Gobernanza y tamales de chipilín, pesadillas de la IP

Cuando hay temas más urgentes que resolver, la relación entre el gobierno de la 4T y los empresarios se redujo dramáticamente a una cena de tamales de chipilín y atole de chocolate.

Y cuando se esperaba un gran acuerdo nacional para reactivar la economía, lo único que quedó fue la percepción de que se trató de un pase de charola disfrazado de colecta altruista con el pretexto de una rifa que no es rifa, de un avión que no se rifará.

Más allá de la ocurrencia, que sacó de balance a más de un empresario, la realidad es que no se ve para cuándo mejorarán las condiciones para que detone la inversión productiva.

La inversión pública está concentrada en no más de cinco proyectos cuyos resultados son de pronóstico reservado y, por si fuera poco el sector público no ha dado el paso decisivo para impulsar la inversión privada en infraestructura. No hay, no hay, diría el clásico.

De veras que no es por molestar pero por segundo año consecutivo las expectativas de la economía mexicana son las del estancamiento, y si bien nos va la tasa de crecimiento se colocará apenas por encima del cero. ¿O qué, ya se nos olvidó que en 2019 quedamos por debajo del cero?

La incertidumbre sigue siendo el punto flaco de la relación entre empresarios y el sector público. En el fondo existe un serio problema de desconfianza.

Los empresarios son vistos como los beneficiarios de los gobiernos del pasado y parte de la mafia del poder. Así ven a la mayoría.

La decisión que marcó la relación empresas-gobierno fue la cancelación del Proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM).

Para la SCT la cancelación de los contratos del NAIM tuvieron un costo de 71 mil millones de pesos. Pero hay quienes calculan que el costo fue de 105 mil millones de pesos, cifra equivalente a un tercio del costo total de esa mega obra estimado en 305 mil millones de pesos. Sigue resonando el dicho de que salió más caro el caldo que las albóndigas.

Aunque se presuma que los empresarios son por definición pragmáticos, este episodio no lo superarán con tamales de chipilín ni con guajolotas.

Por cierto, parece que el único tren que inaugurarán será el Interurbano Toluca-CDMX, por cierto tres veces más caro de lo inicialmente proyectado. Y el Tren Maya, bien gracias.

La coperacha

En realidad la tamaliza pudo haberse convocado señalando abiertamente el propósito de recaudar dinero para rescatar de la crisis al sector salud. Lo malo es que se mezcló con el tema de la rifa del avión presidencial, que no puede rifarse.

Los economistas advierten que el bien más caro es el que no existe. Y no es broma pero los recursos presupuestales rápidamente se han ido agotando, sobre todo porque se calcularon con estimados de crecimiento que no alcanzaremos.

La base del crecimiento del país es la coparticipación del gobierno y los capitales privados, y no es rollo. Y la clave, es que existan reglas claras, confianza, certidumbre y seguridad jurídica y no anclarse en prejuicios del pasado.

Ahorita no

Pero veamos cuál es el contexto económico en el que se convocó a los empresarios para degustar los tamales más caros de la historia.

Todavía no termina febrero de 2020 y las instituciones mas reconocidas del ámbito financiero ya comenzaron a recortar las expectativas del comportamiento de la economía mexicana por debajo del 1 por ciento.

Apenas el Bank of America (BafA) ajustó las expectativas para el crecimiento de México del 0.9 al 0.5 por ciento, mientras que Barclays también reconoció las posibilidades de que continúe el estancamiento y redujo sus previsiones al 0.6 por ciento cuando esperaban 1.4 por ciento en 2020.

En términos reales BofA, Barclays y otros 14 bancos de inversión y corredurías internacionales ven difícil que México logre tasas del PIB a niveles del 1.0 por ciento, como lo estimó el FMI.

El Banco de México no se mantendrá ajeno a esta tendencia y también se verá obligado a revisar sus pronósticos pero a la baja.

Y la inversión, apá

Prácticamente un año después de que arrancó el gobierno de la 4T, por iniciativa del sector privado, se lanzó el Plan Nacional de Infraestructura 2019-2024, que se concentra en 147 proyectos por montos estimados en alrededor de 43 mil millones de dólares.

Pero todavía hoy, ojalá y alguien lo desmienta, no hay claridad de dónde, cuándo, cómo y quién está desarrollando esos proyectos. Y si recordamos se hablaba de mil 600 proyectos.

Y lo más grave, es que el capítulo correspondiente a los proyectos de inversión en energía y de salud, se han venido postergando tanto que ya mejor ni le mueven los interesados, no sea que les vaya a salir el chirrión por el palito.

Las señales cruzadas son el pan de cada día. Y un día dice Rocío Nahle que no habrá nuevas rondas, ¿para qué si los empresarios no invierten? Alfonso Romo dice exactamente lo contrario y que se exploran todas las vías para replantearlo.

El 15 de febrero había sido considerada una fecha clave para que se conocieran los planes de infraestructura en el sector energía, pero nada. Parece que el criterio para el tema de las rondas de inversión petrolera es “esas no van”.

Los cinco proyectos de arranque de la 4T:

*Extracción petrolera. Elevar la producción de 1.9 millones de barriles diarios a 2.5 millones (En enero se conoció que la producción petrolera de México cayó en 2019 7.4 por ciento pues promedió 1.67 millones de barriles diarios contra 1.81 millones de 2018).

*Rehabilitar las 6 refinerías que operan al 30 por ciento de su capacidad (el dato más reciente es que operan al 25 por ciento y dos plantas están fuera de operación en Madero y Minatitlán).

*Construcción de la Refinería de Dos Bocas, Tabasco y que tiene un costo inicial de 8 mil millones de dólares y se espera quede concluida en 2022. Sigue la construcción de esta obra a la que han propuesto lleve el nombre de AMLO.

*Producir más energía eléctrica. El proceso ha sido lento. En agosto se llegó a un acuerdo con tres empresas constructoras de gasoductos para alimentar centrales generadoras de energía eléctrica lo que resolvería los apagones en el sureste del país. Los costos de la luz siguen sin bajar aunque fue promesa de campaña.

*Construcción del Aeropuerto Felipe Ángeles en Santa Lucía. Lleva 3.92 por ciento de avance en 102 días.

¿Última llamada?

A mediados de febrero se reunieron otros empresarios y banqueros en Palacio Nacional y la señal que dieron es que “vienen miles de millones de dólares de inversión”, dijo #YaSabenQuién pero no detalló ni montos ni proyectos. Tampoco se supo si hubo tamales de chipilín y champurrado de la casa.

Pero lo preocupante es que nada se sabe del tema energético y hay preocupación de que México pierda el grado de inversión de su calificación soberana. Las calificadoras traen entre ojos a Pemex y le están dando la categoría de bonos basura.

Si la inversión privada nacional está en veremos, la extranjera directa es la segunda fuente de divisas después de las remesas familiares. Ver para creer.

La definición en proyectos de inversión es considerada por los especialistas (entre éstos elceo.com) la última llamada para generar confianza y certidumbre a la inversión productiva, principalmente privada. ¿Y cómo para cuándo?

Imagen de portada: Internet (ElFinanciero.com.mx)

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