Medida radical ante el CISEN ¿Sólo para evitar el espionaje telefónico?

Por Avelino Granados, periodista.

Desaparecer una dependencia para garantizar que ya no se realizará la perversa práctica del espionaje telefónico, no es la mejor forma de solucionar el problema. Pareciera una medida un tanto radical, cuando existe una forma por demás sencilla.

Insisto, como si aún estuviera en campaña, el presidente electo Andrés Manuel López Obrador ha reiterado de manera enfática que “con la desaparición del Cisen, ya no habrá espionaje telefónico”. Se acabará esta nociva práctica, dijo; pero aclaró que los trabajadores de esa dependencia no deben preocuparse, porque no los van a correr; serán reubicados.

Tales declaraciones, al parecer, fueron dirigidas como una forma de congratularse con el gremio de los periodistas, debido a que en algún momento ciertos comunicadores se quejaron de que fueron “espiados” por parte de esa dependencia. Sin embargo, este anuncio también alcanza a los políticos y empresarios, entre otras agrupaciones, quienes también pudieran ser objeto de espionaje telefónico como parte de las acciones que el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) desarrolla en su trabajo por cuidar, precisamente, de la seguridad nacional.

Lo más riesgoso es que esa determinación también fue escuchada por la delincuencia organizada, misma que seguramente la recibió con buen agrado al saber que ya no correrá el riesgo de que sus integrantes sean espiados telefónicamente. Y es que el Cisen también colabora con la seguridad pública.

Su participación representa una importante ayuda para los objetivos de las policías mexicanas. No está por demás reconocer que las principales detenciones de los grandes capos de la delincuencia organizada se han logrado gracias a los datos e información privilegiada proporcionada por ese Centro.

La Policía Federal lo sabe y está convencida de que, ante la grave situación de violencia que se vive en nuestro país, la colaboración del CISEN, igual que la del Ejército Mexicano, resultan fundamentales para darle batalla en conjunto al cada vez más fortalecido crimen organizado.

Por si no está enterado el nuevo gobierno morenista, el Cisen no se dedica nada más a realizar espionaje telefónico. Sus actividades son diversas y variadas. Como órgano de inteligencia civil al servicio del país, tiene el propósito de generar inteligencia estratégica, táctica y operativa que permita preservar la integridad, estabilidad y permanencia del Estado Mexicano, dar sustento a la gobernabilidad y fortalecer al estado de derecho.

Su función consiste en alertar y proponer medidas de prevención, disuasión, contención y neutralización de riesgos y amenazas que pretendan vulnerar el territorio, la soberanía, al orden constitucional, las libertades e instituciones democráticas de la población, así como el desarrollo económico, social y político del país. Para ello, tiene la misión de desarrollar y operar sistemas de investigación y análisis que genere información privilegiada para la toma de decisiones, que alerte sobre amenazas y riesgos internos y externos a la seguridad nacional. No creo que todas esas actividades se sustenten únicamente en el espionaje telefónico.

Además, las funciones de esta estratégica dependencia incluye el intercambio de información internacional, que permite las alertas de posibles riesgos desestabilizadores en diferentes países, para lo cual cuenta con representaciones en las principales ciudades de Estados Unidos, Centro y Sudamérica.

Y a decir del avance de la delincuencia organizada, cuyas acciones incluyen el trasiego internacional de droga y acciones financieras que trascienden fronteras, sumado su infiltración que en el ámbito político, económico y de seguridad, no se puede negar que en la actualidad el crimen organizado constituye también un problema de seguridad nacional.

Por todo, me pregunto, ¿por qué desintegrar a una institución tan importante sólo para evitar el espionaje telefónico? Además, en el cometido de no dejar a los trabajadores de esa dependencia en la calle, se argumenta que serán reubicados, proceso por demás complicado y problemático. Entonces, ¿para qué complicarse de esa manera?. ¿No sería más fácil mantener activa esa importante dependencia de seguridad nacional y simplemente dar la instrucción de que ya no se desarrolle esta práctica en este sexenio? Así de sencillo.

Es absurdo pensar que el Cisen seguiría espiando a Andrés Manuel López Obrador ya como jefe de Estado, como si esta instancia de seguridad se manejara autónomamente o por parte del gobierno anterior. No entiendo.

¿Acaso AMLO y su equipo no se percatan de que ya no son oposición y que ahora ellos son el gobierno con la responsabilidad de encabezar a todas las instituciones federales, incluyendo al propio CISEN? Argumentar que tienen que desaparecerlo simplemente para que no haya espionaje telefónico parece una medida muy radical y un argumento sin sentido. O habrá otras razones para desaparecerlo? Es pregunta.

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