Cautela en los medios de comunicación; la lucha por la publicidad oficial

Por Avelino Granados, periodista.

Por la forma en que han procedido recientemente, pareciera que la mayoría de los medios de comunicación en México viven un momento de indefinición en su línea editorial. Ante el arribo del nuevo gobierno, se percibe cierta incertidumbre con relación al manejo de los contenidos, sobre todo en los de crítica política.

La cautela y la superficialidad parece ser el principal elemento que permea en la mayoría de los medios que, en su momento, se caracterizaron por la crítica más mordaz ante el quehacer gubernamental. Más que comentar, analizar o criticar, como fue su costumbre en este sexenio que termina, se limitan simplemente a reproducir declaraciones.

Claro que hay medios que desde los tiempos de campaña se inclinaron en favor de cierto candidato que ya se percibía ganador, léase TV azteca y el Grupo Imagen, además de los ya tradicionales “opositores” La Jornada y Proceso, quienes no disimularon su apoyo a Andrés Manuel López Obrador y se volcaron a apoyarlo de manera transparente.

Baste ver cómo se condujo Ciro Gómez Leyva en su mesa de opinión después del tercer debate presidencial, en el que casi obligó –dada la línea impuesta por su empresa- a un desconcertado Jorge Fernández Menéndez -siempre crítico e imparcial ante las propuestas ocurrentes de López Obrador- a decir que éste había ganado el tercer debate y que con ello ya casi había ganado la elección presidencial.

Independientemente de los medios arriba señalados, cuya línea editorial ya está marcada, los empresarios de la Industria de la Radio y Televisión y el equipo de López Obrador se encuentran actualmente en el primer “round” de estudio; se observan y se analizan, mientras miden sus fuerzas y debilidades, mientras que pocos analistas se atreven a criticar a profundidad –léase Raymundo Riva Palacio– los planteamientos del futuro jefe de Estado, cuyo plan de trabajo pareciera estar aún en ciernes.

Tal es el caso del plan de seguridad, que, sin un documento base, aseguran que dependerá de los resultados de las mesas donde se realizan los “Foros Escucha Para Trazar una Ruta de Pacificación del País y Reconciliación Nacional”. Y la pregunta es: ¿qué no el Presidente electo recorrió en su momento tres veces casi todos los lugares de la República Mexicana en los que conoció de primera mano las necesidades de ciudades y comunidades? ¿Hay necesidad de consultar a víctimas, ciudadanía, académicos, empresarios, activistas, comunidades religiosas, además de autoridades locales, gobernadores y alcaldes las necesidades en materia de seguridad?

Por tanto, material para criticar claro que la hay. Ahí está el gastado discurso del presidente electo como si aún estuviera en campaña, que insiste en la creación de una “Constitución Moral” y los planes para “trazar la ruta de pacificación del país y la reconciliación nacional”.

Casi nadie se atreve a comentar eso a profundidad, ni pedir explicaciones claras de lo que se trata, por ejemplo, preguntar quién se va a reconciliar con quién; las víctimas con sus victimarios?; ¿el pueblo con los delincuentes? A eso se suma al galimatías de los colaboradores de López Obrador al intentar explicar las propuestas de “perdón, pero no olvido”; “que amnistía no es impunidad”.

Al parecer, los opinantes saben que están en juego las concesiones y la publicidad gubernamental. Los empresarios de Radio y Televisión no quieren quedarse fuera del reparto de las partidas presupuestales de la publicidad gubernamental. Esa es la pelea.

Sobre todo porque no habrá mucho de eso y sólo algunos serán los beneficiados, después de que el propio López Obrador anunciara en el punto 29 de sus 50 lineamientos generales para el combate a la corrupción y la aplicación de una política de austeridad republicana, que “se reducirá en 50 por ciento el gasto de publicidad del gobierno”.

¿Habrá temor por ofender o molestar al próximo Presidente?

Es pregunta.