Café para Todos: Manuel Velasco se va… nadie le pide que se quede

Por Alberto Carbot, periodista y director de la revista Gente Sur.

Tal como se informó la tarde de este martes, el gobernador Manuel Velasco Coello dejará el gobierno de Chiapas, en los próximos 10 días, antes de que finalice el procedimiento de inscripción formal ante el Instituto Nacional Electoral (INE), postulado por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM).

Tan insólita decisión -que semeja a la del jefe del gobierno capitalino Miguel Ángel Mancera Espinoza, propuesto al Senado por parte del Partido Acción Nacional (PAN)-, fue anunciada a un escueto boletín, de apenas 2 párrafos.

En él señaló que su Consejo Político Nacional había sesionado y en dicha reunión “de manera unánime” y con fundamento en el artículo 18, fracción VIII, de sus estatutos, sus 28 integrantes tomaron la decisión de designar a Velasco Coello como candidato propietario de la segunda fórmula al Senado de la República, de la lista nacional.

Ya José Luis Soberanes -jurista mexicano y expresidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH)-, había señalado que Mancera Espinoza contraviene la prohibición de que ningún gobernador electo o jefe de Gobierno puede contender por un cargo de elección popular al concluir su gestión.

En este caso probablemente se inscribe Velasco Coello, puesto que de acuerdo con el Artículo 55 de la Constitución, los gobernadores de los estados y el jefe de Gobierno no podrán ser electos en las entidades de sus respectivas jurisdicciones durante el periodo de su encargo, aun cuando se separen definitivamente de sus puestos.

Sin embargo -habituados desde siempre a que en México las leyes se deben ceñir a los ciudadanos y no al contrario-, al parecer esto no será un obstáculo formal, pues ambos funcionarios serán propuestos vía plurinominal, en circunscripciones que no comprenden las localidades que gobiernan.

En el caso de Chiapas, la noticia de que Velasco Coello dejará el gobierno en los próximos días -y que fue replicada prácticamente en las primeras planas de todos los periódicos que se editan en la capital del país-, apenas mereció unos cuantos comentarios en la prensa local, más interesada en conocer el destino político de quienes contenderán a la gubernatura en las próximas elecciones, que en las repercusiones que traerá en la entidad el que el gobernador se convierta nuevamente en senador, igual que hace 12 años.

Sin embargo, esta apatía quizá puede explicarse por el desencanto de los chiapanecos ante una gestión que ha sido calificada como la peor en toda su historia. Incluso -desde hace poco más de 2 años-, la clase política local discurría sobre el destino del gobernador y algunos llegaron a ubicarlo al frente de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) o algún consulado en Europa.

El boletín de su designación como candidato al Senado estuvo precedido por un mensaje de Jesús Sesma Suárez, coordinador del PVEM en la Cámara de Diputados, a quien apenas el pasado domingo 18 se le había propuesto como candidato a senador para el periodo 2018-2024, el mismo lugar que le fue otorgado al aún gobernador chiapaneco.

Sesma Suárez explicó que “por encima de los proyectos personales”, propuso al Consejo Político Nacional de su Partido, la sustitución de su candidatura “para incorporar en ella a una persona que representa los más altos valores sobre los cuales se fundó y sigue trabajando el Partido Verde: al gobernador del estado de Chiapas, Manuel Velasco Coello”.

“Estoy seguro que su integración como miembro del Senado en la siguiente legislatura, dará al poder legislativo más fuerza, más experiencia y abonará a seguir construyendo la nación fuerte, moderna y democrática que la sociedad mexicana necesita”, dijo el coordinador del PVEM.

La lectura política de su renuncia a la candidatura son varias. La primera de ellas, es que se trata de una salida “honorable” que su partido encontró para Velasco Coello, ante el grave desgaste político-administrativo infligido al gobierno de Enrique Peña y a la administración local. Se habla además de que incluso su caótico manejo para instrumentar quien le sucedería en el gobierno, fue la causa principal de su relevo anticipado, máxime por el daño provocado al PRI y a las aspiraciones de su candidato a la presidencia de la República, José Antonio Meade.

