TEC&COM2020 // Covid19: el mundo que viene

Por José Alfredo Pulido, especialista en Comunicación Estratégica @japponce en Twitter.

Una nueva pandemia –Covid19- afecta terriblemente al grueso de la humanidad, no sólo por las implicaciones en la salud, sino por los efectos que tendrá en el orden social establecido para casi todo el planeta.

Las decisiones que gobiernos y ciudadanos tomen en estas horas en cuanto a la salubridad pública, la economía, la política y lo cultural, podrían configurar el mundo del mañana, un mundo ideal que tal vez sea preferiblemente diferente, más justo, más, puro, más solidario, más cooperativo, más transparente…

Nunca antes en la historia de la civilización y menos en tiempos de paz, habíamos atestiguado medidas tan amplias, de alcance tan poderoso y con un impacto inesperado y aún desconocido en la vida presente y futura de tantas personas.

Crisis planetaria

La crisis planetaria generada por el coronavirus es de una proporción inimaginable al punto que, en las últimas semanas, 2,700 millones de trabajadores, más de un tercio de la población mundial, se han visto obligados a confinarse en sus hogares, restringir su movilidad y socialización (OIT, 2020). La economía global se tambalea luego de que varios gobiernos ordenaron el cierre de empresas y negocios no esenciales.

Hoy no solo el presente, sino también el futuro imaginado pende de un hilo muy delgado, frente a la incertidumbre que produce no saber cuánto tiempo se mantendrá la pandemia, cuáles serán los efectos que producirá en la sociedad y en la economía de muchos países que, sin duda, cambiarán su curso para siempre.

Aunque son diversos los desafíos que nos tocará sortear en el futuro inmediato, una de las lecciones que seguramente dejará la pandemia será que la mayoría de nuestras actividades podrán y tendrán que realizarse en forma remota, utilizando las múltiples herramientas tecnológicas que la modernidad provee.

En perspectiva no tan lejana, dependeremos cada vez más de la tecnología para estudiar, cuidar nuestra salud, trabajar, socializar en mundo virtual que progresivamente nos estará moldeando, clasificando, controlando. ¿Será para bien o para mal? Quizá hoy nadie lo sepa, aunque hay expertos que predicen escenarios catastróficos en materia de libertad y derechos civiles. 

Sin embargo, la tecnología no llega a todos y habrá una enorme brecha para quienes aún se encuentran en los márgenes de poder obtener dispositivos y la conectividad que se requiere para acceder a la sociedad de la información y la comunicación, con las ventajas que esta ofrece en este caso para la educación, trabajo a distancia y el cuidado de la salud, entre otros.

El reto será para los gobiernos, que tendrán que ofrecer alternativas no sólo para usar las tecnologías de la información y la comunicación para controlar y mitigar los efectos perjudiciales de la pandemia, sino también para reactivar, acelerar el desarrollo de actividades sustantivas como la salud, la educación y la economía.

Educación y teletrabajo

En materia educativa, dice México-Evalúa, “la pandemia encontró al sistema educativo nacional muy debilitado en sus avances para brindar oportunidades de educación virtual”. En el plano laboral, de acuerdo con la empresa de software de seguridad Avast sólo 2 de cada 10 unidades económicas cumplen con los requerimientos para activar formatos de teletrabajo y más del 80% de los empleados no recibe apoyo tecnológico de la empresa para hacer Home Office.

En otra dimensión, es necesario y urgente atender la demanda de alfabetización digital inclusiva para casi 5 millones de mexicanos que no saben leer ni escribir y otro tanto mayor para los adultos mayores, como una herramienta para el desarrollo económico y social y el efectivo ejercicio de sus derechos fundamentales.

El panorama no es muy prometedor. De ahí que sea pertinente insistir en universalizar el acceso y uso de las TIC, no sólo entre la población mexicana, sino en el sector productivo y empresarial.

La oportunidad que se nos presenta es un profundo llamado a la cooperación y a dejar de lado los monopolios y nacionalismos. Como lo sugiere Harari, debemos hacer uso de las tecnologías para empoderar a los ciudadanos. El dilema es entre la desunión y la solidaridad. Se elegimos la solidaridad y la cooperación global, será una victoria no solo en contra del Covi-19 sino contra todas las epidemias y crisis del futuro.

«Las decisiones que tomen los gobiernos y pueblos en las próximas semanas probablemente darán forma al nuevo mundo que tendremos en los próximos años».

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