Las campañas de estiércol

Por Manuel Ávalos, analista político

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A una semana del inicio de las campañas electorales en tres entidades federativas, nos damos cuenta que la vieja cultura política nacional es más fuerte de lo creemos y la abundancia de medios tecnológicos y redes sociales que han saturado el espacio noticioso, no parece afectar mucho a las campañas de publicidad abiertas o de propaganda encubiertas o soterradas en los medios de mayor presencia e influencia.

Como hace mucho tiempo, los grupos de presión, las élites políticas y económicas, han destinado una buena cantidad de recursos para apostar a sus candidatos y partidos preferidos, pero la manera de hacer campañas no han cambiado mucho, con todo y la apertura de las telecomunicaciones que permite a una mayor oferta de medios.

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Tampoco ha cambiado mucho la estrategia de los partidos y candidatos para denostar a sus adversarios a través del manejo de “expedientes judiciales de familiares incómodos” y de la basura escondida debajo de los tapetes y cadáveres en los clósets.

Durante años, los desarrolladores de plataformas tecnológicas y otros utopista habían pensado que las noticias en línea serían una oxigenación para los sistemas democráticos, lo cual no ha sucedido, por lo menos en México y en nuestro vecino país. Las mentiras en línea y las teorías alternativas parecen ser más virales que sus predecesores fuera de internet. Además, tienen mayor número de seguidores y son más persistentes, como lo acaban de demostrar los norteamericanos en su reciente elección.

El diseño de nuevas plataformas de tecnología en la comunicación rompió los cotos y las parcelas que tenían los grandes monopolios, y se supondría que una mayor variedad de fuentes de noticias sería el baluarte de una era racional, del “el mercado de las ideas”, como le llaman sus adeptos.

Sin embargo, la experiencia histórica demuestra que esto no funciona así. Los científicos sociales han demostrado reiteradamente que cuando la gente tiene ante sí distintas opciones informativas, rara vez actúa como un ser racional, nos vemos movidos por preconcepciones y sesgos, y la gente se llena de información afín a sus ideas y evitan información opositora.

Si navegamos por una aplicación para dispositivos móviles de Facebook, Google o de un portal de un periódico importante, tenemos la decisión final, porque si vemos algo que no nos gusta, con un clic podemos cambiar. De tal modo que compartimos todo lo que nos parece acorde al pensamiento compartido en nuestras redes sociales, y es así como creamos, en internet, círculos cerrados o clubes en los que nos retroalimentamos.

Las redes homogéneas ayudan a que las teorías conspirativas continúen y crezcan en línea y el valor de la información no importe  sino está identificada en tu gusto o línea de pensamiento.

Por ello resulta muy atractivo que el Centro de Ingeniería Avanzada de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la agencia DDB México y periódico La Jornada anuncian el lanzamiento de una innovadora herramienta para verificar en Twitter la credibilidad de las noticias.

“En un mundo donde las noticias falsas en internet se han vuelto algo cotidiano, esta alianza pone a disposición de los lectores la herramienta #Verificador, que permite a los usuarios de esa red social confirmar el contenido de las noticias que circulan en el ciberespacio”, dice el anuncio.

“El objetivo principal del Verificador es promover el consumo de información fidedigna que, una vez verificada, se difunde de manera responsable, ya que proporciona a los usuarios una herramienta eficaz para ejercer su derecho a estar informados con veracidad, sin tener que realizar largas búsquedas en Twitter”, apunta el anuncio difundido por La Jornada.

Deseamos que esta aportación de los medios señalados tenga éxito, porque en las pasadas elecciones norteamericanas decenas de canales de noticias verificaron los hechos que mencionaban los candidatos todos los días, la mayoría de las veces en línea; no obstante, sus esfuerzos han probado ser bastante ineficaces para contrarrestar la marea de falsedades que difundieron las redes que trabajaron para el candidato republicano, hoy presidente de los EUA.

Los expertos en redes en el mundo advierten que la mentira también se ha institucionalizado, y ahora encontramos sitios web cuya única misión es publicar noticias en línea totalmente falsas o sucias , es decir, al igual que las noticias reales, las noticias falsas se han convertido en un negocio.

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