TEC&COM20|20 Alfabetización Digital II

Por José Alfredo Pulido Ponce, especialista en Comunicación Estratégica.

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La enseñanza y el aprendizaje de leer, escribir y contar ha sido durante décadas la principal función que ha justificado la existencia de la escuela y sus modelos educativos. Desde el siglo XVI, la imprenta, el libro y los documentos impresos se convirtieron en los grandes detonantes del saber y la información.

En la víspera del siglo XXI, la escuela como institución de la sociedad moderna debe evolucionar, transformarse, reformular no sólo el modelo escolar actual, sino también las concepciones y prácticas de alfabetización desarrolladas en el mundo real y sobre todo en el virtual.

Nueva alfabetización

La alfabetización en este siglo tendrá que desarrollar no sólo la lectoescritura, sino también competencias audiovisuales, digitales e informacionales. Formar a los alumnos para reconstruir y dar significado a la gran cantidad de información disponible y de fácil acceso en múltiples plataformas. Desarrollar también las competencias y habilidades para utilizar y expresarse de forma inteligente, crítica y ética.      

Desde hoy la formación cultural es y será más compleja. En principio, porque requerirá de nuevos procesos de alfabetización, de nuevas herramientas para la enseñanza y aprendizaje, nuevas habilidades que ayuden a entender, comprender y socializar de forma diferente a la generación actual y a las que están porvenir.

Aún no terminamos de dimensionar el impacto que está generando en nuestra especie la incorporación acelerada y el uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC), cuando desde ya la realidad y la virtualidad exigen otras habilidades:    

La expansión de Internet, de la web 2.0, demanda nuevos requerimientos formativos y de conocimiento para la vida, principalmente desde edades cada vez más precoces. Necesidades formativas que por el momento están a la deriva, sin un rumbo claro, no son una prioridad potenciar a la persona y sí al mercado como sucede en la actualidad. La exclusión, la desigualdad y la pobreza son quizá el efecto más notorio de la ausencia de habilidades digitales.    

Nuevas habilidades

El acceso y uso inteligente del conjunto de herramientas que integran este nuevo mundo, como las computadoras, el acceso al multimedia y redes telemáticas, la informatización de las actividades comerciales y laborales, la telefonía móvil y los servicios que ofrece, y de sus formas de codificación y comunicación, requieren de una persona con un tipo y nivel de cualidades y habilidades distinto del que fue necesario hasta apenas poco tiempo.

Al ser digital del siglo XXI se le exigirán, o se le exigen ya, competencias para la adquisición y comprensión de información. Para poder habitar y desenvolverse de manera autónoma en la era digital, la alfabetización informacional lo habilitará para saber buscar información, documentarse, analizarla, extraer conocimiento y reconstruirlo.

También requerirá de competencias para la expresión y comunicación de información mediante la elaboración de páginas web, blogs, presentaciones multimedia, videoclips, podcast. La alfabetización audiovisual le permitirá adquirir habilidades para la producción y análisis del lenguaje audiovisual.

Igual de necesaria será la alfabetización digital, que permita el dominio de los lenguajes y recursos informáticos.

La alfabetización digital debe ser un aprendizaje múltiple, global e integrado de las distintas formas y lenguajes de representación y de comunicación –textuales, sonoras, icónicas, audiovisuales, hipertextuales, tridimensionales- mediante el uso de las diferentes tecnologías –impresas, digitales o audiovisuales- en distintos contextos y situaciones de interacción social.

Desafíos

Estos nuevos formatos de alfabetización deberían de plantearse como los más grandes desafíos para las políticas educativas destinadas a la igualdad de oportunidades en el acceso a la cultura y el conocimiento.

Ante los acelerados cambios del mundo de hoy, los humanos debemos entrar en una dinámica de aprendizaje permanente, significativo y para toda la vida. Un aprendizaje profundo y global que ayude al sujeto a emanciparse, a reconocer la realidad que los circunda y, en consecuencia, a reflexionar sobre la misma y actuar con su pensamiento.

Foto de portada: Quadratín

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