Romo fracasa como operador

El encuentro de los líderes empresariales con los candidatos presidenciales ocurrirá en los próximos días, apenas unas semanas antes de las votaciones, la gran interrogante es qué pasará entre ya saben quién y aquellos a los que etiquetó como parte de la “mafia del poder”.

Mientras esto ocurre la evidencia está al alcance de la mano, Alfonso Romo arrastra su fracaso como operador de la conciliación entre el abanderado presidencial de Morena con los empresarios del país.

Los puentes que se han tendido, escasos por cierto y los que existen lo son por obra y gracia de otros personeros como el ex priista Esteban Moctezuma, han demostrado que la tolerancia se ha ido perdiendo paulatinamente. Y hoy los malos de la película son los empresarios, ¿qué cosas?

Esto a la distancia plantea al menos dos escenarios extremos:

1.-Si Andrés Manuel López Obrador gana está la advertencia de que el nuevo gobierno hará a un lado a los empresarios con lo que no hace química –sin ánimo de venganza, claro- y;

2.-En el caso de que Andrés Manuel López Obrador pierda, el tabasqueño acusará a los empresarios de haber orquestado la campaña negra en su contra desde la mafia del poder. Otro complot, pues.

Ya saben quién, clasifica a los empresarios en dos grandes grupos y de una manera muy simple. Por un lado están los que tienen dinero y corazón y, por otro, los que se han convertido en “traficantes de influencias” al amparo de la “mafia del poder”.

Esta perspectiva parece irreconciliable a pesar de los discursos de que ya saben quién no está peleado con los empresarios, que no les perseguirá y que no habrá acciones para estatizar a las empresas privadas.

Bolas de nieve

El panorama ciertamente es preocupante porque si bien no es nueva la polarización de este sector que genera 9 de cada 10 empleos formales en el país, hay que decir que Alfonso Romo -quien ha sido promovido como virtual Jefe de Gabinete de López Obrador-, ni siquiera es bien visto en su tierra Nuevo León como interlocutor entre los empresarios y el candidato.

El tema de las empresarios es otra bola de nieve en perspectiva que puede tener un desenlace desastroso, sin ser tremendistas por supuesto.

Uno de los grandes desacuerdos que no terminaron suficientemente claros fue el de Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, pues la posición de ya saben quién es la de suspender la obra en Texcoco para llevarlo a Santa Lucia, con todo lo que implica.

Los empresarios convocaron al candidato de Morena a una mesa de análisis técnico, que al final se canceló. Hubo una idea suelta de licitar la obra del AICM a la que el tabasqueño dijo que sí, pero sin moverse de su propuesta original. ¿Tons? Esa es la pregunta, la obra sigue.

Pero entonces mencionaron a Romo como interlocutor para conciliar a los empresarios en el tema del AICM. El empresario venía de una serie de tropezones que hicieron que más de un observador imparcial levantara la ceja, como el caso de comparar a Napoleón Gómez Urrutia con Mandela lo que provocó risas y abucheos.

Romo confesó alguna vez que no le gustan mucho los que se le acercan a AMLO y “se le están subiendo piojos, chinches y gorgojos.” Pero no hizo nada para evitarlo.  Ojo, eso al al final es lo más peligroso.

Los empresarios no dudaron en responder a las acusaciones a través de un desplegado que intitularon “Así No”, texto en el que advierten que no aceptarán maniqueísmos para dividir y polarizar a la sociedad.

“Mafia of the powerful”

La confrontación de Andrés Manuel López Obrador con los empresarios más fuertes del país no es reciente. Y no duda en ventanearlos por su  nombre como dicen por ahí: Carlos Slim, Alberto Baillères González y Germán Larrea.

Resulta que cuando Alberto Baillères recibió la medalla Belisario Domínguez del Senado. AMLO hizo entripado, aunque en ese entonces a finales de 2015 uno de los defensores de esa decisión fue nada más y nada menos que Miguel Barbosa, hoy ex PRD y candidato de Morena al gobierno de Puebla. ¿Seguro cambió de parecer?

En las últimas semanas se han armado historias no confirmadas que los empresarios se han visto obligados aclarar y que los señalan como responsables de una campaña negra para obligar a sus trabajadores a votar por Ricardo Anaya con la advertencia de que si no lo hacen los despiden.

En esos chismes metieron a Coppel, Telmex, Aeroméxico, Grupo Herdez y recientemente al Palacio de Hierro. Y si bien la Coparmex a través de su presidente Gustavo de Hoyos ha reprochado los ataques infundados a las empresas, la respuesta de Morena sigue la técnica Iodex, pues los acusa de estar ligados a la mafia del poder, pero les pide que de no ser cierto aclaren si están atentando contra la libertad del voto.

Al mismo tiempo, llamó la atención una carta apócrifa con el logotipo de Sanborns en la que se anunciaba el cierre de varias tiendas, tema que desmintió la propia empresa.

Complot, primera llamada

Los empresarios son los malosos. A Bailléres lo acusaron de pedirle a sus trabajadores del Palacio de Hierro, según nota de Bloomberg, presionar a sus trabajadores para votar por el candidato con mayores probabilidades de vencer a López Obrador. La empresa confirmo su neutralidad política, pero ni así le bajaron al reproche.

El caso de Germán Larrea, presidente del Grupo México fue más rudo. El empresario llamó a un voto razonado, inteligente, contra el populismo. La respuesta de AMLO fue lapidaria: “tiene mucho dinero pero poco corazón”.

Antes, a Héctor Hernández Ponds del Grupo Herdez le achacaron el aviso a sus colaboradores de estar preparados por cualquier giro en las próximas elecciones. Sergio Argüelles, director de Finsa también se sumó a la cruzada por un voto razonado.

Tatiana Clouthier intentó en algún momento responder pero le faltó nivel, entonces entró de emergente Ricardo Monreal quien aseguró que el 17 de mayo Alejandro Ramírez y Claudio X. González fueron a Los Pinos a pedirle a @EPN que bajara a Meade para impulsar a Anaya, pero que no les hizo caso.

Desde entonces, dice Monreal, los empresarios comenzaron a reciclar la guerra sucia contra AMLO. “No permitiremos que le fraude se imponga otra vez”, dijo el zacatecano. Pues como que no se le ve tan seguro del triunfo.

En el inter se conoció del encuentro entre AMLO con Ricardo Salinas Pliego, a quien metió en otro saco, “tiene dinero pero también dimensión social”. Al final se supo que para eso pusieron a Esteban Moctezuma.

La guerra está declarada. Ya saben quién afirma que no desterrará a nadie de la mafia del poder, si acaso los van a hacer a un lado, ya no van a ser los dueños de México.

Y seguro entrarán al quite los empresarios que si tienen corazón. ¿O no?

¿Y Alfonso Romo?, ni sus luces.

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