El espejo negro de la lucha contra la corrupción

 

 

A nadie le cae mal un poco de prospectiva. Sobre todo en estos tiempos en los que el deporte nacional es el de la adivinación y eso que hasta abril inician las campañas de a deveras.

Parece que a la clase política de todos los colores les preocupa enormemente lo qué pasará en México cuando no puedan darle más largas al nombramiento de los fiscales, se complete la estructura del Sistema Nacional Anticorrupción, comiencen las investigaciones y se le ponga nombre y apellido a la corrupción en nuestro país.

Para muchos esto suena aterrador pero la realidad es que será peor cuando la realidad nos alcance y rebase. En el juego de las campañas todos aseguran que no tienen cola que les pisen, ver para creer.

Y no importa si el ganador es ya saben quién, el mismo que no quiere ser fresa ni fifí, o aquel que se echará sus palomazos en Palacio Nacional con el intérprete de la pegajosa lala la lala, o si al final you know who o #Yomero rompe el estigma del tercer lugar que le impusieron las encuestadoras y tiene que cumplir con aumentar las penas a los malos funcionarios, o qué tal un independiente, que no lo es tanto, dándole el banderazo al SNA.

El tema se ha politizado tanto que nadie en su sano juicio puede garantizar que el actual Congreso llegará a sendos acuerdos antes de las elecciones. Todo se lo dejarán al los que vienen.

A unos los acusan de andar promoviendo a los fiscales carnales, mientras otros ya tienen hasta nombre y apellido y los otros estarían cultivando una especie de personajes química y políticamente puros. El caso es que seguimos dándole largas a un tema que sirve para purificar a algunos y para condenar al infierno a otros. No se atreven a dar el paso definitivo.

Por ahora una decena de ex gobernadores mexicanos son sujetos a proceso penal o están en vías de estarlo. Los señalamientos a los políticos son descarnados pero de ahí no pasan.

Ya veremos de qué estamos hechos cuando el Sistema Nacional Anticorrupción esté en plenas funciones.

Candil de la calle

En países de América Latina han caído gigantes con pies de barro, traumáticos episodios en los que se han sido implicados ex presidentes, altos funcionarios públicos, magnates, se ha puesto en evidencia maquinarias para conseguir contratos de gobierno ventajosos a través de sobornos. Cómo estarán las cosas que hasta el papa Francisco declaró recientemente en Chile que la corrupción no se combate con el silencio.

Dicen los que saben que tan sólo el reciente escándalo de Odebrecht –cuyos episodios son lo más parecido a una telenovela brasileña- los sobornos fueron a tal escala que embarraron a funcionarios en 12 naciones latinoamericanas, incluida México.

En Guatemala el tema del combate a la corrupción es cotidiano y tuvo efectos fulminantes que llevó a la dimisión del ex presidente Otto Pérez Molina y de la ex vicepresidenta Roxana Baldetti. Es tal la mano de la justicia que ni siquiera el actual presidente y comediante Jimmy Morales la libra, pues también está señalado por financiar de manera ilícita su campaña. Jimmy intentó expulsar del país el titular de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, Iván Velázquez, pero se lo impidieron, y sus opositores un día piden que deje la presidencia y otro también.

En campaña Jimmy Morales hablaba de honor, sacrificio y esperanza: “durante 22 años los he hecho reir, pero si gano la Presidencia prometo que no los voy a hacer llorar”. Sopas, subrayado nuestro.

En Guatemala más de 200 ex funcionarios, algunos de ellos militares de todos los rangos han sido y son procesados.

En modo crisis

En Perú procesaron al expresidente Ollanta Humala y a su esposa Nadine Heredia implicado en el sonado caso Odebrecht. La analista y periodista de El Comercio, Cecilia Valenzuela, dice que los peruanos siguen en «Modo crisis”.

A punto de una crisis de nervios los peruanos esperan que llegue el 27 y 28 de febrero pues Jorge Barata, ex director Ejecutivo de Odebrechrh prometió que hablará. Aunque la periodista del programa de Sin Guión en La República advierte que hay mucha gente interesada que no quiere que hable. Cómo estarán las cosas que el propio presidente Pedro Pablo Kuczyuski, también bajo sospecha, aseguró que las llaves de la política peruana las tiene Barata.

El escándalo no termina ahí pues también se ordenó la detención del ex presidente Alejandro Toledo, también implicado en los sobornos de Odebrecht, y este amenaza con hacer pagar a Barata 200 millones de dólares por daños morales.

En esas estaba cuando Alberto Fujimori desconcertó a los peruanos cuando éstos conocieron la resolución de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para mandarlo a su casa.

En otro lugar del continente los chilenos se percataron que no eran tan santos como pensaban, como comentó Susana Sierra en “Corrupción a la carta”, tras descubrirse el escándalo de Fondos de los Carabineros que iban a cuentas personales de oficiales. Michele Bachelet dispuso medidas para hacer frente a este flagelo y apenas comienzan.

Drama de telenovela

Brasil vive una tragedia de telenovela. Todo comenzó con una investigación de lavado en una estación de gasolina en Brasilia, en mayo de 2014, que se llamó Lava Jatos, que quitó el velo a una operación mayor de blanqueo de dinero, sobornos a políticos de alto rango en el gobierno, y que alcanzó a ejecutivos de Petrobras, a empresas y políticos brasileños y de otros 12 países. Hubo redadas, grabaciones de conversaciones secretas a un presidente, un misterioso accidente de avión, se supo de cuentas en Suiza, se descubrieron bolsas de dinero y hasta voló dinero en una plaza de Río. El mejor recuento lo ha hecho Mimi Whitefield.

Y mientras a Dilma Russeff la acusaron y destituyeron por alterar las cuentas de su gobierno, Luiz Inácio Lula Da Silva fue sentenciado a un año y medio de prisión acusado de corrupción, pero no ha dormido en la cárcel una sola noche y se prepara para ir a las elecciones presidenciales en 2018.

Los casos de corrupción parecen una cascada: a la empresa multinacional de carne JBS, la acusaron de financiar la campaña de mil 829 candidatos de 28 partidos en Brasil. Para colmo, la fiscalía brasileña acusó al actual presidente interino, Michel Temer, de entorpecer las diferentes investigaciones contra la corrupción.

El caso Panamá Papers sacudió a los panameños, a pesar de que el presidente Juan Pablo Varela consideró que esta fue una novela inflada por los medios. Por ahí está la mancha negra de Ricardo Martinelli procesado en Florida, Estados Unidos.

En el Salvador tampoco cantan mal las rancheras y en su historial figuran Francisco Flores (fallecido) encarcelado por peculado; Antonio Saca, procesado por desvío de recursos en octubre de 2016, mientras que en noviembre del año pasado el ex presidente Mauricio Funes, su ex esposa y su hijo fueron condenados por corrupción.

Cuando la clase política mexicana se decida y quede integrado totalmente el Sistema Nacional Anticorrupción, la pregunta que nos hacemos es hasta dónde serán capaces de llegar. ¿Caiga quien caiga, de cualquier partido? O seguimos simulando.

Fotos: Tomadas de Internet.

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