2020, le bajan tres rayitas a la prospectiva económica

A los estrategas de la 4T no les quedó de otra que bajarle tres rayitas al optimismo desmesurado en sus expectativas económicas y financieras para el emblemático año 2020.

La razón de ajustar los indicadores es que seguimos en la desaceleración y el estancamiento económicos y negarlo sería tanto como engañarnos de que vivimos en un mundo feliz, feliz, feliz cuando no es cierto.

Soñar no cuesta nada, diría Chava Flores, pero planear apegados a la realidad no le hace daño a nadie.

Por eso puede considerarse un signo positivo que #DóndeYaSaben se reconociera que las condiciones del país obligan a actuar de manera prudente. Aunque existe un dejo de desesperación de que no les va a dar tiempo para que cuaje la 4T.

Y como no hay dinero que alcance, sobre todo para atender los programas sociales, el gobierno federal tendrá que dar un giro a sus políticas públicas para allegarse más recursos, sin perder de vista que también tiene que estimular la inversión productiva, pues de lo contrario estará metiendo al país en un callejón sin salida. Y no hay atrás a quién echarle la culpa.

Datos anticlimáticos

Como todo mundo sabe, bueno eso creemos, los números no van nada bien.

El crecimiento del PIB para 2019 está cada vez está más cerca del piso del 0.0 por ciento, o sea, nada. Y para 2020 colocaron el PIB de un modesto 1.5 por ciento para abajo. Lo cual es sensato.

En cuanto al tipo de cambio, como ya rebasamos la banda de los 20 pesos por dólar, parece que nunca volveremos a ver los billetes verdes de a 19 pesos y nunca jamás al nostálgico 12.50.

Y ni qué decir del costo del dinero. La tasa de referencia interbancaria del Banco de México que estuvo hasta los cielos con un 8.25 por ciento de rendimiento y que apenas el 16 de agosto bajó a niveles de 8.0 por ciento, hoy la tendencia es que seguirá bajando de manera paulatina hasta llegar a el 6.87 por ciento al finalizar el 2020, de acuerdo a empresarios encuestados por el Banxico.

Algo que no debemos olvidar es que los empresarios están a la expectativa de que tome forma el mega paquete del Programa Nacional de Infraestructura que según Carlos Slim contiene mil 600 proyectos de inversión. En caso de que no se cumpla este compromiso por parte del gobierno federal, la consecuencia es que sí no hubo crecimiento en 2019 para 2020 menos.

Hoy por hoy del Programa Nacional de Infraestructura no se sabe nada, ni cuándo ni cuánto ni dónde.

Reforma fiscal a la vista

Los números andan volando bajo en muchos rubros, sobre todo en los ingresos tributarios del gobierno, en buena medida por la crisis de Pemex y la CFE, pero también en los renglones tradicionales de ISR y el IVA. El único impuesto que ha subido es el IEPS a la gasolina.

Por eso el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, quien según sus críticos tiene el problema de ver el subejercicio del gasto público como ahorros, están pensando seriamente en una reforma fiscal.

Aunque el discurso es no crear nuevos impuestos ni aumentar los actuales, están revisando la estructura tributaria para aumentar la recaudación, dicen que lo ideal es pasar del 13 al 16 por ciento respecto del PIB. Parece que ahora sí incluirán al mercado informal y a las empresas fantasma. A ver.

De otra manera, dicen los escépticos expertos en puntos de vista que se secarán las arcas y no habrá recursos ni para Pemex ni para las becas ni para nadie.

La evasión y la elusión fiscales son importantes y es un tema en el que se debe profundizar pero en una cancha pareja.

De aquellos veneros del diablo que nutrieron de recursos fiscales las arcas del gobierno durante décadas, sólo quedarán recuerdos.

Gobernanza bajo la lupa

Lo contraproducente de la 4T es que hasta ahora no se aprecian cambios estructurales, al revés asistimos a un desmantelamiento de los cambios estructurales realizados en otros sexenios.

La reciente encuesta del Banxico a empresarios identifica de manera clara los factores que podrían influir en un menor crecimiento económico y, en orden de importancia están la incertidumbre sobre la situación de la economía a nivel interno y las políticas públicas para enfrentarla.

Pero también destacan lo que para el actual gobierno es uno de sus grandes pendientes, los problemas de la inseguridad pública que es uno de los principales frenos para el desarrollo.

A esto debe agregarse las preocupaciones sobre las políticas en el gasto público y la plataforma de producción petrolera.

Entre otros elementos destacan la falta del estado de derecho, la impunidad, la corrupción, el debilitamiento del mercado interno. Pero además de la debilidad del mercado externo y la desaceleración de la economía mundial, la ausencia de un cambio estructural y la política comercial exterior.

Dicen los que saben y lo que no lo inventan que mantener un presupuesto restrictivo, propenso al subejercicio, y sin comprometerse a apoyar la inversión en infraestructura, lo único que hará es anclarnos en el terreno pantanoso del estancamiento y, obviamente, de menor crecimiento.

En lo social se pisa un terreno peligroso porque además de que el dinero presupuestal no es eterno, un reciente estudio de la Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados, con datos del Coneval, confirmó la desaparición de programas relevantes para atacar la pobreza: en 2018 había 150 programas sociales y para 2019 quedaron 131.

Entre otros programas eliminados destaca el de Apoyo a la Vivienda; de Atención a Jornaleros Agrícolas; de Empleo Temporal, Comedores Comunitarios; para la protección de personas en estado de necesidad; de Formación de Recursos Humanos; Consolidación de Reservas Urbanas y Apoyos a la Comercialización. Esto no incluye la desaparición de las Estancias Infantiles ni la crisis de abasto de medicamentos.

Aunque no lo reconozcan las autoridades federales la aplicación del presupuesto en estos tiempos de austeridad para algunos renglones evita contar con un seguimiento puntual de cómo se ejerce el dinero.

Por ejemplo existen elementos que dan por sentado que el gasto en salud ha experimentado siete meses seguidos de subejercicios que ha afectado la disponibilidad de medicamentos y el apoyo a becarios de medicina.

El panorama para las finanzas públicas no es el mejor en 2020. Pero tampoco pueden continuar eliminando programas y desapareciendo entidades con el pretexto de que son onerosas.

Sin duda el PEF 2020 es importante para la certeza en estos tiempos. Pero sólo en el momento en que los indicadores de producción, inversión, productividad y confianza del consumidor dejen los números negativos, la condición feliz-feliz-feliz, dejará de ser materia prima para los memes.

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