Reformas a la carta
|Jesús Sánchez
EL FINANCIERO, mi entrañable casa, en su 31 aniversario
Corresponde ya a la mitología del poder o la excusa institucional, decir que las reformas no se aprueban por la falta de una mayoría en el Congreso.
Parece que los gobiernos divididos llegaron para quedarse. Políticos que han analizado con seriedad este tema, como Manlio Fabio Beltrones, reconfirman que a falta de un nuevo modelo de régimen político es factible por ahora convertir a la negociación y el acuerdo en el vehículo para aprobar las reformas que le urgen (desde antier) al país.
José Woldenberg, reconocido investigador académico y expresidente consejero del IFE, comentó recientemente en entrevista con EL FINANCIERO que la solución al complejo problema de la ausencia de mayorías en el Congreso no pasa por el recorte al número de curules y escaños como lo han propuesto tanto PRI como PAN, sino en un cambio sustancial del régimen hacia el parlamentarismo. Éste es el gran pendiente.
En la más reciente reforma política, se hizo una propuesta para llegar a una suerte de semiparlamentarismo, que incluía figuras como el jefe de gabinete, que hoy podría funcionar con el cargo de secretario de la Presidencia de la República, aunque no se entiende bien a bien por qué no se llaman las cosas por su nombre.
El caso es que el nuevo gobierno tendrá que echar mano de la fórmula Beltrones para la interlocución y que también ha planteado el líder del Senado, Emilio Gamboa Patrón, en la construcción de alianzas para resolver los problemas del país. ¿O no?
La agenda de la alternancia
La expectativa sobre la gestión presidencial de Enrique Peña Nieto está centrada en la capacidad de los priistas para reorientar el rumbo del país hacia una democracia eficaz.
Y no pueden demorarse más tiempo ante el riesgo de que el bono democrático se diluya.
Curiosamente el PAN se reconvirtió, desde el momento en que Josefina Vázquez Mota asumió la derrota electoral, en un partido de oposición, aún en el gobierno.
Peña tomará posesión tres meses después de iniciado el nuevo Congreso, de ahí que los priistas tengan que aplicarse para materializar los compromisos de campaña y que no quede todo en las buenas intenciones.
El diagnóstico de que estamos del nabo es más que conocido. ¿Qué hace falta entonces para resolver nuestros rezagos, atrasos, olvidos?
Claudia Ruiz Massieu ha delineado con más precisión el contenido de la agenda que viene.
–Una presidencia democrática. Para llegar a ese propósito, modelo u aspiración hay una lista de propuestas que pasan por una reforma a la Ley General de la Administración Pública Federal.
-Un primer paso fue proponer la autonomía del Ifai para darle a esta entidad autonomía y capacidad de sanción para quienes no cumplan la ley. Además se plantea una Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública para todo el país, que sume y no reste al federalismo.
-Con la creación de la Comisión Nacional Anticorrupción con autonomía constitucional con facultades para investigar y sancionar, lo que se anticipa es la desaparición de la Secretaría de la Función Pública, mejor conocida como «la tapadera».
-Un impostergable, la reforma hacendaria. Que permita ampliar la base tributaria; reducir las exenciones y privilegios fiscales; simplificar el sistema fiscal; redefinir las facultades tributarias en los tres órdenes de gobierno y ejercer el gasto público de manera eficaz y transparente.
-También se perfila una reforma al sistema de seguridad social. Todavía no se ve claro de dónde.
-Una reforma educativa que mejore la calidad de la educación, invertir en infraestructura, en la ciencia y la tecnología e impulsar las jornadas escolares completas.
-La reforma energética que reactive la producción sin renunciar a la propiedad pública de los hidrocarburos ni a la rectoría y conducción del Estado. Que será la políticamente más controvertida.
-La reforma laboral (que hoy se dictamina en el Senado) que cumpla los objetivos de hacer más competitivas a las empresas y proteger a los trabajadores.
-Y la reforma a las telecomunicaciones que revise y actualice las regulaciones y las políticas públicas en la materia.
Éste es el menú de las reformas que se propone impulsar en el nuevo gobierno. Lo importante es que se cumplan las expectativas, porque si no, pues ya no hay a quién echarle la culpa.
> Lavaderus est
** Columnómetro del licenciado Aquiles Baeza
1) El conflicto de las escuelas normales en Michoacán, que derivó en una intervención policiaca, con más de un centenar de detenidos, tiene su origen en el rechazo de los alumnos de esas escuelas a la reforma curricular. Sí, increíble por donde se le quiera ver. Por supuesto que la violencia no tiene justificación, por ningún lado, pero es un hecho que hay grupos interesados en que se politice.
El gobernador Fausto Vallejo se encontró de pronto con que le crecieron los enanos, pues sus adversarios se han aprovechado de ese conflicto al llevarlo al extremo.
¿Le tiembla la mano?, le preguntó el Teacher. «A lo mejor sí me tiembla la mano, pero tengo que cumplir con mi deber», respondió Fausto.
2) El segundo informe de gobierno de Javier Duarte de Ochoa será entregado al Congreso estatal el 15 de noviembre. Un primer balance de su gestión da cuenta que para 2012 la inversión privada ascenderá a 27 mil 200 millones de pesos, con una generación de 30 mil 66 empleos directos y 44 mil 944 indirectos.
** Tarjetazos de la politóloga Melita Peláez
-En agosto de 1990, Mario Vargas Llosa declaró: «México es la dictadura perfecta». Algunos años después el escritor acepta sin hacerle gestos el Premio Carlos Fuentes, que más bien parecía un machetazo a caballo de espadas.
El único que estuvo en aquella célebre mesa de análisis y que se refirió al tema 22 años después fue Enrique Krauze, quien horas después de las elecciones de julio de 2012 declaró: «La dictadura perfecta quedó en el pasado». Conste.
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