Tec&Com / Educación digital: La gran vía

Por José A. Ponce, especialista en Comunicación Estratégica.

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Las tecnologías de información y comunicación serán la gran diferencia para garantizar el acceso a la educación y elevar el nivel educativo en las próximas décadas.

Modificar el sistema educativo y con ello incrementar el valor social de la escolaridad se ha convertido en un formidable reto de política pública en el SXXI.

La educación genera identidades, consensos, legitimidades y valores ciudadanos que influyen y dan sentido a la reordenación social implicada en un nuevo modelo de desarrollo.

Cada grupo político en el poder ha intentado en su tiempo modificar las leyes y reglamentos que norman este sector tan relevante en la organización de las sociedades modernas.

Hay un debate en la actualidad sobre que ruta seguir para garantizar el acceso, ampliar el impacto de la educación en México, fortalecer las capacidades y habilidades de los estudiantes y elevar el nivel educativo.

Algunos piensan que debe fortalecerse la educación presencial, los programas, mejorar la infraestructura educativa y la calidad del profesorado para transmitir conocimiento.

También hay quienes creen que debería invertirse más en Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) para la educación, enseñar a enseñar a los maestros y que la educación se centre en los alumnos para formarlos con un pensamiento crítico y creativo en la solución de problemas y que sepan trabajar de manera colaborativa.

¿TIC para qué?

Creo que ambas rutas deberían integrarse, a efecto de no evadir los principales desafíos que tenemos por delante en materia de educación:

Universalizar la educación básica y media, incorporar los sectores sociales excluidos, mejorar la calidad y masificar la enseñanza superior y afrontar la deserción y repetición de grados, márgenes donde la tecnología sería una poderosa herramienta.   

Aunque las TIC no son el único remedio para la solución de los problemas del sector, si representan una ventana de oportunidad para garantizar más opciones y mejorar la calidad de la educación, generar equidad en el acceso, innovar en la gestión del conocimiento, en las estrategias de enseñanza, en las configuraciones institucionales, en los roles de los profesores y los alumnos.

Si se lo proponen los liderazgos político-económicos que dominan en México, y se adscriben a la dinámica que recorre el mundo, la educación del siglo XXI pasará a ser el gran motor que revolucione verdaderamente a la sociedad en la que vivimos. La transforme hacia mayores niveles de igualdad, mayor participación, de aprendizaje cooperativo e incidencia en la vida social y cultural del individuo.

Visión de futuro

Esto implica que, en primera instancia, se generen condiciones de acceso universal a la red y que continúen las condiciones que han generado competitividad en el mercado de las telecomunicaciones.

Otra, mantener el impulso de facilitar el acceso a servicios de telecomunicaciones a través de proyectos comunitario como el Sistema Internet Para Todos, sin duda un incentivo poderoso para impulsar la educación digital.

Por otra parte, obliga también a la capacitación de los profesores en habilidades digitales, ya que el entorno educativo digital implica una serie de conocimientos necesarias para su correcto funcionamiento.

El lenguaje multiplataforma, el trabajo colaborativo, las habilidades de búsqueda y discriminación de información en la web, la conectividad permanente, el desarrollo de contenidos nativos y la ética en el uso de la red son sólo algunos de los temas que los docentes tendrán que aprender a desarrollar.

Si bien es importante que la brecha en cuanto acceso digital se cierre, también lo es que se utilicen las herramientas disponibles para ampliar la cobertura y facilitar el acceso equitativo a la educación, con una mejor calidad y con las exigencias del mundo global al que los estudiantes se enfrentarán.

Qué hacer

En los últimos años muy poco o casi nada se ha hecho para reducir la brecha digital y su impacto en el modelo educativo.  Las iniciativas han sido insuficientes para trazar la ruta y las metas que habrán de impulsarnos en esta nueva era.

Por ello es importante que autoridades y especialistas transparenten ante la sociedad y todos sus actores cuáles serán las principales componentes, los ejes rectores que transformarán la educación y la convertirán en el gran motor del nuevo desarrollo, por encima de la confusión e incertidumbre que prevalece.

Todos, inclusive las instituciones, debemos hacer algo para corregir esa “deriva hacia la uniformidad y la banalidad” (Serrano, 2015) que perfila a la actual generación que navega internet y pensar que las tecnologías de la información y comunicación son el gran diferenciador y una de las herramientas más útiles de acceso al conocimiento y aliadas únicas de los procesos educativos.

Fotos tomadas de Internet.

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