Y que desafina la orquesta

Estás viendo y no ves, dice la conseja popular.

La incertidumbre y la menor inversión son una realidad y el resultado definitivamente no será nada bueno.

Los ajustes a la baja en los pronósticos de la economía mexicana tienen como denominador común la ausencia de inversión y la incertidumbre. Todo por la desconfianza de no saber lo que hay al final del camino.

Definitivamente este no es un problema de fe. Tampoco desaparecerá con sólo cerrar los ojos o usando frases desgastadas como “eso es lo que quisieran nuestros adversarios” o echándole la culpa al neoliberalismo y a los sabelotodo.

Por eso el Banco de Mexico pide, casi suplica al gobierno de la 4T que definan el rumbo antes de que sea demasiado tarde.

La incertidumbre económica es real y pone a prueba al mundo feliz de la 4T.

El reto es definir el rumbo económico del país para no perderlo.

Los pronósticos del crecimiento del PIB siguen en picada, se está perdiendo el control sobre la inflación pues ésta ya llegó al 4 por ciento, más lo que se acumule.

Los desafinados

¿En qué quedamos? Parece que le siguen pasando información al Presidente pero diametralmente distinta a la realidad del país, pues de otra manera no se explica que se la pase corrigiendo a sus colaboradores más cercanos.

Cuando doña Olga Sánchez Cordero reconoció públicamente que a veces resultaba difícil entender al Presidente, muchos lo tomaron como un elemento del costumbrismo político del nuevo estilo de gobernar.

Pero no, parece que sus principales colaboradores siguen sin entender bien las señales y eso los lleva a contradecir al propio Presidente.

Cuando todavía estaba calientito el debate sobre los anti nacionalistas tacos de carnitas y la exigencia del perdón de la corona española porque se pasaron de lanza en la Conquista, los diferendos en el círculo de Palacio Nacional empeoraban.

Y para ejemplo hay muchos botones

1.- Que sí, qué no. El titular de Comunicaciones y Transportes nunca se imaginó que reconocer que la decisión de cancelar el proyecto del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México NAICM nada tuvo que ver con probables actos de corrupción o mal uso de recursos pondría de muy mal humor a su jefe.

El funcionario debió decir trágame tierra cuando el propio Presidente dedicó valiosos minutos de la mañanera para corregirlo y aclarar que desde su perspectiva si hubo corrupción. ¿Pues no que no?

Vaya, a estas alturas ni siquiera se conocen los estudios de viabilidad para el proyecto del Aeropuerto de Santa Lucía.

2.- Al subsecretario de Hacienda, Arturo Herrera, el número dos del equipo de Carlos Urzúa, ya se lo traen de encargo. Todo mundo recuerda aquella declaración que dio al periódico Financial Times cuando dijo que se retrasaría el proyecto de Dos Bocas pues la prioridad era sanear a Pemex. El Presidente salió echando chispas para aclarar que no era cierto.

Pero cuando todos pensábamos que era prueba superada para Herrera –a quien sus detractores consideran beneficiario del padrinazgo político de Miguel Ángel Granados Chapa-, reveló a diputados que estaban estudiando revivir el impuesto de la tenencia de vehículos para aumentar la recaudación tributaria.

Fue como si el subsecretario de Hacienda le echara gasolina a la hoguera, porque nada tardó el jefe del Ejecutivo en decir que no, ni impuestos nuevos, ni nada por el estilo.

3.- Nada más tantito.

Cuando todos los bancos y las calificadoras habían ajustado sus pronósticos de crecimiento de la economía mexicana por debajo de lo estimado en los Criterios Generales de Política Económica, finalmente la Secretaría de Hacienda apechugó y anunció un ajuste a la baja de sus estimaciones de crecimiento del PIB de entre 1.1 a 2.1 por ciento.

Hay que decir que el Banco de México había advertido de los riesgos de una desaceleración económica que impactaría directamente en la dinámica económica del país.

Ah, pero aunque usted no lo crea, el jefe del Ejecutivo calificó el ajuste anunciado por la SHCP como un “estimado prudente, conservador, para no contradecir al Banco de México”.

¿Y qué cree?, pues que el Presidente aseguró que el tiene sus propio pronóstico y con eso puso en duda al staff de Hacienda pues aseguró que se quedaron cortos en la proyección… “a las pruebas me remito”.

Y hasta arrancó algunas risitas cómplices de algunos de sus seguidores, cuando dijo que los números conservadores de Hacienda fueron para no contradecir a los economistas del Banxico. Ajá.

La realidad es que los pronósticos del crecimiento han venido ajustándose a la baja y este año no se ve una reactivación en la confianza de los inversionistas que está por los suelos. Como diría el clásico, “tan bien que íbamos”.

Add a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *