Tec&Com2020 // “Espionaje electrónico en México”

Por José Alfredo Pulido Ponce, especialista en Comunicación Estratégica @japponce

Al mismo tiempo que nos dan más libertad, las nuevas tecnologías siempre ofrecen posibilidades para la vigilancia, facilitan que el Estado y sus instituciones espíen. Por eso, debemos de ser cautos y estar alertas ante la opresión digital.

Las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC) están siendo utilizadas por los gobiernos para campañas de desinformación y el espionaje digital masivo, lo cual viola la privacidad de la población, el derecho a la información y leyes de protección de datos personales.

Existe una preocupación global de que gobiernos autoritarios o populistas aumenten los mecanismos de vigilancia, control y opresión sobre sus ciudadanos, utilizando como excusa a la pandemia.

De acuerdo con un reporte global, diversos gobiernos del mundo toman medidas antidemocráticas bajo el amparo del estado de emergencia generado por la pandemia y en alianza con las grandes empresas tecnológicas, que gustosas amplían el acceso a nuestros datos como parte de su ganancia y con ellos garantizar el control social.

Caso México

El gobierno ha decretado el registro de todos nuestros movimientos con estudios de movilidad a través de los teléfonos, en los cuales recibimos instrucciones para protegernos del coronavirus. De acuerdo con información no desmentida, en la ciudad operan 21 antenas que se sospecha están siendo utilizadas para la videovigilancia y espionaje.

“Estos aparatos -operados por agencias militares- recolectan datos de todos los teléfonos celulares en su rango de alcance de manera masiva e indiscriminada y tienen la capacidad de interceptar la conexión entre una red celular auténtica y los teléfonos, recabando información sin el consentimiento del usuario o del proveedor de servicio de telefonía”. Mediante esta tecnología, la autoridad sabe quién entra y sale de la ciudad y los rangos de movilidad de la población.

El gobierno también ha utilizado el software Pegasus, un sistema de rastreo móvil que puede vigilar de manera indetectable todo lo que se hace en un teléfono celular: rastrear conversaciones, monitorear llamadas, correo electrónico, mensajes de texto, citas en el calendario e incluso mensajes encriptados, detalles bancarios y ubicación, al convertir, básicamente, al teléfono celular en un micrófono oculto.

El negocio de espiar quedó al descubierto cuando se supo que la empresa “Hacking Team, una de las más importantes en el rubro de software de vigilancia, fue hackeada y con ello exhibió a gobiernos y agencias estatales de México que compraron tecnología para espiar a sus ciudadanos”. (ONG Derechos Digitales)

Estos ataques en contra de la privacidad de actores de la sociedad civil mexicana –periodistas, defensores de derechos humanos, activistas y opositores políticos- confirman la absoluta intolerancia del gobierno frente a las denuncias de abuso del sistema y su complicidad con los responsables de estas violaciones a la privacidad o del encubrimiento de los mismos.

Lizama (2020) piensa que en los nuevos formatos de opresión digital “tienen mucho que ver la venta que MALO hizo del país a Microsoft por 1100 millones de dólares a principios de año”.

Privacidad y democracia

A pesar de que se ha hecho el intento, hasta este momento no existe un órgano a nivel mundial que regule el uso de herramientas y programas para espiar. De ahí que los operadores, plataformas digitales y gobierno actúen impunemente. Saben dónde hemos estado y con quién. Hay cámaras de infrarrojos en estadios, aeropuertos, programas de vigilancia masiva, software de reconocimiento facial y más tecnología que aún desconocemos. Nadie regula y castiga el mal uso de esos datos.

Aceptemos: vivimos el peor de los tiempos y el mejor de los tiempos a la vez. El renacimiento y el apocalipsis de manera simultánea. Estamos confinados, pero perdemos nuestra privacidad. El reto está en aceptarlo y pagar las consecuencias. El futuro de la vigilancia y supervisión permanente ya está aquí, y se está estandarizando mediante el control de acceso a datos que realizan las principales plataformas digitales,

El uso de tecnologías para la vigilancia vulnera y viola el espacio civil, ciudadano, de quienes disienten de las políticas gubernamentales y de quienes buscan la verdad, la justicia y el fortalecimiento de la democracia.

Regulación y autodefensa

Para combatir el espionaje digital y fortalecer las libertades ciudadanas, se requieren nuevas leyes, regulaciones, sanciones más fuertes y nuevas unidades de ciberseguridad, focalizadas en la promoción de la autodefensa cibernética universal. Debemos fortalecer la privacidad y debilitar el espionaje, ya que sin privacidad no hay democracia.

La incorporación de las nuevas tecnologías genera ventajas, al aumentar la conectividad, la seguridad y el combate a la delincuencia. Sin embargo, es urgente que la 4T se aparte definitivamente de la tentación del espionaje digital ciudadano, fortalezca los controles y evite la adquisición de equipos y uso ilegal que podrían estar sucediendo con la intervención de las comunicaciones privadas y el tráfico de datos.

Foto de portada: Quadratín.

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