IFE, la desconfianza

IFELas sociedades requieren un grado de confianza para funcionar bien, decía el teórico estadounidense Francis Fukuyama, uno de los politólogos que reconoció al sistema electoral mexicano como uno de los mejores de este lado del mundo.

Incluso en una de sus visitas a nuestro país, Fukuyama no dudó en decir que el sistema electoral vigente aumentaría la confianza de los ciudadanos en el sistema político, y como cereza del pastel dijo que el Instituto Federal Electoral (IFE) y sus consejeros «están haciendo exactamente lo correcto».

Las expresiones de Fukuyama están registradas en una conferencia que ofreció en las instalaciones del IFE en junio de 2005, cuando estaba al frente del organismo Luis Carlos Ugalde.

Pero contra lo que decía entonces y sorprendía a Fukuyama, la desconfianza no nos ha abandonado.

Por eso llama enormemente la atención que en unos cuantos años (con el 2006 como intermedio), el IFE fue convertido en el patito feo de la política mexicana.

La etapa gloriosa del IFE ocurrió precisamente en el punto de la alternancia del poder, en los comicios del año 2000, pero hay que decir también que la reforma electoral previa ciudadanizó al máximo árbitro electoral y recibió los aplausos cuando avaló un resultado que significó la derrota presidencial del PRI tras 70 años en el poder.

Pero aunque el mismo ánimo democrático llevó al IFE a los comicios de 2006, le fue como en feria. Los partidos pronto se cobraron el manejo de la elección y le arrimaron la leña verde a los consejeros, otros actores mandaron al diablo a las instituciones y siguen haciéndolo con singular alegría.

El IFE es castigado por los partidos y los concesionarios de la radio y la televisión y no le dejan mucho margen. Hoy el villano favorito es Leonardo Valdés Zurita, de quien seguramente esperaban docilidad. ¿Qué el IFE no es una institución autónoma?

Preocupan las amenazas de los concesionarios de la radio y la televisión de que pueden incurrir en un incumplimiento masivo en las pautas de transmisión de los espots de la propaganda electoral. Entonces le echarán la culpa al IFE. ¿Otra vez?

En octubre arranca formalmente el proceso electoral de 2012, que será una megaelección. Y para entonces, los partidos podrían mostrarse benévolos y completar el estaff de consejeros. Más tarde el Congreso tendrá que valorar cuánto autoriza de presupuesto, pero sobre todo los montos de las prerrogativas a los partidos, que sin duda serán millonarias.

Y esto sin contar con que los concesionarios no soltarán el hueso, nunca jamás.

Pero eso sí, le exigirán al IFE y por ende al Tribunal Electoral Federal, mostrarse flojitos y coopelando.

En aquel encuentro con los consejeros encabezados por Ugalde en junio de 2005, Fukuyama decía: «Yo quisiera felicitar al IFE por ser probablemente la institución primordial en esta parte del mundo que ha reforzado el componente absolutamente crítico de la democracia.»

Pero está visto que a Fukuyama le falló la prospectiva, pues no atinó a calcular que la desconfianza no nos abandonaría.

> Lavaderus est

** Columnómetro del licenciado Aquiles Baeza.

a) Dicen que Santiago Creel se convirtió en el suspirante solitario. Qué mal, nadie lo siguió, fue más fuerte el lazo con la nómina del gobierno, ¿o no?

b) Ernesto Cordero podría cobrar su última quincena en Hacienda a finales de septiembre, cuando renunciaría para buscar la candidatura calderonista. Javier Lozano de fiel escudero pasaría a ser el coordinador de la campaña.

c) El doctor José Ángel Córdova Villalobos también renunciará a finales de septiembre, pero para buscar la candidatura al gobierno de Guanajuato.

d) Buena la entrevista que dio el magistrado Flavio Galván a EL FINANCIERO en la que señala que los comicios federales de 2012 deben convertirse en una fiesta democrática y no en un campo de lamentaciones.

e) Histórica la decisión de la Corte que restringe el fuero militar, tuvo sus asegunes. Ayer la ministra Olga Sánchez Cordero debió aclararle a la Segob, Sedena y Marina que la resolución de la Suprema Corte no se reduce a un «criterio orientador».

Sánchez Cordero aclaró: «No, es una sentencia que condena al Estado mexicano, al Estado mexicano como tal. Es decir, tanto al Poder Legislativo a hacer modificaciones de ley como al Poder Ejecutivo, también, en las políticas públicas que garanticen estas prácticas estatales, así lo dice la propia sentencia.»

Eso sí, hay que reconocerle al ministro José Ramón Cossío mostrarse como un jurista con alta calidad moral para poner los puntos sobre las íes en el desempeño de las fuerzas armadas.

f) La crisis política derivada de la declinación de Humberto Mayans Canabal a la gubernatura de Tabasco mostró que lo que hace falta en la entidad es disponer de reglas claras para garantizar la equidad entre los competidores. Mayans asegura que fue obstaculizado por intereses mezquinos y eso tiene que tomarse en cuenta. Por ahora el secretario de Salud, Luis Felipe Graham, aseguró que no renunciará a su cargo, se dice respetuoso de quienes lo colocan en las primeras posiciones de las preferencias, pero dice que hoy son los tiempos de Andrés Granier. Ya se sabe que a río revuelto, los ganones son otros, ¿no?

g) ¿Cuánto costarán al presupuesto del GDF las precampañas políticas de los colaboradores de Marcelo Ebrard? El mejor ejemplo de ello lo da Mario Delgado, quien para su promoción personal ha mandado miles de folletos personalizados a domicilios particulares buscando justificar sus aspiraciones para convertirse en el elegido de Marcelo. ¿Para eso sirven nuestros impuestos?

** Tarjetazos de la politóloga Melita Peláez.

-Que el joven Grissom anda molesto porque cree que la telenovela El equipo es la versión región 4 de la serie CSI. Lo malo es que los sueños de productor de tele de Genaro García Luna los pagamos los contribuyentes.

Jesús Sánchez Martínez /Recuento Político (EL FINANCIERO)

Twitter.com/@Chucho_Sanchez

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