¡Vaya, valla!, la muralla absurda

Por Jesús Sánchez, periodista independiente // [email protected] // @Chucho_Sanchez

¡Vaya, valla!, reprochó la politóloga Melita Peláez.

El Palacio Nacional hoy cumplió cuatro días absurdamente amurallado.

La decisión absurdamente surrealista y seguramente clasificada como tema de seguridad nacional pues ahí vive el presidente de la República, se tomó, aunque usted no lo crea, para contener las protestas de grupos feministas.

¿De verdad son tan peligrosas las mujeres como para blindar con acero una residencia de gobierno?, es pregunta.

El amurallamiento de Palacio Nacional ante la expectativa de la marcha del 8M, es oprobioso en sí mismo y, lo peor, es que a alguien se le ocurrió bautizarlo como “muro de paz”, pero en realidad se trata de un dique cuya intención es la contención de la expresión de las mujeres.

¡Vaya, valla! Hablar del ´muro de paz´ es como presumir un tolete (pacificador) pintado de morado.

Estas acciones, disque o quesque estratégicas, de un gobierno que presume un compromiso con la transformación, tienen una relevancia muy especial pues se amuralló la residencia del presidente más feminista de todos los tiempos, dicho con sus propias palabras.

¿Son tan peligrosas las mujeres como para ponerles una vaya de acero?, ¿Por qué les tienen tanto miedo a las mujeres?

Ya sabemos que todo es cuestión de enfoques pero nos quedamos con esta reflexión, tome nota:

**Qué tanto habría perdido el gobierno si en lugar de amurallar Palacio Nacional se hubiera mostrado receptivo a las demandas de las agrupaciones de mujeres, lo que habría significado abrir las puertas y sentarse a dialogar.

**Qué tanto habrían perdido el gobierno si en lugar de colocar un vergonzoso “muro de paz”, el Congreso hubiera puesto manos a la obra para legislar sobre aquellos temas que más lastiman a las mujeres, que por cierto constituyen más de la mitad de la población.

**Qué tanto habría perdido la 4T si en una muestra de congruencia hubiera decidido retirar la candidatura de Félix Salgado para airear la política y demostrar que no hay simulación y que las cosas están cambiando. ¿Qué le debe AMLO a su compadre Félix como para asumir costos políticos enormes que lo marcarán para siempre?

Y no, no puede verse este conflicto como la confrontación política del grupo en el poder con los conservadores, los malos de la película. Verlo de esa manera es un infantilismo de izquierda. Se trata de mujeres organizadas en múltiples colectivos que están defendiendo su derecho a hablar y ser escuchadas.

Hay muchos sentimientos encontrados. Se ha subestimado el aumento en la violencia intrafamiliar por el confinamiento; poco se hace por atender los feminicidios; hay más tolerancia a personas ligados con el crimen organizado que con las demandas de las mujeres.

Desafortunadamente la decisión de levantar una muralla de acero en lugar de atender las demandas de las mujeres, ha demostrado que doña Olga Sánchez y otras funcionarias de primer nivel en el gabinete de la 4T, las muestra como lo que son para su patrón, como floreros. Da pena decirlo, pero no hay de otra. Pronto aprendieron a comer sapos sin hacerle gestos.

Y no hay buscarle tres pies al gato, detrás de las mujeres que alzan su voz sólo hay mujeres que desde muy distintas trincheras ponen el acento en la desigualdad y en el reconocimiento a sus derechos.

Son mujeres, madres, hermanas, hijas, esposas, compañeras, profesionistas, empleadas, trabajadoras, desempleadas, empresarias, amas de casa, abuelas, tías, indígenas, estudiantes, a quiénes en lugar de ofrecerles una puerta abierta al diálogo, a disposición a los compromisos, a la colaboración, al trato igualitario pretenden frenarlas con un muro de acero.

Y todas tienen razón en estar enojadas.

La noche del sábado el ´muro de paz´ cambió de aspecto, las mujeres lo usaron como lienzo para escribir los nombres de las víctimas de feminicidio. Y les faltó espacio.

Este 8M reconfirma que en nuestro país hacen falta respuestas, sobre todo a a las demandas de las mujeres.

¡Vaya, valla!

Tarjetazos de Melita Peláez

1.- Torito pirotécnico.

Lo dicho, resulta incomprensible que una figura impresentable como la de Félix Salgado, acusado de violencia contra las mujeres y de usar su cercanía con el poder presidencial para beneficio personal, tenga tantas consideraciones.

Lo de menos son las encuestas pues pueden estar cuchareadas.

Lo peor no es que de manera artificial siga en la boleta electoral, sino que haya quienes le den su voto para que gane, y que usen como pretexto que de no hacerlo les quitarían las dádivas conocidas como ´apoyos sociales´.

2.- ¡Por un mundo mandilón!

“Aún pasa que si tus amigos te gritan “¡Mandilón!” es visto como un insulto. Pero ya es hora de que pensemos diferente. Si la pandemia sacudió -y derrumbó- muchas de nuestras estructuras, ideas y formas de ver el mundo, también es tiempo de derrumbar el machismo, la violencia y la misoginia.

“Por nuestro bien, si queremos tener un lugar en nuestro futuro, nos urge aprender del liderazgo de las mujeres.”

Tomado de la columna de Genaro Mejía @genaroastignac ´La última y nos vamos´, publicado en LinkedIn y en el sitio BarEmprende en Facebook, YouTube e Instagram.

3.- Sorpresa, este 8M aumenta el precio de las tortillas.

Las microempresas justificaron tal decisión por los incrementos en los precios del gas, la luz, el agua, el maiz y todos los insumos para producir la tortilla. El precio promedio por cada kilo será de 17 pesos en la CDMX.

4.- ¿Y Ricardo Sheffield? Bien gracias, a todo dar, de campaña.

Fotos tomadas de Internet.

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