Hasta el último minuto, Velasco Coello -quien llegó al poder mediante una la alianza conformada por los partidos PRI-PVEM-Nueva Alianza-, trató de instrumentar que su amigo de la infancia, Eduardo Ramírez Aguilar, líder del Congreso local y presidente del PVEM, fuese el candidato a la gubernatura por parte de la coalición que a él mismo lo llevó al triunfo en el 2012, y que finalmente esta vez encabezó Roberto Albores Gleason.

Se asegura que sus equívocas pretensiones provocaron un cisma que estuvo a punto de desintegrar el acuerdo con la cúpula nacional priista, principal eje articulador en la entidad y él único con auténtica fuerza electoral.

Sólo los prestidigitadores y trapecistas políticos miopes aún creen que el estado es un bastión del Partido Verde.

En realidad, Chiapas no posee una vocación política definida y la entidad se pinta del color que en ese momento convenga a sus intereses, de acuerdo al dinero y las prebendas que puedan obtener los dirigentes y su feligresía.

Así llegó Velasco Coello al gobierno y con esos mismos métodos ha intentado teñir al estado de verde, color que comenzará a desteñirse al paso de los próximos meses, una vez que el apoyo y los recursos federales comiencen a menguar y el resultado de las auditorías refleje realmente la condición en que se halla la entidad.

Sin embargo -atenido sobre todo a su relación personal con el Centro, sin aún tener definido su futuro real por las malas cuentas registradas durante su fallida gestión y con esa ilusión en mente-, el aún gobernador trató de impulsar infructuosamente la candidatura de Ramírez Aguilar a través del Frente por Chiapas (PAN-PRD) -en el que también se cuenta con la participación de Movimiento Ciudadano-, en detrimento de la figura de José Antonio Aguilar Bodegas -conocido popularmente como Josean-, quien el pasado 16 de diciembre renunció a su militancia de más de 40 años en el PRI, para contender en la próxima jornada electoral.

Incluso, desde la misma oficina de Raciel López Salazar, fiscal general del estado -y con la anuencia de Velasco Coello, de quien Aguilar Bodegas había fungido como Secretario del Campo hasta el año pasado-, se le trató de intimidar mediante burdas acusaciones. Sin embargo, después de múltiples obstáculos y amenazas directas, Josean logró obtener el consenso de ambas agrupaciones, lo que de hecho lo convierte en el candidato más fuerte para obtener la gubernatura.

Las otras 2 asociaciones políticas “Podemos Mover a Chiapas” y “Chiapas Unido” -creadas y fomentadas con dinero del erario chiapaneco a instancias del gobernador Velasco Coello-, al parecer se irán por la vía libre, con candidato propio y no se percibe que puedan obtener éxito sin la presencia formal de su principal impulsor y mecenas.

 “Chiapas Unido” -la versión actualizada del “Partido Orgullo Chiapas”, creado durante el gobierno del hoy cónsul de México en Miami, Juan Sabines Guerrero, para que ilusoriamente lo encabezara ad perpetuam su esposa Isabel Aguilera-, hasta hoy no se ha sumado o propuesto candidato propio, como seguramente sí lo hará “Podemos Mover a Chiapas”, la agrupación respaldada por Leticia Coello Garrido, la madre del gobernador y que encabeza Enoc Hernández Cruz.

Donde también Manuel Velasco Coello sí logró imponer candidato -con la anuencia de Andrés Manuel López Obrador-, fue en la coalición Juntos haremos historia (Morena-Partido del Trabajo y Partido Encuentro Social), a través de Rutilio Cruz Escandón Cadenas, quien durante su gobierno fungió como magistrado presidente del Poder Judicial chiapaneco, y quien navega impulsado solamente por la inercia de las siglas de AMLO.

