AMLO, ¿autodestructible?
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El desgaste del capital político de Andrés Manuel López Obrador ha sido vertiginoso.
Muchos de quienes vislumbraron el surgimiento de un nuevo liderazgo han comenzado a desencantarse con las actitudes de un político que ha sustituido la prudencia y la sensatez por el culto a la personalidad.
Parece que de nada sirven los recursos de la política y de la legalidad para fijar rumbos. En la etapa de transición que vive el país lo que se requiere son liderazgos fuertes, con proyectos definidos y no la suerte de seguir a quien aparece como víctima de la política.
Siempre se dijo que López Obrador se mostró como un buen candidato pero sin el soporte de la estructura partidista. Por eso le faltaron votos. Quienes se atreven a disentir de su forma de pensar y actuar se convierten en enemigos de la democracia, en sus enemigos.
En alguna ocasión uno de sus colaboradores dijo que López Obrador -quien siempre estableció que la estrategia era él mismo- no escuchaba, que prefería decir, «mira a la gente».
López Obrador corre el riesgo de comenzar a quedarse solo. Ésa es su realidad. ¿A quién escucha López Obrador? Parece que sólo a sí mismo.
Alentar la confrontación social por más puro que sea el ideal personal de los políticos, no está justificado. Los tabasqueños lo dicen y repiten, a algunas personas el poder las marea, a otras las enloquece.
Es una pena que en cuestión de días, un importante movimiento político que logró prácticamente igualar una elección presidencial, inédito en nuestro país, se diluya por el empecinamiento de quien dice que ganó la contienda. ¿Y si le faltaron votos para ganar?
El próximo gobierno federal será muy complicado por la dificultad entre los grupos políticos para lograr acuerdos. Y en medio estaremos todos los mexicanos.
López Obrador, víctima de sus propios errores, se convirtió en un político autodestructible.
Primer round
Este fin de semana se sabrá de qué cuero salen más correas en el primer mano a mano entre Felipe Calderón y el líder nacional del PAN, Manuel Espino.
El escenario será Querétaro, donde los grupos parlamentarios del PAN conocerán la decisión de Espino, quien por estatutos tiene la atribución de designar a los que serán los coordinadores de los senadores y diputados en la edición LX del Congreso de la Unión.
Desde ahora se da por descontado que el todavía senador Héctor Larios será el jefe de la bancada albiazul en Xicoténcatl.
Pero es sabido que entre los calderonistas Santiago Creel es quien tiene menos simpatías, pero es el candidato de Espino.
Y aunque se trata de un nudo gordiano, Felipe Calderón y los panistas-panistas ven con buenos ojos a Alejandro Zapata Perogordo, quien por cierto compitió en el proceso interno por el liderazgo del PAN.
Para nadie es un secreto que Espino se la jugó con Creel para la candidatura presidencial y quizás ello explique su decisión de irse a España a pagar una manda recorriendo el Camino de Santiago; se fue de paseo, en medio de una etapa inédita en la historia del país.
Otro problema de Espino es que presume que gracias a su operación el PAN se convirtió en la primera fuerza política en el Congreso, pero poco hizo para la campaña de Calderón.
Otra fórmula que impulsan los creelistas es la de Ricardo Zapata Perogordo será el coordinador de los senadores, pero si Espino se enterca habrá problemas en la construcción de los consensos de la pluralidad que le hará falta a Calderón, porque lo que más se le criticó a Creel fue su falta de oficio para la operación política. A no ser que Creel vaya a la Comisión de Gobernación del Senado.
Lavaderus est
a) Leonel Cota ni sufre ni se acongoja. Lejos de las caóticas calles donde está el plantón perredista, el líder acudió el martes a un popular restaurante donde los que lo vieron dicen que desayunó dos veces porque estuvo de las nueve de la mañana hasta el mediodía. Entre los panecillos, la fruta y el café, se le vio muy animado con Roberto Campa. Ya con el corazón contento se fue a ver a los asoleados.
b) Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno electo del Distrito Federal, dijo que está dispuesto a asumir el costo político que implica la instalación de 16 campamentos sobre Paseo de la Reforma. La pregunta es si gobernará para todos o nada más para sus contlapaches. Hay quien dice que está en el movimiento casi a fuerzas.
c) Totalitarismo con olor a naftalina. El escritor Carlos Monsiváis se atrevió a matizar su posición de apoyo al recuento de votos pero no al megaplantón. Y la respuesta de Leonel Cota Montaño, recordó lo más añejo del priismo; «no está a discusión».
Jesús Sánchez (Recuento Político / EL FINANCIERO