Acapulco, en la encrucijada

Barra Vieja. Julio 2011
Barra Vieja. Julio 2011

 

Perla Oropeza

Apenas concluido el Tianguis Turístico en Acapulco, en marzo pasado,  la secretaria de Turismo, Gloria Guevara, anunció que ese encuentro dejaría de realizarse en el puerto guerrerense para volverse itinerante.

La noticia cayó como un balde de agua helada a los acapulqueños, que no habían tenido una señal previa de que se podría tomar esa decisión. Muchos opinadores dijeron que esto se debía a la inseguridad en la ciudad, donde se registran enfrentamientos entre bandas del narcotráfico. Sin embargo, todos sabemos que eso ocurre en casi todo el país.

Quizá no sea tan mala idea llevar el Tianguis Turístico a otra ciudad, pero la forma en que se hizo, sin el mínimo respeto a los 36 años en que albergó Acapulco este encuentro, crearon malestar entre todos los involucrados en la industria «sin chimeneas» del puerto.

¿Por qué, si se iba a llevar el tianguis a otra ciudad, no se pensó en hacer una edición súper especial de despedida? Acapulco es un destino maravilloso, con una bahía única, que ha sido considerada por medios especializados como una de las más bellas del mundo.

Acapulco tiene muchos problemas. A fin de cuentas, no es un sitio turístico planeado. No tiene la asepsia que esperan turistas acostumbrados ya no a estrellas, sino a diamantes. Tiene serios problemas de tránsito y basura. Se carece de cultura turística. Da la impresión de un lugar donde todos hacen lo que quieren, porque quieren y no hay nadie que lo  impida.  En la playa, los operadores de motos acuáticas pasean casi encima de los nadadores, echándoles el humo en la cara y contaminando el mar con gasolina, sin que nadie se los impida. Los vendedores pasan uno tras otro e impiden a los turistas ver el paisaje, además de que los acosan hasta el cansancio. Los empleados de restaurantes se paran en medio de la carretera para obligar a los automovilistas a detenerse para insistirles que entren en sus negocios.

Baches, inundaciones, choferes del servicio público con una agresividad que no pide nada a los microbuseros del Distrito Federal, restauranteros y hoteleros abusivos.  Venta y explotación para las fotografías de animales exóticos. Miseria y falta de educación.

Barra Vieja. 20 julio 2011
Barra Vieja. 20 julio 2011

Así es Acapulco. Hace cuatro días estuvimos en Barra Vieja, a donde llega la laguna de Tres Palos y se junta con el mar en temporadas como la actual. Todo un espectáculo de la naturaleza. Sin embargo, la basura era la invitada número uno. La belleza de este paraje era opacada por las botellas y bolsas de plástico que se encontraban sobre la arena. Ahí hay un centenar de pequeños restaurantes. ¿Por qué no se ponen de acuerdo para levantar ellos la basura? ¿No entienden que eso les traería más turismo del que llaman «de calidad»?

Los acapulqueños dicen que el problema de la basura empieza con la falta de un servicio de recolección municipal eficiente. En estas vacaciones se ha aplicado el programa de empleo temporal para dejar libre de basura las playas. Es un esfuerzo que debiera ser permanente.

En Puerto Marqués la situación era diferente. La playa más limpia, aguas claras. Las palapas están en proceso de modernización. La atención en restaurantes frente a la playa es de primera.  Ahí el ambulantaje y las motos acuáticas son la pesadilla de los visitantes.

¿Cuántos turistas deben ser atropellados por una de esas motos para que las autoridades se decidan a poner orden en sus actividades?

Acapulco no merece ese tipo de descuidos. No merece el desdén de autoridades federales, estatales y municipales. No merece que los prestadores de servicios turísticos crean que sólo deben recibir y no dar. No merece la actitud de discriminación con el turismo que tienen muchos discotequeros, restauranteros y hoteleros.

Aunque Gloria Guevara considera que no se afectó al puerto, la realidad es otra. No se trata de la derrama económica que dejaba el tianguis. Se trata de la percepción que deja. Al quitarle a Acapulco ese encuentro, de la forma en que se hizo, se dejó el siguiente mensaje: aquí no vale la pena venir; este sitio ya no es más merecedor de la atención internacional.

Puerto Marqués
Puerto Marqués

Acapulco está en la encrucijada. El camino que tome de aquí en adelante decidirá su futuro. Los recursos federales que llegarán al puerto para paliar el enorme daño por retirar de ahí el Tianguis Turístico quizá permitan verdaderas mejoras. Eso, si sus autoridades locales ponen también de su parte, realmente se ponen a trabajar, se dejan de politiquerías y demuestran su amor por este puerto.

Twitter: Perla_O

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