Veracruz: ¿Otra apuesta en falso de López Obrador?

Por José Luis Camacho Acevedo, periodista.

Ayer por cuarta ocasión desde que inició su gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador acudió a Veracruz.

Su viaje se había anunciado con varios días de anticipación a los hechos ocurridos en Minatitlán, municipio del sur de la entidad, donde ocurrió apenas el sábado una masacre en la que 14 personas fueron asesinadas por un grupo armado, y cuatro más se reportan hasta los momentos de escribir estas notas como graves.

Un bebé de un año se cuenta entre las víctimas.

Testigos dicen que fue “rematado” por los victimarios.

La violencia recorrió varias partes del territorio nacional el fin de semana.

La misma noche de la masacre en Minatitlán, pero en San Luis Potosí, otro grupo armado asesinó al muralista Héctor Armando Domínguez, su padre y hermano en Ciudad Valles.

En Guanajuato tres sicarios secuestraron de un juzgado a un presunto responsable de cometer delitos relacionados con la droga. En el incidente falleció un policía y quedó herido un juez. Horas más tarde fue encontrado en las inmediaciones de Juventino Rosas el cuerpo sin vida del secuestrado que resultó ser un narcotraficante al quien apodaban El Triste.

A diferencia de SLP y Guanajuato, Veracruz es una de las entidades gobernadas por Morena, el partido que controla el poder en el Gobierno Federal y el Congreso de la Unión.

En julio de 2018, el morenista Cuitláhuac García le arrebató el gobierno del estado a los panistas, arropado en gran medida por el efecto López Obrador.

Pero la violencia crece en mayores proporciones desde que García asumió el poder veracruzano.

De acuerdo con el periodista Alejandro Aguirre en una de sus columnas en el diario El Universal, después de una de sus conferencias matutinas, el presidente y su equipo acordaron visitar los estados donde la inseguridad no cede, y se decidió arrancar en Veracruz.

“El Presidente no pierde la fe en Cuitláhuac García. Cree que en breve podrá tomar decisiones sin depender para todo de nosotros… y en verdad, te lo afirmo, se le nota ya en el rostro la desesperación por los tumbos y errores de su Gobernador en Veracruz, aunque volverá a respaldarlo de manera pública”, le comentó a Aguirre una fuente de Palacio Nacional, según relata en su texto.

A Cuitláhuac García le falta experiencia para gobernar.

No mostró capacidad de operación política en el Congreso local para quitar al fiscal –por la buena y después por la mala- Jorge Winckler, a quien ahora pretende bajar a tuitazos.

Y es que, ante la matanza de Minatitlán, al gobernador le pareció buena idea culpar al fiscal con el siguiente tuit: «No habrá impunidad a pesar de las eternas investigaciones de la FGE. Seguiremos con más detenciones”, lo cual fue duramente criticado por la ciudadanía y periodistas locales.

Hace un par de meses el Congreso de Veracruz resolvió que los procedimientos de juicio político contra el fiscal general del estado, Jorge Winckler Ortiz, son improcedentes por lo que el caso quedó archivado. Ese fue el último intento de Cuitláhuac donde quedó claro que no controla el Congreso.

La ineficiencia del gobernador también es visible en su nula capacidad para implementar servicios alternos de seguridad.

Resulta evidente que las policías estatal y municipal no responden ante la capacidad creciente del crimen organizado en la entidad.

Por ello, el alcalde de Minatitlán casi le suplica a López Obrador que la Guardia Nacional vigile ya el municipio.

La visita de ayer a Veracruz de López Obrador parece ser una nueva apuesta en falso que se suma a otras dos que se deben destacar:

La creciente disputa entre la secretaria de Energía, Rocío Nahle; y el director de Pemex, Octavio Romero, pues, aunque el propio AMLO lo niegue en sus conferencias matutinas, los malos entendidos entre los funcionarios escalan.

La tercera salida en falso se ha manifestado con el memorándum que recientemente envío para “cancelar” la reforma educativa. Fuentes señalan que una de las consecuencias sería subir al gabinete al consejero jurídico Julio Scherer y bajar a Esteban Moctezuma Barragán.

Al presidente le están costando mucho políticamente estas tres salidas en falso.

López Obrador sigue manteniendo un alto bono democrático. Pero tal parece que lo considera inagotable y eso, cuando menos en la sensibilidad de un electorado como el mexicano, nunca ha sido una actitud de tolerancia que llegue hasta la ignominia.

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