¿Contrapesos habemus?

Con los ajustes concertados en el Congreso que definieron el mando civil y no militar de la Guardia Nacional, podemos celebrar que los contrapesos que dan vida a un país democrático no desaparecieron totalmente frente a la mayoría apabullante de las últimas elecciones.

La experiencia de la oposición partidista en el Congreso tuvo un papel clave en la negociación y la redacción de las nuevas disposiciones de ley y su aprobación para establecer mecanismos de coordinación y no de supeditación a las fuerzas armadas, y sin duda, los gobernadores fueron el contrapeso definitivo ante un Poder Ejecutivo que pretendía militarizar las tareas de seguridad pública en el país.

Los grupos parlamentarios y los gobernadores contribuyeron para mantener a los fuerzas armadas en el lugar que le corresponde. Y sin simulaciones.

De haberse mantenido la instrucción de militarizar la Guardia Nacional utilizando el mayoriteo, estaríamos hablando de otra historia. Pero como el hubiera no existe, el resultado de la votación del jueves en el Senado aplacó a las fierecillas que esperaban una ruptura entre poderes.

Hay que decir que el Federalismo mostró signos vitales y preservó el principio republicano de que las grandes decisiones que afecten al país, contarán con la voz y el voto de sus representantes gobernadores y legisladores.

Muy a pesar de que las principales fuerzas partidistas del país quedaron hechas pedazos y a su mínima expresión en las votaciones de 2018, los contrapesos está a la vista.

Nos referimos por supuesto al PRI que perdió el poder presidencial por segunda ocasión y quedó como una fuerza minoritaria en el Congreso; al PAN que no pudo resolver sus conflictos internos y le costó todo; y al PRD que casi borran del mapa político nacional.

La historia de los gobernadores también está llena de anécdotas desafortunadas, pues además de que muchos perdieron sus mayorías en los congresos locales, han venido sorteando presiones políticas desde los abucheos de los mal portados seguidores del presidente de la República, pero también han asumido las pérdidas generadas por programas como el combate al robo de combustibles que en Guanajuato se estimaron en más de 15 mil millones de pesos.

Tampoco puede pasarse por alto que a los gobiernos estatales se les ha reclamado que no han realizado muchos esfuerzos para profesionalizar sus policías –estatal y municipal- que les ha restado capacidad de respuesta frente el crimen organizado.

Y todos comparten, según el humor de las mañaneras, el estigma de formar parte de los conservadores o de la mafia del poder. De esas descalificaciones nadie de la oposición legislativa o en los gobiernos de los estados se ha salvado.

Esto sin considerar que los Superdelegados o Coordinadores de los Programas de Bienestar, tendrían las funciones de “gobernadores sombra”, con la expectativa de convertirse en candidatos a gobernador en las siguientes elecciones, pero por lo visto han quedado rebasados pues actúan como virreyes del Centro sin cetro.

La pinza

Los gobernadores y legisladores del PRI, PAN, PRD y MC se mostraron dispuestos a respaldar el proyecto de la Guardia Nacional, pero la condición siempre fue el carácter civil y no militar de la nueva corporación.

En esta negociación el ex priista zacatecano Ricardo Monreal aprovechó la oportunidad dorada para convertirse en el principal negociador de una de las reformas más importantes del actual sexenio. En la Cámara de Diputados, no les quedará más que apechugar los cambios. Mario Delgado quedó como el cuetero, pues si bien apuró el mayoriteo de Morena, la aprobación de la reforma en San Lázaro recibió un “no me gusta cómo quedó, hay que dejarla como estaba”.

Cuando se daba por perdida la posibilidad de establecer una negociación que dejara a todos satisfechos, los gobernadores del PRI y PAN fueron mal vistos cuando admitieron que estaban dispuestos a apoyar la creación de la Guardia Nacional.

Como en los mejores tiempos, diez gobernadores del PRI acudieron a la Secretaría de Gobernación pero esta vez a refrendar como grupo su respaldo al proyecto pero bajo ciertas condiciones. Los senadores tricolores no cedieron de inmediato y rechazaron de manera abierta la posibilidad de que el mando fuera militar.

En los círculos de la grilla nacional esas diferencias fueron interpretadas como una pugna interna en el PRI entre los gobernadores (Alejandro Moreno) y los senadores (Miguel Ángel Osorio Chong) para hacerse de la dirigencia nacional de ese partido. En realidad eso le dio al PRI más espacio.

El PAN también se metió a negociar. Los gobernadores no fueron por la foto a la Secretaría de Gobernación, pero en redes sociales nueve mandatarios estatales –excepto el de Baja California- respaldaron la posición de las bancadas del PAN, PRI, PRD y MC para aprobar la creación de la Guardia Nacional pero con mando civil, respetuosa de los derechos humanos y, mucho ojo, del pacto federal. La bancada del PAN estaba lista para votar en contra de un mando militar y así lo dejó sentir cuando los senadores albiazules abandonaron la mesa en comisiones, lo que desató la ira de ya saben quién.

Hay que decirlo. Horas antes de la votación en el Congreso el Jefe del Ejecutivo desconfiaba de que el PAN respondería apoyando el proyecto, aunque Monreal lo había anunciado.

Otro personaje clave en la construcción de los contrapesos fue Miguel Ángel Mancera, de quien poco se sabía en las últimas semanas. Pese a las decisiones de cancelar el Gran Premio de la Ciudad de México, a las acusaciones de manipular las cifras del delito y de que en el PRD seguían apareciendo diputados chapulines para irse a Morena, el ex jefe de Gobierno sorprendió a muchos con su trabajo tras bambalinas.

El mapa geopolítico

En el mapa geopolítico del país Morena tiene apenas cuatro gubernaturas, que coloca a este partido como la tercera fuerza con gobiernos estatales en el país.

La primera posición la mantiene el PRI con 12 gubernaturas; el PAN con 10; 1 del PRD; 1 PRD-PAN; 1MC; 1PES; 1 Independiente. El caso de Puebla es atípico pues si bien la gubernatura era del PAN, el gobierno interino es de sello priista.

El PRI cuyos liderazgos caben en una selfie, dicen sus críticos, es hoy el partido con el que se siente cómodo el jefe del Ejecutivo, seguramente por sus raíces. Miguel Ángel Osorio Chong en el Senado y Alejandro Moreno Cárdenas (en la Conago) tienen la llave mágica.

Sin duda el PAN es la piedra en el zapato del actual gobierno federal cuenta con 10 gobernadores y es el objetivo político electoral de este año para Morena y el inquilino de Palacio Nacional; no puede perderse de vista que la crisis de huelgas en las maquiladoras están focalizadas en entidades con gobiernos panistas.

En junio se realizarán las elecciones para gobernador en Baja California y extraordinarias en Puebla. La mayoría de las encuestadoras pronostican la derrota del PAN en Baja California, después de 30 años en el poder y en Puebla, donde les ha llovido sobre mojado. En Morena la crisis interna es fuerte, confían en que la protección de ya saben quién los hará ganar en automático.

El gobierno de Michoacán es el único que puede ostentar los colores del PRD, pues en el caso de Quintana Roo está más inclinado hacia el PAN. Se nota que Silvano Aureoles es un gobernador incómodo, porque votó por José Antonio Meade.

Otra historia es la primera gubernatura del Movimiento Ciudadano con Enrique Alfaro, quien ha logrado voz propia y es visto como fuerte competidor en 2024. Y MC aquilata cada voto de sus bancadas.

Los contrapesos hicieron posible un acuerdo que evitó que México cargara con el estigma de la militarización del país, además de pasarle la factura de los errores políticos a las fuerzas armadas.

Pero esto no termina aquí. Los temas pendientes son la cancelación de la reforma educativa; la pulverización de la reforma energética; el establecimiento de nuevas reglas para cambiar a los organismos autónomos. La pregunta es si los contrapesos seguirán vigentes para evitar que se cometan otras barbaridades. Esa será otra historia.

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