Temas centrales: PAN, segunda fuerza política

Por Miguel Tirado Rasso, analista y consultor en comunicación política.

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El pasado fin de semana, el Partido Acción Nacional (PAN), celebró la sesión ordinaria de su Consejo Nacional, en la búsqueda del rumbo perdido y la identificación de las causas que originaron una de sus peores derrotas electorales de su historia, si no es que la peor, en términos actualizados. Una sesión para el análisis y la reflexión en familia, lo que supondría la exposición de verdades y el reconocimiento de las fallas y errores cometidos. Una catarsis, pues, conveniente y necesaria para la evaluación y el diagnóstico que permitan a este partido ir a su reencuentro.

Pero, aunque algunas verdades se dijeron, predominó la cautela y el cuidado en no decirlas todas, para no herir susceptibilidades. Y es que está claro que el grupo que se hizo de la dirigencia del blanquiazul, mantiene el control del partido y, consecuentemente, pudo lograr un desarrollo a modo de la sesión, sin estridencias, logrando sacar adelante los acuerdos que les permitirán continuar con su proyecto político, hasta que surja quien que les ponga un alto y los obligue a democratizar sus acuerdos y decisiones.

No hay que olvidar qué desde enero de 2017, opera el Consejo que le tocó renovar al ex candidato presidencial, cuando presidía el partido, proceso que dirigió con la mira puesta en el futuro. Así que no es de extrañar que, a la fecha, conserve el apoyo de una cómoda mayoría de los 276 consejeros.

La ausencia de los gobernadores panistas a la sesión del Consejo, manda un mensaje al ex candidato presidencial, Ricardo Anaya, y su grupo, de que las cosas pueden empeorar todavía más si persisten en su plan de mantener el control del partido. Sólo habría que ver a donde llevó a su aliado, el PRD, la ambición de los Chuchos por monopolizar la dirigencia del Sol Azteca.

En el Consejo, el presidente del blanquiazul, Damián Zepeda, señaló como unas de las causas de su derrota, el apoyo al PRI en las reformas estructurales, lo que “fortaleció en el imaginario colectivo la noción del PRIAN”, y no ser percibidos como una oposición tenaz y firme. Así como la intervención del gobierno para frenar el crecimiento de su candidato presidencial, además de reconocer que, en la campaña, el PAN, no tuvo la unidad necesaria.

El dirigente panista se quedó corto en sus señalamientos, porque le resultó difícil reconocer las causas de esa falta de “unidad necesaria”, que habría que atribuírselas a las maniobras que hizo su antecesor para agandallarse la candidatura presidencial, al costo que fuera. Ahí empezó a fracturarse el partido.

El remate lo logró con la formación de una alianza que desdibujó al PAN, hizo a un lado sus principios y confundió, incomodó y decepcionó a gran parte de su militancia, que optó por no votar por sus candidatos. A fin de cuentas, quedó claro que la alianza Por México al Frente, sólo sirvió para amarrar la candidatura presidencial del panista y otras posiciones para los dirigentes de los partidos aliados. Aunque, para justificarla, Damián Zepeda se esmere en decir que su partido hubiera perdido más sin esta alianza.

Pero, resultaría difícil imaginar un peor resultado: Ricardo Anaya sólo ganó la elección presidencial en un estado, Guanajuato. Tuvo menos votos (122 mil) que Josefina Vázquez Mota en 2012 y casi los mismos votos que Diego Fernández de Cevallos en 1994, cuando la lista nominal era la mitad de la actual (45 millones de electores).A la presidencial, el PRD sólo le aportó 2.86 por ciento de votos y Movimiento Ciudadano, 1.78 por ciento. Y, en los estados en que era gobierno el Sol Azteca (CDMX, Morelos y Tabasco), los resultados fueron desastrosos. En 13 entidades, el PAN no ganó un solo distrito y en 17 estados no tendrá senadores de mayoría. Además de perder, por primera vez en su historia reciente, su registro en un estado, Tabasco.

En el Consejo se aprobó, por unanimidad, la integración de la Comisión Organizadora Nacional de la Elección del CEN, presidida por Cecilia Romero, a la que corresponderá emitir la convocatoria para la elección de la nueva dirigencia y validar el padrón de militantes. Se calcula que sobre 280 mil panistas votarán para elegir a su presidente el 21 de octubre próximo.

Tendrán que estar muy alertas quienes pretendan que las cosas mejoren en este partido y se eliminen los obstáculos que han impedido la participación de personajes que no pertenecen a la actual camarilla en el poder del partido. El PAN debe retomar sus principios y buscar a quien mejor lo pueda guiar en estos tiempos tormentosos, con apertura y unidad, anteponiendo los intereses de la institución y haciendo a un lado los proyectos personales o de grupo. Como segunda fuerza política que será, a partir del primero de diciembre próximo, el blanquiazul está comprometido a ser una oposición inteligente, seria y unida. Un contra peso indispensable ante un gobierno que se mira avasallador.

Foto tomada de Internet (El Sur de Acapulco).

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