TMEC, no por mucho madrugar

Nancy Pelosi y Jesús Seade / Especial.

*Nota previa obligada. Al cierre de la redacción de este texto no se habían recibido noticias de Washington ni respuesta a la protesta del subsecretario Jesús Seade contra el virtual madruguete del gobierno de Estados Unidos contenido en la iniciativa del TMEC. La pregunta poco ortodoxa es: ¿nos llevaron al baile?

Ahora sí, continuamos.

El TMEC, más neoliberal, imposible.

Y para Ripley, los máximos representantes de la 4T -declarados consumados anti neoliberales- se mostraron felices de avalar el acuerdo más neoliberal de los tiempos modernos, considerada incluso por los expertos como como la joya del neoliberalismo.

Para efectos didácticos Melita Peláez y Aquiles Baeza se dieron a la tarea de identificar dudas, preguntas, afirmaciones temerarias y hasta temores (fundados e infundados) en torno a la versión corregida y aumentada del TMEC.

Dicen que el diablo está en los detalles. Y sí, pues todavía hoy hace falta una explicación más a fondo del contenido del adendum o Protocolo de Modificaciones al TMEC. Pero lo peor vino con la letra chiquita que no vieron en Palacio Nacional y menos los senadores mexicanos.

Algo ocurrió que la SRE se demoró mucho en distribuir la versión oficial y en español de estos acuerdos adicionales. ¿Estaban comiendo cacahuates?

A todo vapor. Podría decirse que la presentación de la firma del adendum del TMEC ocurrió cuando nadie se lo esperaba, pues apenas el 3 de diciembre ante el Senado, el canciller Marcelo Ebrard decía que el TMEC iba, pero no decía cuándo. En esas horas clave, el subsecretario Jesús Seade sostuvo reuniones casi en secreto y el domingo 8 se hizo la luz. Para el martes 10 ya estaban firmando las modificaciones en Palacio Nacional. Y todos feliz feliz feliz.

Aunque aún faltaba leer la letra chiquita, la expectativa era que si todo salía como se esperaba el TMEC se formalizaría hasta el próximo año, lo cual ocurriría en plena campaña reeleccionista de #YouKnowWho. Nadie sabe para quién trabaja, dicen.

En la euforia hasta uno que otro escéptico consideró que la firma de este protocolo comercial era el milagro de la 4T.

La nota fue que el martes 10 de diciembre, los pastores de la 4T amanecieron más neoliberales que nadie. Pero la emoción duró unas cuantas horas.

Hilos sueltos

El jueves de la semana pasada todo era felicidad en el Senado pues se aprobó casi por unanimidad la iniciativa que incluyó el adendum o protocolo de cambios del TMEC, antes que nadie.

Todo mundo pasó el fin de semana creyendo que no había letra chiquita. Pero la realidad fue otra.

El sábado Jesús Seade se desayunó con una terrible noticia, que nos sacudió a todos, literalmente. Al viejo estilo nos estaban madrugando.

El documento que envió el gobierno de Estados Unidos, de nuestro amigocho Donald Trump, traía premio. En el documento enviado al Congreso del país vecino se incluyó una cláusula que de ser aprobado formalizaría el nombramiento de hasta cinco agregados laborales para vigilar el apego de la legislación laboral mexicana al TMEC.

El subsecretario explicó el desaguisado en un video oficial divulgado de la cancillería donde insistió que el gobierno mexicano no sabía y que estaba en contra de tal medida no negociada y que viajaría a Washington para hacer llegar la inconformidad del gobierno mexicano a las autoridades negociadoras en materia comercial. Se le veía muy estresado y no era para menos.

Las redes sociales tuvieron un fin de semana intenso, hirvieron literalmente. Aunque la voz de los expertos destacó, en unas horas todos nos transformamos en expertos en tratados libre comerciales.  

Tan fuerte fue la respuesta reprochando la actitud del gobierno mexicano y las prisas del Senado a ojos cerrados, que no hubo granja de bots capaz de contener las críticas.

El desenlace aún no se conoce. Si el gobierno de EU y el Congreso de aquel país rectifican, qué bueno. Y si no, el costo a la larga será muy grande.

A ojos cerrados

Antes de la amarga sorpresa, que nos hizo irradiar como negociadores ingenuos, el debate nacional era otro.

El TMEC es buena noticia pero los que saben recomendaron prudencia pues no resuelve los problemas de la noche a la mañana. Y tienen razón pues no hay que olvidar que en México estamos cerrando el año con crecimiento cero y con la mayoría de los indicadores económicos en negativos.

El periodista financiero Luis Acevedo en su análisis de Lo bueno, lo malo y lo feo del TMEC destacó que en la construcción de este nuevo tratado el principal componente ha sido el político, dejando en segundo término el componente primario, el económico.

Buena parte de la hechura del TMEC es a satisfacción de #YouKnowWho de aquel lado del Río Bravo, mientras en casa había sentimientos encontrados entre los empresarios.

Llamó poderosamente la atención que en esta historia los olvidados fueron los representantes del sector empresarial.  La iniciativa privada quedó fuera del cuarto de junto.

También es de destacarse que la Secretaría de Economía no tuvo participación en esta negociación. La batuta la llevó Jesús Seade, subsecretario para América del Norte de la SRE_Mx y de doña Graciela Márquez, secretaria de Economía, ni sus luces.

Todo parecía en orden. La preocupación era sobre el estado de ánimo del señor Trump y sus arrebatos como el que lo llevó a establecer aranceles extraordinarios al acero y aluminio mexicanos, sólo por creer que había una competencia desleal de nuestra parte. ¿Qué garantía hay de que cuando al señor Trump se levante de la cama de malas no se repetirán esos episodios?

Madrugadores

Ya en el terreno del sospechosismo puro, dicen que México se apuró a firmar las modificaciones al tratado original del TMEC para quedar bien con #YouKnowWho, pero también se confirmó que no por mucho madrugar amanece más temprano.

Foto de portada: SDPnoticias

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