La 4T, entre la retórica y la política ficción

La autocrítica también es un espejo, aunque es el menos socorrido en los cuentos de príncipes, princesas, dragones y políticos premodernos, que nos hace ver tal y como somos, ni más ni menos.

Y esa referencia viene a cuento por la manera en la que hoy los políticos cierran los ojos ante lo evidente.

Un ejemplo que ilustra perfectamente este modo de ser de los protagonistas de la política mexicana lo rescatamos del discurso que escuchamos hace unos días en una tarde lluviosa del Zócalo, a un año de las elecciones presidenciales que dio paso a la tercera alternancia en México.

En su cuenta de feis, el periodista Gerardo Galarza nos sorprendió con este dato que navegó por las aguas inquietas de las benditas redes sociales y que fue la cabeza de una nota periodística y la esencia de muchas otras: 85 minutos de elogios, 15 segundos de autocrítica.

Y para que no le digan, para que no le cuenten los ciber reporteros del Chamanic Center revisaron con detalle el discurso referido para confirmar que este fue el único dato autocrítico de la pieza discursiva que fue el plato fuerte en el AMLOfest.

“Debe crecer más la economía y todavía se mantienen los mismos niveles de violencia que heredamos del antiguo régimen.”

Eso fue todo. Ni una palabra más, ni una palabra menos.

¿Fue deliberado? Pues sí. Ya se sabe que el grueso del discurso estaba dirigido a los fieles seguidores para quienes lo más importante es saber que se han cumplido 78 promesas y el resto de las 100 están en proceso de cumplirse. Nadie reclamó. Pero eso nos deja una visión muy parcial o chata de las cosas y no previene de las consecuencias de la violencia criminal o los costos de una recesión indeseable.

La loca pasión

Hablar en primera persona es más que una marca en la 4T, es el modo particular de conducir el gobierno y a las mañaneras nos remitimos.

Cada quien su estilo, pero el panorama que quedó encerrado en los 15 segundos de la autocrítica pueden tener consecuencias negativas para el país y peor, de proporciones insospechadas.

El problema que se ve, no tan lejos como quisiéramos, es que la polarización en el discurso sigue presente. Se sigue haciendo referencia a los adversarios, a los conservadores, en síntesis a los enemigos de la 4T. Tal vez funcionó en campaña, pero hoy no tiene el mismo efecto, sobre todo cuando se necesita de los otros, los que piensan diferente y que curiosamente, cada vez son más.

El discurso que sataniza al contrario, habla por si mismo de que hay temores tras las bambalinas de Palacio. El punto es que no tiene que convencer a sus seguidores sino a los ciudadanos de a pie que esperan, más allá de filias y fobias, resultados positivos del gobierno en turno.

Pero el discurso mismo que actúa como caparazón se hace más pesado y cada día, es más difícil de sostenerlo.

Los puntos flacos

La inseguridad y la economía, son esencialmente los puntos más débiles o flacos de la 4T, escuché decirlo a uno de los voceros de la 4T en uno de los programas de Leo Zuckerman.

Por eso sorprendió que los temas de la inseguridad y la economía los encapsularan en una referencia de 15 segundos.

En primer término las cifras de los muertos por la violencia criminal ha roto todos los marcadores. Por supuesto que nadie esperaba que por arte de magia se resolviera este lastre de la delincuencia, pero se esperaba que al menos de detuviera su avance. Pero no ha sido así.

Son más las dudas que las certezas.

Y eso no es todo. Los expertos en puntos de vista asociados a los politólogos Melita Peláez y Aquiles Baeza no acaban de entender ese mensaje referido a la delincuencia:

“Se terminó la guerra de exterminio contra la delincuencia organizada”.

Todavía seguimos con cara de what!

Y decimos que no se entiende lo que quisieron decir con ese mensaje, a menos que se interprete como la nueva era del laissez faire, laissez passer, o lo que es lo mismo, “dejar hacer, dejar pasar”.

Porque eso llevaría implícito que terminó el combate a las bandas y cárteles criminales. ¿Para coexistir pacíficamente con éstas?

Lo que sí es un hecho es que se trata del fin de la etapa en la que durante tres sexenios los militares se dedicaron a tareas de seguridad pública no establecidas en la Constitución.

El nuevo discurso son los llamados a los criminales a que se porten bien, pues hacen sufrir muchos a sus mamás por estar en problemas con la ley o porque no se les hace justicia. Ya se verá qué tan efectiva es esta convocatoria.

La Guardia Nacional se estrenó de una manera impensada, como muro de Trump. Una corporación que se supone se dedicaría a salvaguardar a los mexicanos está dedicada a perseguir y atrapar migrantes indocumentados que pretenden llegar a la frontera con Estados Unidos.

Lo que se les fue de las manos fue la incorporación de los elementos integrantes de la Policía Federal a la Guardia Nacional. Nunca se imaginaron la resistencia de estos policías especializados con protestas y bloqueos de importantes vías de comunicación. El tema se les salió de las manos.

Y un caso para los expertos en política ficción fue esa confesión de que “si por mi fuera, yo desaparecería el Ejército y lo convertiría –junto con la Marina- en Guardia Nacional. ¿Retórica o loca pasión?

Economía ficción

Las expectativas de crecimiento económico del país siguen disminuyendo y hoy están por debajo del 1 por ciento para el año e inferiores a las que se pronosticaron para 2020.

Y no, no se encuentran elementos que reviertan esta tendencia negativa, que nos pone incluso en el escenario de una recesión.

Preocupa incluso a los auto denominados “chairos ilustrados” que en la aplicación de la política de “austeridad franciscana” en el manejo del presupuesto federal, se les ha pasado la mano.

Es más, algunos programas están a punto de la asfixia.

La cancelación de plazas y programas gubernamentales ya comenzó a causar estragos en las diferentes entidades del sector público.

El desempleo es real y se ha reflejado en los registros oficiales, lo que no cuadra es la insistencia de considerar empleos formales a los becarios, que dan cifras alegres pero irreales.

En el terreno de la inversión los empresarios han reprochado la falta de certeza jurídica para la productividad. Y tienen razón, pero el primer desconfiado del sector que genera los empleos productivos reales es #YaSabenQuién. Entonces no hay para dónde hacerse.

Los mensaje cruzados no separan lo económico de lo político, aunque el discurso diga otra cosa.

El manejo discrecional de los ahorros en el sector público conferidos al Presidente de la República, aprobado en la Ley de Austeridad, no es otra cosa que la reedición de la partida secreta del presidente, eliminada en el sexenio de Fox y que se suponía que había sido erradicada por los legisladores apenas en abril de este mismo año.

Vuelve el manejo discrecional de los recursos públicos. Y que conste que nadie mencionó al villano favorito para no herir susceptibilidades.

Por eso los linderos entre la retórica y la política ficción casi desaparecen.

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