en yesca para las hogueras a donde van los que tienen cola que les pisen, aunque sea rabito. Ahí están los casos de Rodrigo Medina, César Duarte Jáquez, Roberto Borge Angulo y el ex góber desaparecido, Javier Duarte de Ochoa.

El problema más serio es el del liderazgo. Por si usted no lo sabía, el dirigente nacional del PRI está siempre atento a responder a las declaraciones del populismo trasnochado (lease AMLO) y de la derecha más rancia (Anaya), para defender a las instituciones, pero algo ocurre que no hace clic pues sus palabras se las lleva el viento.

Algo que buscan los priistas en su evaluación interna es que el actual liderazgo en Los Pinos asuma que ya cumplió su ciclo y que, o dejan pasar a las nuevas corrientes políticas del tricolor para hacer su tarea en la competencia política o le seguirán preparando el terreno a las fuerzas populistas y retrógradas que tanto critican. ¿Y la gobernabilidad apá?

En política no hay casualidades. Miguel Ángel Osorio Chong es la carta más fuerte del PRI, pero sorpréndase, en el primer círculo siguen jugando a sacar el conejo de la chistera.

o.o.o.o

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