LA AVALANCHA DE LOS CÍNICOS
| Dice Ryszard Kapuscinski (ver Los cínicos no sirven para este oficio) que el verdadero periodismo es intencional, esto es, que se fija un objetivo y que busca provocar algún tipo de cambio. Sin embargo, añade, para ser buenos periodistas es absolutamente necesario ser escépticos, realistas y prudentes, pero ante todo ser éticamente correctos.
“Creo que para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser un buen hombre, o una buena mujer: buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias. Y convertirse, inmediatamente, en parte de su destino.» (AQUÍ VUELVE A APARECER LA PALABRA, ESA PALABRA QUE ES LEIT MOTIV DE ESTE BLOG).
Por eso el periodismo, el buen periodismo, no es para los cínicos. Porque cinismo es, según la Real Academia Española, “desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables».
Muchos dirán, y con razón, que eso precisamente es lo que vemos en muchos medios, sobre todo en los electrónicos, donde se miente o se da información a medias o sesgada con el más absoluto descaro. Pero precisamente eso es lo que podemos considerar como lo más alejado del verdadero periodismo. Es como cuando, con desfachatez, los programas de chismes del espectáculo se definen a sí mismos como periodísticos.
En esta época electoral, muchos directores de medios, conductores de programas noticiosos y editores ya buscan su acomodo con vistas a treparse en el tren del candidato que llegará a la Presidencia. Quieren obtener o prolongar sus privilegios. Y no dudan en favorecer a alguno de los presidenciables. Al hacerlo, no piensan en el periodismo, sino en sus muy particulares intereses. No importa que se digan a sí mismos y a quienes quieran oírlos que lo hacen por el bien de la nación. Lo cierto es que pertenecen a ese gran ejército de cínicos que buscan ganancia de pescadores en el río revuelto.
Perla Oropeza
Tal vez el cinismo no sea la virtud que un buen periodista deba poseer, pero a decir verdad se demuestra como la característica principal de muchas de las personas que supuestamente se dedican a esta labor. Puede que sean pocas las personas que lo noten, pero este fenómeno está tan generalizado que ya pasa iinadvertido para aquellos que conviven diariamente con estos medios que a base de manipular a las audiencias obtienen un resultado que beneficia a otras personas o a su propia satisfacción de saber que ahora piensan como ellos.
Da coraje detenerse a pensar que la gente cree ciegamente en estas palabras que consideran verdaderas, pero, ¿cómo identificar a aquellos que corrompen las mentes y obtienen a cambio que la gente esté a su favor?, supongo que todo es cuestión de análisis.
Todos los que sobreviven gracias al sueldo que obtienen por transmitir información tienen el deber de dar un informe que sea completamente equitativo y concreto. Esto es un valor (si es que así se le puede nombrar) periodístico que poco poco se ha ido apagando, pero que algunos conservan, ya lo dijo Ryszard Kapuscinski «para ser buenos periodistas es absolutamente necesario ser escépticos, realistas y prudentes», entonces, ¿por qué alejarse de esta realidad?
Diego Emilio Sánchez Oropeza