AMBIENTE PREELECTORAL
| El México de hoy, inimaginable hace un par de décadas, provee al periodismo de un material único. El ambiente preelectoral domina la vida diaria. Y la pregunta más común que se hace a los periodistas por parte del resto de los mexicanos es: ¿Quién va a ganar la presidencia? ¿cuál es el mejor candidato para el país?
Responder tajantemente es tanto como intentar predecir el futuro o dar línea. Aún es temprano para poder analizar las preferencias y tendencias electorales, pues ni siquiera han comenzado las campañas y las encuestas realizadas tienen un gran sesgo porque se realizaron cuando sólo había un candidato seguro (López Obrador) y los otros dos apenas salían de sus procesos internos, sumamente tortuoso en el caso del PRI y con resultados sorpresivos en el PAN, donde se daba por descontado que el candidato sería Santiago Creel.
Pero responder a estas preguntas también plantea un problema de ética. ¿Qué tanto puede influir nuestro propio deseo, intereses e ideología en creer y anunciar que un candidato x va a ganar? ¿Qué tanto influye esto en nuestra percepción de cuál es el mejor candidato para México? ¿Qué tanto nos estaremos engañando a nosotros mismos al decir que x, y o z no tienen ninguna oportunidad?
En las elecciones de 2000, muchos colegas juraban que Labastida ganaría con un pequeño margen sobre Fox y cuando llegaron los resultados quedaron pasmados. Y no eran priistas, sino que simplemente no lo tenían dentro de sus previsiones. Ahora, las apuestas por López Obrador se mantienen arriba y a Madrazo lo ubican como el gran perdedor. Sin embargo, estamos a sólo unos días de que concluya la tregua electoral y podamos ver con más claridad el panorama.
Sin duda, los periodistas tenemos nuestras preferencias y pasiones políticas personales, pero nuestra primera militancia es con el periodismo, y ésta es una profesión que exige dar voz a todos, aunque no nos guste lo que dicen. El periodismo no debe estar al servicio de ningún grupo político o económico, porque si lo hace se convierte en propaganda o publicidad. Finalmente, el buen periodismo exhibe las debilidades y fortalezas de las propuestas políticas sin necesidad de calificativos. En sus discursos y acciones podremos ver de qué vienen hechos estos candidatos y qué es lo que ofrecen o podemos esperar de ellos. Aunque los mexicanos saben que prometer no empobrece… y que muchas de las propuestas son imposibles de realizar, mientras que otras sólo son para ganar votos.
Perla Oropeza