Cuñado incómodo, el efecto

hildebrando.jpg En el último tramo de las campañas, el resbalón le tocó a Felipe Calderón por el affaire del cuñado incómodo, lo que provocó un efecto de emparejamiento de la candidatura de Andrés Manuel López Obrador y la gravitación en la de Roberto Madrazo.
Los diferenciales entre ambos candidatos continúan cerrándose como preludio de lo que pudiera ocurrir el día de la elección, lo que no obsta para que conste que el voto de quienes prefieren mantener el principio de que su voto es secreto, sea el factor sorpresa.
A partir del debate entre los presidenciables del 6 de junio, las mediciones que realizan las encuestadoras serias modificaron sustancialmente sus resultados; recortaron la ventaja de Calderón, quien ya se había despegado de su más cercano competidor.
María de las Heras y su empresa Demotecnia estiman un interesante comportamiento de los potenciales electores, al grado que descontando los márgenes de error en las mediciones, prácticamente estamos ante un virtual empate técnico.
La información de Consulta Mitofsky también refleja este viraje, pero hay que notar el contraste con todas las manifestaciones mediáticas que consideraron a Calderón como el vencedor de los debates.
Reforma, por ejemplo, le dio el triunfo a Calderón en su encuesta posdebate, pero ayer registró una desventaja de dos puntos del michoacano frente a AMLO, para quedar 35 a 37, respectivamente. A Madrazo lo dejaron en 23 puntos.
Al revés, GEA-ISA le da a Felipe 37 puntos, 35 a AMLO y 24 a Madrazo.

Ulises, el factor
Salvo los casos de empresas como Demotecnia, Consulta Mitofsky y otras excepciones, lo que ha sido posible apreciar a lo largo de este proceso es que hay «encuestadoras militantes».
Un caso realmente para el análisis es el de Ulises Beltrán quien de plano confesó que votará por Felipe Calderón y que en algunas mediciones ajustó los resultados.
Estas revelaciones las realizó Ulises Beltrán ante un grupo de alumnos del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) -donde estuvo presente el reportero Martín Román Ortiz-, y ahí reveló que en un reporte reciente empató los porcentajes entre Calderón y López Obrador, cuando el michoacano estaba abajo.
En todo caso el problema lo tienen los candidatos y sus equipos de campaña, quienes deben realizar esfuerzos para convencer a los electores de que son opción. Los autoengaños no sirven a nadie.
Lo recurrente entre los candidatos del PAN y de la coalición Por el Bien de Todos ha sido descalificar los resultados que no les favorecen. Pero luego vienen los desengaños.

Voto diferenciado
En lo que resta de las campañas los candidatos tendrán que apuntalar el voto duro. El comportamiento del voto a escala nacional es distinto al que se aprecia en la ciudad de México. La perspectiva es que se impondrá el voto diferenciado y eso mostrará resultados diferentes tanto en la elección presidencial como en la composición del Congreso.
Tanto Demotecnia como Consulta Mitofsky han coincidido en que en el Congreso, aunque no hay expectativas de que se instale una mayoría absoluta, el PRI sigue con las posibilidades de mantener la mayoría simple, el PAN en segunda posición y el PRD en tercera.
A lo que temen los panistas es a que se mueva la estructura nacional priista, con su voto leal; mientras que los perredistas coligados con el PT y Convergencia tienen la expectativa puesta en que el «voto útil» los favorezca pues no tienen estructura nacional de voto.
Jesús Sánchez Martínez / RECUENTO POLÍTICO / EL FINANCIERO

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