De ese tamaño es la animadversión hacia su candidato, que en los poderosos círculos de Morena en la entidad, soterradamente se ha dado la instrucción de votar de manera selectiva el 1 de julio, bajo el lema “AMLO sí, Rutilio, No”. De ahí que Escandón Cadenas no la tiene tampoco asegurada.

EL GOBERNADOR NÚMERO 169 DE UNA BREVE HISTORIA QUE REGISTRA 100 INTERINOS Y 18 PROVISIONALES

El pasado electoral de la entidad sureña comenzó con la llegada de Manuel José de Rojas como gobernador interino, luego de la integración a México, el 14 de septiembre de 1824.

Con la determinación acordada por el Consejo Político Nacional de su partido, Manuel Velasco Coello -el gobernador número 169 en la historia de Chiapas-, quien asumió el cargo el 8 de diciembre de 2012, después de obtener un millón 343 mil 980 votos, el 70.57 por ciento de los sufragios-, la entidad contabilizará al octavo gobernador sustituto de su breve historia.

Chiapas ha registrado 100 gobernadores interinos, 18 provisionales, 6 encargados de despacho y uno designado por el gobierno federal. Es decir, solo han existido 44 que han cumplido a cabalmente con su mandato, y de todos los gobernantes que han existido, solo 37 surgieron de un proceso electoral constitucional.

Por ello, con la salida de Velasco Coello a 9 meses de concluir su período, el 8 de diciembre próximo, se volverá a romper un esquema de relativa estabilidad política establecida durante los 2 últimos sexenios que le precedieron y fueron encabezados por Pablo Salazar Mendiguchía (2000-2006), surgido de una alianza de 8 partidos, entre ellos PAN, PRD, PT, PVEM, Convergencia, PSN, PCD y PAS, y Juan Sabines Guerrero (2006- 2012), postulado por la Coalición Por el bien de todos, conformada por 3 partidos PRD, PT y Convergencia.

Hubo casos excepcionales como el de José Patrocinio González Garrido (1988-1993), quien llegó al poder por vía electoral, pero al ser designado secretario de Gobernación fue sustituido por el interino Elmar Harald Setzer Marseille (1993-1994) quien a su vez fue relevado el 18 de enero de 1994 por el gobernador sustituto, Javier López Moreno, que completó la gestión.

Posteriormente, el esquema anterior volvió a repetirse. El priista Eduardo Robledo Rincón, ganó las elecciones ese año y asumió el poder el 8 de diciembre de 1994 y terminó repentinamente 68 días más tarde, el 14 de febrero de 1995.

Posteriormente, fue designado Julio César Ruiz Ferro, quien permaneció de 1995 a 1998 y dejó el poder luego de los acontecimientos de Acteal. Su lugar fue ocupado por Roberto Albores Guillén, el 7 de enero de 1998. El político originario de Comitán, completó el período de gobierno y entregó el poder al aliancista Pablo Salazar Mendiguchía.

El Artículo 55 de la Constitución chiapaneca, párrafo II, estipula que cuando la falta absoluta del gobernador ocurriese en los últimos 4 años del periodo -si el Congreso del Estado se encontrare en sesiones-, se elegirá en escrutinio secreto al gobernador sustituto que deberá concluir el periodo. Pero si el Congreso no estuviere reunido, la Comisión Permanente nombrará por mayoría simple un gobernador provisional y en un plazo de 10 días naturales, convocará a sesión extraordinaria, para que, erigido en Colegio Electoral, haga la designación del gobernador sustituto.

¿Quién podría el relevo de Manuel Velasco Coello? En los corrillos políticos se menciona de que su lugar podría ser ocupado por el senador Luis Armando Melgar, del PVEM, quien también fue marginado de la contienda, no obstante, ser hasta hace unos cuantos meses, el mejor posicionado ante la inicial alianza PRI-Verde-PANAL.

