Crónicas detrás del muro: Los Ángeles, ironía y glamour

Juan Gómez Posada, periodista independiente.

LOS ANGELES, California, EU.– En Los Ángeles escuchas muchas quejas, pero al final nadie se quiere ir, ves gente de todos lados, pero aquí pasa algo raro, no ves que se mezclen. Una ciudad en rápido crecimiento en el sur de California, centro de la industria televisiva y cinematográfica de Estados Unidos.

Puedes recorrer los Estudios Paramount Pictures, Universal y Warner Brothers, el Hollywood Boulevard, el Teatro Chino de Grauman donde te impactan las huellas de pies y manos de celebridades, el Paseo de la Fama conmemora a miles de estrellas, pero también es la ironía, me comenta una mexicana que vive y trabaja aquí desde hace diez años.

“Conoces a gente con buenos trabajos en empresas de tecnología o de entretenimiento, pero qué pasa, no les alcanza el dinero, rentan entre varios un cuarto para pasarla”, qué ironía, se contesta.

Sabemos que las estrellas de cine beben cóctel en la terraza de un bar mientras contemplan la puesta del sol. Se prueban un par de zapatos en las tiendas ultralujosas de Beverly Hills, pero así es la vida aquí, llena de pobreza y glamour.

Bienvenido a la ciudad más alegre de California, la capital del entretenimiento de los Estados Unidos, repleta de megaestrellas y miles de problemas, nos comenta nuestro guía.

El centro de la ciudad de Los Ángeles, con el legendario Hollywood al noroeste, el Valle de San Fernando al este y las tentadoras playas de Santa Mónica y Malibú al oeste, están llenos de latinos, chinos y coreanos, pero los más, son mexicanos.

Los Ángeles es nuestro, dicen muy seguros unos connacionales en uno de los famosos “callejones” de la ciudad, estas tierras nos lo robaron, pero aquí seguimos y no nos vámonos, advierten.

Hasta los nopales y el chile nos venden, señalan entre bromas, aparte nos ponen un presidente que nos odia, que cosas son esas, agregan un poco molestos.

Las calles de esta ciudad están invadidos por los mendigos y también en ese aspecto lo compartimos con los estadounidenses, sobre todo los de color, quienes se niegan a trabajar.

Nos detectan en cuanto pisamos la ciudad, nada hay de diferencia en su “one dollar” con la de “un dólar” del mexicano cuando estiran la mano a los turistas.

Los Ángeles es otro México, encuentras los dulces típicos, la comida, los helados de limón, las tostadas, las gorditas, o sea no extrañas nada de nuestro México lindo, pero se presiente algo, la ausencia de lo primordial y absoluto, la libertad.

En Los Ángeles no la haces si no llegas por la puerta grande, dijo alguna vez el actor Steve McQueen, y creo que sigue existiendo y perdurará por mucho tiempo, sin duda.

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