Banxico y la SHCP apostaron por el sentido común: subir tasa de interés; ¿y ahora qué sigue?

Antonio Sandoval, especialista financiero, para El Rincón del Chamán.

Finalmente la Comisión de Cambios conformada por el Banco de México y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público apostó por la coherencia: subir la tasa de interés.

Como contexto, sabemos que el tipo de cambio se había depreciado sustancialmente, estuvo a nada de llegar a 20 pesos por dólar tanto en su parte interbancaria como de menudeo, todo ello sin que se observara que el banco central mexicano hiciera algo, más allá de una tibia declaración en el sentido de que vigilaban la evolución del peso.

Era precisa una acción decidida de parte de la Comisión de Cambios, existían claras evidencias de que el peso estaba sumamente castigado pero la problemática de Banxico era como enfrentar ese monstruo de mil cabezas llamado mercado; la aparente estabilidad de los días recientes le dio aire para pensar con calma la estrategia a seguir.

Ha muerto el mecanismo de subasta de dólares

También como sabemos, el mecanismo de subasta de venta de dólares ya había sido rebasado desde hace algún tiempo; el mercado sabía perfectamente hasta qué niveles se provocaba la intervención del banco central mexicano y hasta allá llevaba el precio para provocar un ajuste inmediato al día siguiente; el mecanismo contribuyó en parte a la escalada cambiaria en este sentido.

Asimismo, en algo que difícilmente se reconocerá, este mecanismo significaba ya un drenaje para las reservas internacionales del país, en la entrega anterior mencionamos que al ritmo actual las reservas se agotarían en 22 meses, una cifra para preocupar. El drenaje a las reservas internacionales tenía que detenerse sí o sí.

Lo correcto, lógico y conducente era incrementar la tasa de interés, seguir la ortodoxia monetaria que se dejó un poco de lado a la espera de que el mercado corrigiera lo que dieron por llamar una «sobrerreacción», corrección que nunca llegó.

Los porqués

Subir la tasa de interés además de corresponder a la coherencia y sentido común tenía varias aristas que lo permitían:

1) El nivel de la inflación, que pese al incremento registrado en enero a 2.61 por ciento desde el mínimo histórico ubicado en 2.13 por ciento al cierre de 2015, sigue en la parte baja del rango de tolerancia (3 por ciento, más/menos un punto porcentual).

2) La posición de la Reserva Federal de Estados Unidos, que tiene un sesgo alcista en su tasa de interés; es decir, el aumento en México no se contrapone con el de nuestro principal socio comercial.

3) Las expectativas de inflación, que están muy lejos de significar un problema, por más que el propio banco central mexicano quiso asustar hace unos días con el petate del muerto advirtiendo que si no habría recorte al gasto del gobierno entonces tendría que subir la tasa de interés; utilizando la frase favorita de Don Agustín Carstens, «al final del día» sucedieron las dos cosas: se recortó el gasto y se incrementó la tasa de interés, de pilón se eliminó el mecanismo de subasta de venta de dólares.

4) La ventaja competitiva en materia de tasas de interés en México, sus niveles actuales le permitían al banco central mexicano incrementar la competitividad de la moneda nacional frente a otras en el resto del mundo, sin impactar en la expectativa de inflación, o más aún en la expectativa de crecimiento de la economía.

5) El momentum es febrero y era el momento adecuado para tomar una decisión en ese sentido, reconocemos que nuestra expectativa era que se tomaría en marzo, así lo consignamos; sin embargo, el primer trimestre del año era la ocasión precisa, después las cosas podrían complicarse un poco más.

¿Qué sigue?

Desde temprana hora de este miércoles 17 de febrero el mercado cambiario empezó a despresurizarse, aunque la pregunta sería ¿hasta dónde?

Consideramos que el aumento en la tasa de interés tendrá la virtud de fortalecer al peso y colocarlo cerca de niveles de 18 unidades por dólar, sin descartar periodos de ajuste provocado por las condiciones externas. No debemos dejar de lado un punto que se mencionó este mismo miércoles, el que deja abierta la puerta para eventuales intervenciones de la Comisión de Cambios en el mercado, sin mencionar montos específicos.

Un nuevo aumento de la tasa de interés será difícil cuando menos en lo que resta del primer semestre del año, aunque también mucho dependerá de las decisiones que tome la Fed; todo apunta a que desde ahora y por un tiempo el mecanismo para proporcionar orden en el mercado de cambios será el de intervenciones directas con montos desconocidos.

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