“Urge justicia productiva para Chiapas, porque está marginado, olvidado y hundido la pobreza”, dijo Melgar al esbozar su proyecto “Plan Chiapas”, cuando rindió su Quinto Informe Legislativo, y propuso una iniciativa que busca dar un trato justo a los chiapanecos por parte de la federación.

Quizá lo hizo como respuesta a los resultados del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), que mide la pobreza en México 2017 y subraya que Chiapas persiste como el estado con la mayor población en pobreza, con 77.1 por ciento de sus habitantes en esa condición.

Un estudio del Centro de Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard (CID-HU) consigna también que el ingreso por habitante en Chiapas es el más bajo de las 32 entidades federativas -apenas 40 por ciento de la media nacional-, y refiere datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México (INEGI), que señalan que es asimismo el estado de mayor pobreza extrema (46,7 por ciento).

Los datos analizados por el CID-HU son reveladores: “su tasa de crecimiento durante la década 2003-2013 también fue la más baja (0,2 por ciento), por lo que la brecha que lo separa del promedio nacional creció del 53 a 60 por ciento. Hoy en día el ingreso promedio de una entidad federal en México está dos veces y media por encima de Chiapas. Los dos estados que le siguen, Oaxaca y Guerrero, están 25 y 30 por ciento por encima de Chiapas”. Agrega:

“La implicación es que Chiapas no es pobre solo porque tiene baja dotación de factores en relación con el resto de México, sino porque carece de conocimientos y capacidades productivas para producir bienes más complejos que pueda vender al exterior del estado. Esta conclusión es importante porque sugiere que el foco de atención de las políticas públicas que buscan promover el desarrollo y reducir la pobreza en factores asociados al lugar, no a los individuos. En resumen, el problema principal no son los chiapanecos, es Chiapas”, señala el CID-HU.

No podemos ni debemos insistir en las mismas fórmulas y recetas que no han sido exitosas como solución a nuestro rezago económico y social, que incluso han llegado a agravarlo, reiteró el senador Luis Armando Melgar, quien igualmente demandó “un replanteamiento de la relación de Chiapas con la Federación, porque no es posible que nos sigan explotando y no podamos salir de la pobreza extrema, la cual no se combate con asistencialismo, sino con desarrollo económico y generación de empleos y, por sobre todo, con el combate a la corrupción”.

Melgar podría asumir ese reto de 9 meses, que vendría a darle lustre a su trabajo y a esperar otra oportunidad, con mayor experiencia, para encabezar posteriormente un gobierno de 6 años.

Otro de los posibles relevos de Velasco Coello podría ser su actual secretario general de Gobierno, Juan Carlos Gómez Aranda. Sus partidarios aseguran que podría tener oportunidad y fácilmente sobrellevar las tareas ejecutivas hasta el relevo constitucional.

Egresado de la UNAM en Ciencias Políticas y Administración Pública, desde 1974 ha desempeñado diversos cargos en los gobiernos federal y estatal. Ya fue oficial mayor de Gobierno y diputado federal durante la LVII Legislatura. Participó igualmente en los diálogos con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que condujeron a la firma de los Acuerdos de Paz y Reconciliación.

Finalmente, se menciona al propio Eduardo Ramírez Aguilar. Su designación como gobernador sustituto tiene fundamentos por su gran cercanía de Velasco Coello, aunque se menciona que está a la espera de su postulación a un cargo en el Congreso. Es indudable que cuenta con todo el respaldo de su amigo gobernador, quien sin embargo desde la tarde de este martes ha mantenido una total secrecía, y no ha dicho la última palabra, en caso de que todavía tuviese oportunidad de designar a quien se encargará de concluir la presente administración.

Sin embargo, habría que ver qué opinarán los propios chiapanecos, irritados por una gestión que desaprueba más del 67.4 por ciento de los encuestados y solo valida el 32.6. Según una encuesta nacional, el 62.2 por ciento de los chiapanecos considera que se ha estacando el desarrollo, mientras que el 35 afirma este ha retrocedido. Así las cosas rumbo al relevo de los próximos días en Chiapas.

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