Jeques petroleros aztecas

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Vaya, vaya. Al menos los panistas comenzaron a organizarse y dieron el difícil paso de vencer los temores del costo político y enviaron finalmente la iniciativa de reforma energética al Congreso.

Pero aunque haya quienes no admitan que se trata de una iniciativa de «corto alcance», como evaluó EL FINANCIERO; «descafeinada», como dijo el Teacher, la realidad es que puede considerarse light o un tirititito para evitar el choque con las fuerzas opositoras en el Congreso.

Porque a la vuelta de la esquina están el 2009 y las elecciones federales intermedias. A perder más terreno, es a lo que temen el gobierno y los panistas.

Se trata sólo de una reforma a Pemex, no más. No hay ajustes a la expectativa de la Comisión Federal de Electricidad ni redefine el futuro de Luz y Fuerza del Centro.

Tampoco se atiende claramente el tema de las medidas de transparencia, los dispositivos anticorrupción. Y menos toca con el pétalo de una rosa al sindicato formal o a la estructura paralela de confianza.

En realidad, no hay razones para que suenen los tambores de guerra. No hay privatizaciones, más bien es un compendio de propuestas que como se estableció en EL FINANCIERO, se circunscriben a lo que puede hacer, no a lo que debería hacerse en el sector para que pudiera llamarse una reforma integral.

Tiritititos

En esa condición de corto alcance, el sindicato permanece en el lado oscuro de Pemex. Pero no sólo el reino sindical de Carlos Romero Deschamps es la versión remasterizada de La Quina. También existe un hoyo «negro profundo» en lo que compete a los trabajadores de confianza. Y ni se diga de los jubilados.

Los trabajadores de Pemex tienen una imagen pésima, de ser algo así como «jeques petroleros aztecas».

A pesar de los episodios escandalosos, el sindicato no tiene la obligación de transparentar los montos de los recursos que recibe del gobierno, ni está obligado a declarar en qué los gasta.

Mano negra

Que se sepa, la planta laboral de Pemex asciende a unos 208 mil trabajadores, según los registros oficiales de la paraestatal.

De ellos, sorpréndase usted, son algo así como 113 mil trabajadores sindicalizados. De ésos no se sabe cuántos son los privilegiados que tienen cargos y sueldos insospechados.

Pero, en otro renglón están los trabajadores de confianza, que suman poco más de 28 mil.

Hay que decir que la tasa de crecimiento de los trabajadores sindicalizados es del orden de 1.5 por ciento anual.

Empero, en la etapa del Pemexgate, por allá del año 2000, los trabajadores sumaban 32 mil 978 y por todas las diligencias y acusaciones, muchas de ellas que no prosperaron, inició un recorte drástico hasta el año 2004, tanto que la cifra de confianza se redujo hasta los 26 mil 300, pero en ese año detuvo su caída y retomó el ritmo, o sea que se revitalizaron las contrataciones.

Es precisamente en el renglón de los trabajadores de confianza donde el hoyo negro pudiera ser más profundo.

Hay otro renglón que le significa importantes recursos a la paraestatal, los jubilados, que en 2007 sumaron poco más de 67 mil.

Oro negro

Los jeques petroleros aztecas requieren de importantes cantidades de recursos para mantenerlos. Nadie niega sus aportaciones al país, pero los chamanes chinchorreros se escandalizaron con las cifras.

En conjunto, los trabajadores Pemex -incluidos los jubilados- requieren de 70 mil millones de pesos al año, según cifras de 2007.

De ese monto, la partida más grande, 30 mil 800 millones, corresponde a los trabajadores sindicalizados.

Y eso no es lo más sorprendente. Los trabajadores de confianza necesitan 22 mil 500 millones de pesos, aunque proporcionalmente en número son tres veces menos que los sindicalizados.

Y los jubilados de Pemex consumen 16 mil 700 millones de pesos anuales.

Es necesario revisar la parte de los trabajadores de confianza, de quienes no se sabe si son los cuates del compadre, los recomendados del secretario de Estado o del presidente. Pero le cuestan mucho al país.

En estas últimas horas el aprendizaje es que la iniciativa casi es del PRI. Que Manlio Fabio Beltrones, Emilio Gamboa y Beatriz Paredes dominan el área chica, y la grande también.

> Lavaderus est

** Columnómetro del licenciado Aquiles Baeza.

1) La Asociación de Locutores de México -un saludo afectuoso- le otorgó al consejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), Leonardo Valdés Zurita, el Micrófono de Oro.
Sería porque ha dicho en poco tiempo tantas barbaridades, como ésa de exhibir las boletas electorales de 2006 o su encontronazo con el Congreso.
2) Evaristo Hernández Cruz, alcalde de El Centro -donde se asienta la ciudad de Villahermosa-, Tabasco, recibirá hoy, de manos del pachuqueño Omar Fayad, las riendas de la Federación Nacional de Municipios de México (Fenamm), la organización más grande de su tipo en el país. En la primera sesión de trabajo la Fenamm dedicará una mesa de análisis al agua y el petróleo para la sustentabilidad de los municipios en el país.
En el acto participarán los alcaldes de Huixquilucan, Adrián Fuentes Villalobos; de Ciudad Juárez, José Reyes Ferriz; de Xalapa, David Velasco Chedraui; de Oaxaca, José Antonio Fernández; de Morelia, Fausto Vallejo Figueroa; de Hermosillo, Ernesto Gándara; de Veracruz, Jon Gurutz Rentería Sempe. Estará invitada Beatriz Paredes.
3) Dice Eduardo Bours que no es asunto de la Conago hacer eco de la propuesta del veracruzano Fidel Herrera para que los gobernadores de entidades petroleras formularan sus propuestas para la reforma energética. Claro, Sonora no produce petróleo, puros pollitos.
4) ¿Cuál es la canción del primer círculo de Los Pinos? «Tu-vi-mos un si-re-ni-to…»

** Tarjetazos de la politóloga Melita Peláez.

-Hay un conocido vocero al que no ven por su oficina desde hace semanas. Sus detractores creen que se fue sin hacer ruido. Pero otros, los cuates, dicen que se fue de vacaciones. ¿será?

Jesús Sánchez / Recuento Político (EL FINANCIERO)

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